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Científicos uruguayos realizan importante hallazgo sobre retrovirus similar al VIH: Entrevista con Alejandro Buschiazzo y Otto Pritsch

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Un descubrimiento sobre el virus de la leucosis bovina hecho por científicos uruguayos del Instituto Pasteur permitirá abrir puertas para el desarrollo de nueva medicación para otras enfermedades similares como el sida. El hallazgo fue publicado en la prestigiosa revista Science. En entrevista con En Perspectiva estuvieron dos de los ocho científicos que participaron en el trabajo, Alejandro Buschiazzo y Otto Pritsch.

EN PERSPECTIVA
Viernes 05.06.2015

EMILIANO COTELO —¿Ustedes saben qué es la leucosis bovina? Probablemente no tengan ni idea, salvo si son veterinarios o tamberos, porque es una enfermedad que afecta sobre todo al ganado lechero y provoca serios problemas en ese rubro de la producción nacional. Pero la noticia que vamos a comentar ahora le interesa a un sector bastante más amplio de la población, de nuestro país y del mundo.

Una investigación realizada por científicos uruguayos obtuvo un hallazgo que abre las puertas para desarrollar medicamentos contra esa enfermedad, la leucosis bovina, y también para otras que hasta ahora no tienen cura, algunas de ellas humanas, por ejemplo, nada menos, el VIH-sida.

Ayer de tarde el trabajo fue publicado por la prestigiosa revista Science. Esto implica un espaldarazo fuerte para el grupo de profesionales y estudiantes que lograron este avance, que pertenecen al Instituto Pasteur Montevideo y a la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.

¿De qué se trata este hallazgo? ¿Cómo llegaron? ¿Qué consecuencias puede traer?

Lo conversamos con Alejandro Buschiazzo y Otto Pritsch.

Ustedes representan dos partes del equipo, dos ópticas. ¿Cómo sería ese reparto?

ALEJANDRO BUSCHIAZZO —El grupo que dirige Otto Pritsch viene trabajando en esto desde el punto de vista del virus, de la enfermedad, de los aspectos inmunológicos incluso desde antes de arrancar con este trabajo puntual. En cambio nosotros aportamos una vocación de estudiar cosas muy chiquitas, las moléculas, y en particular proteínas claves de organismos patógenos. Por ejemplo, este virus.

EC —La leucocis bovina afecta especialmente al ganado lechero, genera pérdidas por muerte y por caída de la producción en los tambos. Además, implica una barrera para ingresar a los mercados de alta exigencia, por ejemplo en la exportación de ganado en pie. ¿Qué porcentaje del rodeo uruguayo está afectado?

OTTO PRITSCH —No se tienen cifras exactas a nivel nacional de la prevalencia de la infección, porque no existe un estudio epidemiológico nacional. Pero sí existen datos que muestran que la prevalencia en los últimos años ha ido aumentando, el grado de infección del ganado bovino por este virus. Y se calcula, por ciertos estudios preliminares de varios grupos, de Facultad de Veterinaria, […], del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), del propio Instituto Pasteur, que más del 50 % del ganado lechero en producción está afectado por este retrovirus. Es una cifra muy grande.

EC —Yo he visto porcentajes más altos todavía.

OP —Sí, decimos más de 50 %, pero sabemos que la mayoría de los tambos de alta producción están mucho más cerca de 70 %. Se sabe que en algunas provincias de Argentina de alta producción lechera, como la provincia de Santa Fe, superan el 85 % de infección. En el comparativo, EEUU tiene una infección en el ganado lechero que ronda el 30 % de prevalencia. En cambio, Europa, que hace 20 años inició un programa de erradicación de esta enfermedad, después de 20 años de trabajo continuo y con inversión de mucho dinero ha logrado erradicarla en todo su territorio.

EC —¿Ustedes iniciaron este proyecto en busca de una solución a este problema sanitario que complica a la producción nacional? ¿Ese fue el origen?

OP —Nunca tenemos una única explicación para el origen de los proyectos de investigación. Lisa y claramente era un problema que nos llegaba fuerte porque era un problema general a nivel nacional. Pero nosotros tenemos una historia del lado de la Facultad de Medicina, donde trabajamos mucho tiempo; de hecho yo hice mi tesis de doctorado en el tema de las leucemias humanas. A partir del estudio de las leucemias humanas encontramos que la leucemia del bovino es un buen modelo para estudiar leucemias humanas. Esa fue una de las raíces del interés por entrar en este tema.

Después descubrimos que es una patología fascinante desde el punto de vista biológico, con una cantidad de facetas de estudio que van desde la vaca hasta el átomo, en un camino muy largo, aunque todo está en el mismo animal. Ir de la vaca hasta el átomo implica moverse en diferentes niveles de organización, desde el nivel veterinario, animal, hasta el nivel de las células, el nivel de las moléculas y aun el nivel de los átomos. En particular, una de las raíces del interés para meternos en este proyecto en el Instituto Pasteur fue la importancia que tenía este problema a nivel nacional. Esas dos raíces, la de la medicina y la del sector productivo, se juntaron en el inicio de este proyecto.

EC —¿Hubo coordinación con el sector productivo?

OP —Sí, por suerte desde el Instituto y desde la Facultad de Medicina se ha generado una gran red multiinstitucional para trabajar en este tema. Es claro que para problemas complejos nunca hay soluciones simples, las soluciones siempre son complejas y requieren de la acción de diferentes tipos de técnicos, de profesionales, de productores y de gente común que tiene su saber cotidiano de tratar los animales, etcétera.

Tenemos un eje estratégico armado entre el Instituto Pasteur y el INIA (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria), y tendremos un convenio marco funcionando. De hecho se creó una unidad mixta en el Instituto Pasteur entre las dos instituciones. Hay un laboratorio que se va a inaugurar en agosto de este año, que muestra el interés de trabajar en conjunto.

Pero también tenemos una integración muy grande con el MGAP, con la Dirección de Sanidad Animal. También con el Programa de Formación de Recursos de Posgrado de la Facultad de Veterinaria, estamos participando en la formación de maestrandos y doctores. Somos un nodo en una red de trabajo en la que el Instituto tiene un foco en el trabajo en salud animal con todas estas instituciones que están participando.

EC —Dice Juan, un oyente, a propósito de la prevalencia de la leucocis bovina en Uruguay: “Esta enfermedad aumentó sensiblemente su presencia porque desde que se empezó a exportar ganado Holando en pie hicimos de hecho una selección negativa: exportamos lo sano y nos quedamos con lo enfermo”.

OP —Es una triste realidad. En Europa el objetivo es cuidar como un tesoro los animales negativos, porque son los que van a reproducir un rodeo negativo finalmente. Y lamentablemente, por el mercado, que exige que el ganado en pie que se exporta sea negativo, vendemos los negativos y nos quedamos con los positivos.

EC —Según lo que pude revisar, la leucocis bovina es una enfermedad infecciosa causada por un retrovirus que afecta el sistema inmunológico de los animales, genera inmunodeficiencia y en algunos casos dispara el desarrollo de una leucemia y/o tumores. Es una enfermedad crónica. ¿Está bien esta bien la definición? ¿Le podemos agregar algo más para que termine de entenderse?

AB —Quizás aclarar qué es un retrovirus. Los virus son los patógenos, los microorganismos, los microbios más pequeños que existen. Se clasifican en familias que tienen semejantes ciclos de vida, formas de infección, estructura. Uno conoce el virus de la rabia, el virus de la gripe… Los retrovirus son un grupo grande que incluye el de la leucocis bovina, que está muy hermanado, es casi hermano de otro retrovirus que sí afecta al hombre, que produce una leucemia pero en otros linfocitos del ser humano, el HTLV. Y también está el VIH, tristemente conocido, mucho más famoso por producir el sida en el ser humano.

EC —¿Qué es lo que caracteriza a un retrovirus?

AB —Lo de “retro” es porque va para atrás. El material genético normalmente es ADN. Los retrovirus tienen ARN, que es otra molécula parecida, que normalmente deriva del ADN. En los virus pasa lo contrario, tienen ARN y tienen una enzima, una proteína que lo lee para atrás, genera ADN a partir de ese ARN, y son tan malignos que son capaces de meter ese ADN en el nuestro. Entonces las células quedan modificadas. Eso es lo que hacen todos los retrovirus. De ahí el nombre “retro”. Después, de vuelta va para atrás y de ese ADN salen los ARN que generan nuevos virus que infectan otras células.

EC —Vayamos a la médula del avance que ustedes obtuvieron. Lograron visualizar en tres dimensiones la estructura del retrovirus de la leucocis bovina. Algo que no se había hecho hasta ahora a nivel internacional. ¿Qué es esto?, ¿por qué es tan importante?

AB —Hay una parte del virus, que es muy importante, la cápside, que es la caja o la cáscara que rodea a ese material genético. Esa cápside está formada por un componente que se repite cientos de veces y arma una especie de pelota de fútbol. Cada una de esas partes es una proteína. Lo que nosotros hicimos fue ver con mucho detalle, con una técnica que tenemos disponible acá, esa proteína y cómo está armada, igual que en la cápside del virus. No modificamos esa proteína de ninguna manera, simplemente la purificamos y la pudimos ver.

Esta es la novedad. Nadie lo había podido hacer en el mundo, ni siquiera con el VIH, por motivos técnicos, si se quiere. Las proteínas son como objetos. Es como mirar una taza, por la forma que tiene uno puede entender por qué cumple la función que cumple. Esto es lo mismo, uno ve la forma, con mucho detalle, las propiedades, y eso nos ha permitido avanzar en entender cómo se ensambla la cápside, que es un proceso esencial en el ciclo de vida del virus.

EC —Comprobaron que esa parte del virus tiene una estructura flexible. Ese es un punto clave. ¿Por qué? ¿Qué quiere decir?

AB —Antes se pensaba que era bastante más rígida. En ciencia se van haciendo pequeños avances aquí y allá. Cada uno va entendiendo algo nuevo y cada aporte es muy importante, es como entrar en lo oscuro. La ciencia trata de avanzar en entender cosas que no entendemos. Entonces cualquier nuevo elemento que describe mejor la realidad es importante.

Antes se pensaba que esa estructura era más rígida. Y no solo eso, gracias al detalle vemos qué partes de la proteína son importantes para modular esa flexibilidad. Esto es importante porque en estos correlatos de utilidad posterior con esa información uno puede de repente diseñar moléculas –de hecho se está tratando de hacer– que puedan interferir con ese ensamblado. Es como tener un mapa y decir “acá voy a hacer algo para que el virus no pueda ensamblarse”. Eso es fundamental.

EC —Esa característica, la flexibilidad, es muy importante, y eso es lo que ustedes pudieron verificar.

OP —El tema de la flexibilidad y la rigidez es el cambio de paradigma que implica nuestro trabajo. Antes se pensaba que estas cápsides eran mucho más rígidas de lo que en realidad son. Desde el punto de vista de las posibles aplicaciones de este cambio de paradigma, uno se puede referir, por ejemplo, al modo de acción de ciertas drogas o fármacos. Con una cápside rígida uno tiene que pensar que los fármacos van a actuar en determinados lugares para desarmar una cápside con una rigidez importante. Al demostrar que la cápside es mucho más flexible de lo que se preveía, se pueden abrir nuevas estrategias de generación de fármacos, en el sentido de que una molécula que toca una parte de la cápside puede trasmitir esa información estructural a distancia. Es como tocar una cáscara blanda, la toco en un sitio y se genera una onda que se puede trasmitir a distancia. Entonces cambia la concepción de la estrategia de generación de nuevas herramientas terapéuticas. Eso es algo nuevo, y de hecho puede explicar cómo funcionan algunas drogas. Antes existían explicaciones mucho más simples, era unirse a lo rígido; ahora la flexibilidad le da un grado de complejidad mayor y de más cercanía a la realidad.

Un ejemplo interesante puede ser el de una cápsula aeronáutica, de los viajes a la Luna. De hecho, la cápsula que entra a la Tierra es algo bastante parecido a una cápside de un retrovirus. Hasta ahora la forma de ver esas cápsides era a distancia con microscopio, con el que se veía poco detalle de ellas. Con lo que logramos con esta técnica de difracción de rayos X y resolución de la estructura tridimensional a nivel atómico, podemos verlas a distancias […], podemos ver los tornillos que forman esa cápside. Entonces podemos entender, si la queremos desarmar, cómo desarmarla. O si queremos evitar que se abra la puerta, cómo evitarlo.

EC —Ustedes lograron este hallazgo que en otros países con más medios, con más recursos, con más tecnología, hasta ahora no se había alcanzado. ¿Cómo fue posible? Repasando antecedentes veía que hace pocos años, para lograr imágenes semejantes, un equipo de investigadores de EEUU había estudiado la cápside del virus VIH, y lo había logrado solo después de introducir una serie de mutaciones que volvían a la proteína artificialmente más rígida.

Puede decirse que ustedes lograron usar una técnica que permitió ver el virus, permitió ver el funcionamiento, pero en estado natural, sin haber tenido que modificarlo. Esa es una gran ventaja.

AB —Sí, esa fue una de las ventajas.

OP —Eso es parte de la suerte, que también existe. Las proteínas que forman la cápside de este virus permitieron obtener cristales en condiciones […] –después de mucho esfuerzo, de casi un año y medio de ensayos– que pudieran usarse para resolver la estructura tridimensional.

EC —Utilizaste la palabra “suerte”. ¿Fue suerte o fue algo más? De vuelta, ¿cómo es que aquí en el Uruguay, en el Instituto Pasteur, con la Facultad de Medicina, se consigue esto? ¿Qué tecnología usaron?

AB —Ante todo, en ciencia, como en muchas actividades humanas, no se trata solo de dinero. Obviamente, se trata también de dinero, es uno de los componentes que permiten tener los medios necesarios, la infraestructura y demás. Sin embargo el componente de creatividad, de trabajo, de disciplina y rigurosidad es posible en cualquier lugar del mundo. Es una cuestión de entrenamiento, de trabajo, de dedicación.

Aquí viene bien hablar de la historia de la ciencia en Uruguay. En mi humilde opinión, la pendiente es positiva, se vienen mejorando varias cosas. Estas cosas no surgen como cosas aisladas. La prueba está en que se vienen dando una serie de eventos o hechos positivos en distintos lugares donde están haciendo ciencia. Hace poco un investigador de la Facultad de Medicina fue nombrado miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU; al mismo tiempo, el que fue el primer director del Instituto Pasteur Montevideo, Guillermo Dighiero, que dedicó su vida a la investigación, fue nombrado embajador uruguayo en Francia. Y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), que surgió en el 2006, ha venido mejorando, a pesar de las dificultades y de las cosas para mejorar. Es eso lo que permite que empiecen a aparecer cosas. Es muy importante la idea de la persistencia en el apoyo a cosas que se hagan bien.

OP —Es un camino, es importante el concepto de camino, que para nuestra generación podemos datar de unos 30 años. Desde la caída de la dictadura, en los años 85-86, pasaron 30 años a partir de que un pequeño grupo de investigadores, unas pocas decenas, entre 20 y 30 investigadores categorizados en Uruguay, formaron una comunidad mediante herramientas que fueron muy eficaces. Como la creación del Programa de Desarrollo de Ciencias Básicas (Pedeciba), la creación del INIA, la creación de la ANII, la fundación del Instituto Pasteur, el desarrollo que tuvo el Instituto Clemente Estable, con construcción de nuevos edificios, la creación del Sistema Nacional de Investigadores, que hoy cuenta con más de 1.500 investigadores categorizados y un total posiblemente de 2.500 investigadores. Todo eso nos muestra que hay un camino desarrollado, que el país ha invertido en ciencia.

Para nosotros también es importante, cuando tenemos este tipo de resultados, mostrar que el dinero que se gasta en ciencia tiene resultado, que hay una comunidad científica pujante. Pero estamos en el camino, no es que llegamos al final. Estos resultados lo que muestran es que recién estamos empezando una nueva etapa. El concepto de que tenemos que empezar una etapa de consolidación del sistema científico nacional es un elemento importante, por suerte se están dando hechos que en cierta forma están validando al sistema científico nacional. Por eso estamos muy contentos.

El otro elemento importante es que se ha formado mucha gente. Con orgullo podemos decir que los jóvenes investigadores, los que fueron nuestros estudiantes, hoy son una generación que son mucho mejores que nosotros. Eso parece obvio, uno debería pensar que todo sistema educativo debe tender a eso, pero a veces no es tan obvio. Entonces es muy importante, la generación de científicos jóvenes que se están formando en Uruguay, que están saliendo de la Universidad de la República, pero que a su vez vienen de la educación pública uruguaya o de la educación privada, están llegando a niveles de excelencia a nivel internacional. Son la generación que hay que apoyar, porque tienen un alto grado de formación y están intentando insertarse en el mercado laboral de la ciencia y la tecnología. Claramente tienen un perfil de desarrollo a futuro enorme, porque realmente son muy trabajadores y brillantes.

***

EC —Pregunta un oyente: “Si Science no publicaba el trabajo, ¿no nos enterábamos? ¿Esa revista es algo así como el juez de la ciencia?”.

AB —Es como ganar un partido de fútbol importante. Es bastante difícil llegar a Science porque hay mucha competencia entre muchos investigadores en el mundo, y ellos eligen las publicaciones que parecen más relevantes, entonces la competencia es muy grande. Muchas veces suceden cosas injustas, hay gente que tiene cosas buenas y no consigue llegar. De allí la importancia, son unas pocas las revistas en el mundo que tienen esa clase de prestigio, de allí el logro.

EC —Dijimos que este hallazgo, inédito a nivel internacional, abre las puertas para desarrollar medicamentos para enfermedades retrovirales. Vayamos a las potenciales aplicaciones.

OP —Entender cómo funciona esa máquina que es la cápside, poder observarla, poder verla con un detalle importante, puede permitirnos diseñar pequeñas moléculas que interfieran con ella. Es algo así como poder desarrollar una llave que me abra la cápsula en el momento en el que tiene que estar cerrada, si yo la puedo abrir en cierta forma puedo afectar la efectividad del virus. O a la inversa, en determinado momento, cuado la cápside se tiene que abrir, yo mediante el agregado de ciertas pequeñas moléculas la puedo cerrar y evitar que el virus cumpla su ciclo.

Desde ese punto de vista, entendiendo la cápside viral como una gran máquina y conociendo al grado de detalle atómico la estructura de esa máquina, me puedo imaginar, el desarrollo por ejemplo de moléculas orgánicas casi a medida. Hay muy buenos químicos orgánicos en Uruguay que pueden desarrollar moléculas casi a medida, como si fueran cerrajeros moleculares que te generan la llave que se necesita para abrir o cerrar una caja. Eso es algo que la biología estructural permite. Y lo permite para este virus en particular, pero eventualmente también para otro tipo de enfermedad viral.

EC —O sea, efectivamente hay esperanzas en cuanto a que una enfermedad como la leucocis bovina tenga cura, tenga medicación. ¿Y hay también esperanza para el VIH-sida a partir de estos trabajos?

AB —De hecho, un ejemplo de un primo muy cercano, el VIH, es que el haber resuelto la estructura tridimensional de la proteasa –que es otra proteína, no es la de cápside sino otra– permitió diseñar drogas que están en la triterapia o en las terapias actuales que usa la gente para regular, controlar la enfermedad. Si bien no es curable, sí que se ha transformado en una enfermedad que se puede mantener crónica. No es el único medicamento, pero es uno de los medicamentos que se venden hoy en las farmacias. Ese es uno de los ejemplos exitosos de ese tipo de estrategia.

EC —Entonces, ¿qué es lo que puede ocurrir a partir de este hallazgo de ustedes?

AB —Algo semejante. De hecho hay gente tratando de hacer eso con el VIH.

EC —Ese segundo paso, la aplicación práctica de esta verificación que ustedes hicieron, ¿está en los planes? ¿Ustedes mismos u otro equipo coordinado con ustedes se va a ocupar de eso?

AB —Voy a dar mi humilde opinión, pero estoy bastante convencido y quiero resaltarlo. Es legítimo de parte de los periodistas, de la sociedad, de los políticos y las autoridades el pedido inmediato: “¿para qué va a servir?”, “¿para qué sirve lo que ustedes están haciendo?”. Es legítimo, está muy bien y todos lo queremos.

Sin embargo la ciencia en verdad no son las aplicaciones, la ciencia es aquel oficio que nos permite generar conocimiento. A veces los científicos –y yo me paro en ese lado– no estamos pensando en la aplicación inmediata. Si uno piensa solamente en la aplicación inmediata el recorrido es diferente, es más tecnológico. Es como mejorar la vela: tengo la vela, que ilumina un poco mal, la mejoro, efectivamente consigo mejorarla y es muy importante hacerlo. Pero para descubrir la lamparita no se pensó en cómo mejorar la vela, sino que alguien estaba haciendo cosas que parecían muy locas –porque no se entendían bien, etcétera–, pero bien hechas. De allí la importancia de la calidad en la investigación, no es hacer cualquier cosa, sobre todo guiados por problemas de interés. Por ejemplo, hacer investigación dirigidos por el problema de la leucosis bovina. ¿Yo me planteo llegar a la cura? No. Me planteo entender cómo funciona. Al menos ese es el objetivo de nuestro grupo de trabajo.

EC —Es muy interesante ese enfoque. Vamos a seguir con el tema a partir de las preguntas de los oyentes que apuntan a tal o cual enfermedad.

Otto, ¿tú qué respondes en cuanto a plazos, por ejemplo?

OP —En la línea de lo que plantea Alejandro, el otro dato importante es que todo conocimiento que se logra se hace público. En el sentido de que todos los avances que se han hecho hacia atrás en VIH, en retrovirus en particular, los hemos utilizado para lograr dar el paso que dimos ahora. Y este paso que dimos va a ser utilizado no solo por nosotros, va a ser utilizado por toda la comunidad científica, de nuestro país y de otros países. Entonces desde el punto de vista de las aplicaciones, nos podemos imaginar algunas, pero quizás surjan otras que ni nos imaginamos.

EC —¿Cuáles serían algunas de las aplicaciones?

OP —Si yo tuviera que definir tres grandes ejes en lo que tiene que ver con el tema de la leucosis bovina, uno es el posible desarrollo de drogas para hacer los tratamientos, generar una droga que sea barata, fácil de suministrar al ganado y que tenga una alta eficiencia para la leucosis bovina. […]

Pero claramente hay otros dos ejes que tienen que ver con aplicaciones que son […] productos de este proyecto. Uno es que nosotros aprendimos a manejar y a producir en el laboratorio proteínas del virus de muy buena calidad. Esas proteínas, aparte de permitir estudiar cómo funcionan, permiten, por ejemplo, generar métodos diagnósticos para esta enfermedad.

EC —Permiten avanzar en el diagnóstico.

OP —Podemos usar estas proteínas para detectar en los animales infectados anticuerpos dirigidos contra ellas. Eso nos lleva a poder desarrollar métodos diagnósticos hechos en Uruguay que permitan diagnosticar la enfermedad. El diagnóstico de la enfermedad es un elemento central en los programas de erradicación, porque el programa de erradicación lo que hace es separar el animal positivo del negativo. En el Uruguay hay 12 millones de vacas, entonces si pensamos en los millones de kits que habría que hacer, es una actividad importante. Y si el método diagnóstico es bueno, sencillo y barato, es una herramienta importante a nivel nacional para poder generar una política de erradicación.

Eso no lo vamos a hacer en el Instituto Pasteur porque no es su objetivo ponerse a producir kits. Pero sí estamos en asociación con algunas empresas nacionales que se dedican a eso, mediante convenios de transferencia tecnológica les estamos pasando el know-how del manejo de esta proteína para que se encarguen de desarrollar a nivel nacional, con mano de obra uruguaya, kits diagnósticos para esta enfermedad.

EC —Pregunta un oyente, Gerardo: “¿Qué pasa ahora con ese conocimiento? ¿Va a ser utilizado gratis por las poderosas multinacionales para lucrar con él?”.

OP —Lo que se publica es público, cuando los trabajos se publican son públicos. Cuando hay un conocimiento que tiene un posible valor se lo puede proteger, mediante dos grandes vías. Una es patentar, al patentar se hace público el procedimiento mediante la creación de una patente, todo el mundo tiene acceso a esa patente, lo puede leer. Pero la patente es como un título de propiedad, entonces ese conocimiento no se puede utilizar si no hay un acuerdo con los propietarios.

Y la segunda vía que muchos usan es el secreto. No se publica, yo me quedo con el conocimiento, nadie se entera y yo lo uso para generar una ganancia.

EC —¿Y en este caso en particular?

OP —Esto fue un avance en biología fundamental que no está directamente relacionado con la aplicación inmediata. Fue publicado abiertamente, la revista Science la puede leer todo el mundo, desde un investigador de una transnacional hasta un médico en un hospital con la misma libertad […].

EC —¿Cuánta gente trabajó en este equipo?, ¿durante cuántos años?

AB —El artículo en sí está firmado por ocho coautores. Puntualmente habrán sido unos tres o cuatro años en total, a sabiendas de que el proyecto ya venía de antes.

***

EC —Empecé saludándolos con las felicitaciones del caso, pero las felicitaciones también llegan de la audiencia.

Juan: “Felicitaciones a Otto y a todo el equipo de investigación. Son un gran estímulo para cientos de investigadores anónimos que están esforzándose por poner a Uruguay en el mundo científico internacional”.

Gabriel: “Han sido muy didácticos en la explicación. Notas como esta y avances como estos acercan la ciencia a la gente, y, más importante aún, acercan la gente a la ciencia”.

Alberto: “Contagien el virus que tienen, el virus de ‘sí se puede’, así nos vamos sacando la uruguayez del ‘no se puede’”.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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