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Entrevista central, jueves 17 de agosto: Andrés Lalanne

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EC —En el año 1997 el CLAEH es reconocido formalmente como instituto universitario. ¿Qué cambio implicó esa categoría para esta institución?

AL —Hay un cambio, referido a los estatutos, que para ser reconocido por el MEC se adaptaron a una estructura de instituto universitario, aunque manteniendo muchos rasgos originales del CLAEH. Y también en la organización, se creó un área que era propiamente el instituto universitario mientras el resto del CLAEH seguía en su trabajo tradicional. Lo que le mencioné de los grupos en el interior, por ejemplo en el noreste del país, las actividades más de promoción social, que llamamos de intervención social en el sentido de que tienen un propósito de transformación.

EC —¿Qué pasó con los títulos de grado que otorgaba el CLAEH?

AL —En ese sentido la autorización que se recibió también era un reconocimiento de los títulos de posgrado que hacíamos, que son especializaciones y maestrías, que estaban referidas a temas de ciencias sociales, que eran los temas que trabajaba en ese momento el CLAEH, en áreas de historia, de intervención social, de ciencias políticas, de integración –que era uno de los objetivos–, y en su momento tuvimos algo de comunicación. Hasta tuvimos una Maestría en Gestión Ambiental que fue pionera pero que después no pudo continuarse. Nos dimos cuenta de que el mundo de los posgrados en Uruguay, por lo menos en esa época, era un poco aleatorio, había demandas que eran muy puntuales y después desaparecían. Entonces al final lo que nos quedó como núcleo duro de esta área de posgrados es lo que tiene que ver con educación, que está muy referido al tema de la formación docente y lo que tiene que ver con la gestión de la salud. Primero era economía y gestión de la salud, ahora es más gestión de instituciones de la salud.

EC —De esta época es el surgimiento de las tres facultades, la Facultad de Medicina, la Facultad de la Cultura y la Facultad de Derecho.

AL —Es prácticamente una década después. La Facultad de Medicina, que fue la primera, es del 2006, y después en 2010 y 2011 tenemos la Facultad de la Cultura y la Facultad de Derecho. Todas aventuras…

EC —¿En qué sentido?

AL —En el sentido de que supusieron un riesgo importante para el CLAEH. En el caso de Medicina, obviamente, una especialidad muy compleja, muy costosa, y además en el interior del país.

EC —Sí, hemos hablado más de una vez de esa facultad, que fue todo un acontecimiento porque rompía con un monopolio de más de 140 años de formación de médicos a cargo de la Udelar. Fue muy polémica incluso la habilitación de esta facultad, que se instaló en Maldonado, concretamente en Punta del Este.

AL —Sí, fue polémica incluso al interior del propio CLAEH. Porque era un paso que algunos consideraban que no era necesario. Como todo proyecto nuevo, tenía que encontrar su lugar y su originalidad. Creo que el lugar como sede, Maldonado, Punta del Este, ha sido un acierto, porque nos ayuda a captar estudiantes de fuera del país. Y en cuanto a la originalidad de la formación, que tiene varias diferencias con lo que existía, está centrada en el concepto del humanismo médico que ha desarrollado en el país y con gran repercusión nuestro primer decano, el doctor Humberto Correa. Eso es un distintivo. Aparte el aprendizaje basado en problemas, los grupos de discusión, las prácticas desde el primer año de la carrera. Tenemos una gran satisfacción con la forma como son recibidos nuestros egresados en el sistema de salud. Por decir algo, recientemente hicimos un convenio con la Intendencia de Maldonado, que seleccionó 10 médicos egresados nuestros para sus servicios de policlínicas en el departamento.

EC —La Facultad de la Cultura tampoco era algo obvio, es más, todavía suena raro mencionarla, Facultad de la Cultura. Cuéntenos algo a propósito de esa línea de trabajo.

AL —En el CLAEH una de las áreas que tenían mucho desarrollo era lo relacionado con la historia, a lo cual se sumaron también los temas de patrimonio, y el patrimonio obviamente refiere a la cultura. Entonces teníamos la Facultad de Medicina, estábamos buscando crear una nueva facultad y empezó a cuajar esta idea de la cultura y de la gestión cultural. Uno de los grandes precursores que lo hicieron posible fue Gonzalo Carámbula –nos entristeció mucho su pérdida–, que fue quien nos alentó. La gestión cultural no era una profesión en el Uruguay, era más bien algo que algunas personas habían aprendido o en la práctica o en el extranjero. Ahora, a través de nuestra licenciatura, se convierte en una carrera universitaria y en una profesión.

Pero la Facultad de la Cultura además tiene muchos derivados, tecnicaturas en otros temas, obviamente en Gestión Cultural, pero en la Gestión de Instituciones Deportivas, en Fotografía, y diplomas en Cultura y Patrimonio. La Facultad de la Cultura es, si se quiere, una especie de crisol de oportunidades en un sentido amplio de la cultura, no solamente de lo artístico.

EC —Ahora en setiembre el CLAEH va a cumplir 60 años, y llega a ese festejo con la declaración de universidad –que tiene pocos meses– resuelta por el MEC. ¿Hacía tiempo que venían haciendo esa gestión? ¿Esto es algo demorado? ¿O no, o recién ahora se sintieron en condiciones de pasar a la categoría de universidad?

AL —Formalmente podíamos haber iniciado el trámite antes. Lo presentamos oficialmente en diciembre de 2015, demoró algo más de un año en completarse. Tiene un examen técnico del Consejo Consultivo de Educación Terciaria Privada, que funciona dentro del MEC, pero también tenía que ver con una nueva reforma de estatutos, porque ya con la experiencia del instituto universitario y con este paso a universidad le quisimos dar una forma jurídica que reflejara la institucionalidad universitaria con su estructura académica, pero siempre con una junta directiva que es la que representa a la asociación civil. Cambiaron un poco las competencias.

EC —¿Por qué el CLAEH quería dar este paso también, por qué quería ser universidad?

AL —Por un lado porque reglamentariamente ya teníamos las tres áreas de conocimiento con estudios de grado, que es el requisito básico. Pero por otro lado en el mundo esta categoría de instituto universitario no es común, entonces no es tan fácil explicar qué es un instituto universitario, a pesar de que en cuanto a las exigencias que tienen sus carreras y lo que ofrece son las mismas que las de la universidad. No tuvimos que cambiar los planes, ni los profesores, ni otras actividades, pero pasamos a una categoría que es universal, la de universidad, que nos favorece el intercambio con otras universidades, y también desde el punto de vista de la comunicación interna, porque teníamos la situación de que la gente que nos conocía ya hablaba de la “universidad CLAEH”, pero nosotros no lo podíamos decir. Ahora lo podemos decir.

EC —Una universidad no solamente forma, sino que además debe hacer extensión e investigación. ¿Cómo le va al CLAEH en estos rubros, siendo una institución privada sin fines de lucro?

AL —Ese es un tema muy importante, creo que todavía hay mucho por hacer en Uruguay para fortalecer las actividades tanto de investigación como de extensión.

EC —Por lo que mencionó cuando hacíamos repaso de la historia, tanto la extensión como la investigación son señas de identidad del CLAEH desde el arranque.

AL —Absolutamente.

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