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EC —Te menciono en el final un correo electrónico que llega de la audiencia, el de “Guso”, que dice: “Hay que ser muy cuidadosos y no descalificar a los pueblos que no tienen un modelo que nosotros podamos reconocer. La frase ‘una democracia como la conocemos en Occidente’ es como caer en la soberbia de considerar a nuestro sistema de organización política y social como el único válido”. ¿Qué dices a propósito de esta objeción?
SM —Que esa es la interpretación que el Oriente le quiso dar. Si me preguntan si es una dictadura o no, de acuerdo a la pregunta tengo que responder con los parámetros que se manejan en Occidente. En ese sentido no podemos hablar de que en Irán es una democracia como la conocemos aquí. Para nada estoy diciendo que es mejor o peor, eso lo está añadiendo de su cosecha el propio oyente. Bueno fuera que yo, con tantos años de conocer el mundo musulmán, no pudiera entender que hay formas válidas de vivir y de entender no solo la vida política, sino también moral y espiritual de otros pueblos creyendo que nosotros somos mejores. Eso no ocurre en mi caso, pero de todas maneras agradezco la apreciación porque me permite aclarar esto. Me preguntabas si es una dictadura o no, y yo decía que democracia como la entendemos nosotros no es, pero hablé de un juego político, de una alternancia en el poder, siempre y cuando ese poder respete unas líneas rojas que no se deben cruzar según los líderes de la revolución, que sigue siendo un cuerpo clerical. Eso es lo que he dicho, lo demás viene por cortesía del oyente.
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Transcripción: María Lila Ltaif
