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Entrevista central, jueves 1 de setiembre: Pedro Feliú Ribeiro

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EC —La expresidenta Dilma decía “condenaron a una inocente y consumaron un golpe parlamentario”. Lo curioso es que el “líder golpista”, Michel Temer, del que el PT ha hablado tan ácidamente, tan críticamente en los últimos meses, era el candidato que la propia Dilma eligió para acompañarla en la fórmula presidencial. Era el fruto de los acuerdos que había hecho el PT para llegar al gobierno.

PR —En 2000, 2001, el PT viró su postura electoral hacia el centro para ganar el electorado medio y lograr su elección a nivel federal. En ese momento los que habían sido los enemigos clásicos del PT pasaron a ser sus aliados. En ese proceso el PMDB ingresó al gobierno del PT, y creo que la reelección de Dilma no habría sido posible sin el apoyo del PMDB.

EC —Insisto en este punto, porque se cuestiona, se manifiesta la alarma por el hecho de que con el impeachment se produce un cambio de signo notorio en el gobierno sin pasar por las urnas. Pero lo cierto es que quien asume como presidente fue quien había sido el candidato a vice de Dilma, o sea, quien hizo viable, en definitiva, con la alianza político-electoral, que Dilma llegara a la presidencia. Esta posición política que ahora toma el poder formaba parte de la coalición.

PR —Claro, desde el punto de vista constitucional Michel Temer tiene todo el derecho a asumir la presidencia, él recibió los 54 millones de votos junto con la presidenta. Si uno les pregunta a los electores, me imagino que el 80 % o 70 % en el momento de votar no sabían que Michel Temer sería el vice de Dilma. Pero desde el punto de vista formal eso no importa, desde el punto de vista de las reglas institucionales no tiene relevancia. Desde el punto de vista de la elección política del pueblo sí, un gobierno de centroizquierda se cambia por un gobierno de centroderecha, creo que ese cambio se va a profundizar.

En la política exterior estamos viendo el primer paso del cambio. Se pasó de una postura tradicional de Brasil, de un liderazgo no agresivo, de poco uso del poder o de pocos intentos de influir en otros países, a tener ahora un canciller político, algo que fue algo raro en los últimos años, nuestro canciller siempre fue un diplomático. Ahora José Serra, del PSDB, con fuertes pretensiones electorales, que quiere ser presidente de la República, está usando la diplomacia, el Ministerio de Relaciones Exteriores, para ponerse en contra de lo que llama el bolivarianismo, o sea, ponerse a la derecha del gobierno anterior y presentarse como una alternativa política. Eso para la conducción de los asuntos exteriores es muy peligroso; en Venezuela, en Argentina, en Paraguay pasa lo mismo; Uruguay se puso en contra de la destitución de Venezuela de la presidencia interina del Mercosur. Pero ahí vemos cómo el cambio ideológico está cambiando las políticas en Brasil, creo que la política exterior es el primer paso fundamental.

EC —Vamos por ese lado para tratar de atisbar qué es lo que viene. Ante el cambio de gobierno en Brasil producido ayer, los gobiernos de Argentina y Paraguay reconocieron a Michel Temer como presidente legítimo, mientras que Venezuela, Ecuador y Bolivia retiraron sus embajadores acreditados en Brasilia. ¿Qué consecuencias puede tener este cuadro?

PR —Creo que la principal consecuencia es que no habrá avances en la integración regional. Tengo dudas del proceso de integración de Bolivia al Mercosur, que está en marcha, puede ocurrir una paralización de ese proceso. Creo también que los gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay no van a ofrecerle a Venezuela el auxilio que podrían ofrecerle, y eso puede acentuar la situación doméstica de Venezuela.

Desde el punto de vista del Mercosur, con esos dos gobiernos no sé si será tan probable, por los intereses organizados en Brasil y Argentina, pero hay la posibilidad de una flexibilización de la tarifa externa común y un intento de aumentar los acuerdos comerciales de esos países. Algo que para Uruguay podría ser una ventaja, al menos desde el punto de vista del gobierno de Tabaré Vázquez, de ese sector del Frente Amplio, claro que en oposición al sector de Mujica. Ese puede ser un cambio. De todos modos, la incertidumbre es muy grande, pero existe la posibilidad de cambios profundos en el Mercosur.

EC —¿Qué más puede esperarse del gobierno de Michel Temer ahora que ha quedado encargado de conducir el país hasta fines del año 2018?

PR —Si logra lo que dice, podemos esperar privatizaciones, un avance de políticas más liberales, flexibilización de las leyes laborales, disminución del gasto público en sectores como asistencia social, educación y promoción de la iniciativa privada. Sería como volver al comienzo de los años 90, o sea, salimos de la guerra fría con una ola liberal muy fuerte, después pasamos a una ola de izquierda muy fuerte, y ahora parece que volvemos a la ola liberal. Sería algo como el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, el gobierno de Menem. Eso parece, pero no sé si el Congreso tiene la misma percepción. A lo mejor el Congreso puede reducir la dimensión del cambio que el presidente Michel Temer quiere hacer. Vamos a ver qué va a pasar.

EC —¿La gente? ¿Cuál es el ambiente en las calles, en la población, en estos días en los que finalmente se concreta la salida de Dilma de Rousseff y la asunción definitiva de Temer?

PR —Ahora mismo tenemos en la avenida Paulista, acá en San Pablo, una protesta de los que apoyan a Dilma. Mayoritariamente son militantes, pero también hay ciudadanos que no están afiliados a partidos. Hay una cantidad de gente significativa, pero no tanta como la que hubo en las calles para solicitar el impeachment. Tuvimos más de un millón de gente en la calle solo en San Pablo, en otras ciudades también. Eso les dio fuerza a los parlamentarios para votar a favor del impeachment. La popularidad de Dilma llegó al 7 %, la de Temer es 13 %, igual superbaja, pero creo que el rechazo a Dilma es muy fuerte desde el punto de vista popular.

EC —¿Y qué pasará con el PT? Ayer el mismo Senado que destituyó a Dilma Rousseff no reunió en cambio la mayoría necesaria para inhabilitarla para ejercer cargos públicos. Es posible pensar que continúe en la arena política. Por otro lado, el expresidente Lula se ha plantado muy firme como posible candidato.

PR —Va a tener que ocurrir una reorganización de la izquierda en Brasil, que está fragmentada. Lula habla de un “frente amplio” de izquierda, no sé si va a lograr hacerlo. Si logra hacerlo creo que va a tener una fuerza política considerable, pero en caso contrario lo veo muy difícil. En la ciudad de San Pablo tenemos un prefecto (alcalde) del PT que ahora busca la reelección, y se percibe que busca salir del tema del partido, no le parece que la afiliación partidaria le vaya a producir votos. Así que creo que el PT tiene una tendencia a perder parlamentarios, a perder prefecturas (alcaldías), y después, gobiernos estaduales. Creo que va a tener una baja bastante significativa.

Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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