EnPerspectiva.uy

Entrevista central, jueves 7 de setiembre: Fernando Cáceres

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

EC —El abanico es muy amplio y es importante desde el punto de vista de este debate. Porque una de las preocupaciones es cuánto va a tener que invertir el Estado uruguayo en ser sede del Mundial de Fútbol 2030, a dónde podrían destinarse esos recursos. ¿No se los necesita para otros requerimientos más urgentes? Esa es una parte de la discusión.

FC —Sí. Creo que el hecho de soñar un campeonato del mundo en nuestro país no implica adentrarse en una aventura irresponsable. En ese sentido los pasos que dé Uruguay tienen que ser pasos muy bien pensados y tienen que darse con garantía de sostenibilidad en el tiempo. Por eso desde la estructura misma de un estadio hasta las características de la inversión y quién la va a realizar forman parte de los elementos principales a definir ahora, en el comienzo del camino.

EC —Se lo digo pensando en números que han circulado en los últimos años. Usted mencionaba la reciente remodelación del estadio del Atlético Madrid, en España; ¿cuánto costó eso?

FC —No tengo la cifra.

EC —Pero ha habido cifras del estadio del Barça, del estadio del Real Madrid, que han andado por arriba de los US$ 200 millones.

FC —Efectivamente, probablemente US$ 200 millones sea un piso cuando uno piensa en una inversión importante. Pero en este caso la inversión debe ser necesariamente superior, porque ya nadie piensa en la inversión en una instalación deportiva como una unidad cerrada, en el mundo se piensa en estas inversiones en contexto. Y nosotros tenemos un Estadio Centenario ubicado en un parque temático deportivo como es el parque Batlle, cuyo plan director data de hace décadas y que merece también una revisión en profundidad. Es una oportunidad privilegiada para el país de pensar el diseño de ese espacio, de ese pulmón, de ese espacio recreativo, social y cultural que es el parque Batlle, además de eminentemente deportivo, en la perspectiva de un país y de una ciudad hacia el año 2030.

Pero no solamente entra en juego el parque. Cuando uno piensa en espacios de esta naturaleza está pensando en qué ciudad quiere hacia una, dos décadas más adelante, por lo menos. En ese sentido, en caso de concretarse un llamado internacional, como aspiramos que ocurra, ese llamado no puede estar dirigido solamente a una instalación deportiva, sino que tendrá que ser puesto en contexto con respecto a una nueva dirección del parque Batlle, también necesaria. Por eso, además de remozar a los 100 años del primer Mundial un estadio que de otra manera sería muy difícil que concitara la atención y el compromiso de otros agentes que no sean el Estado, tenemos la oportunidad de hacer lo mismo con el parque Batlle.

EC —Usted dice que si fuera un llamado a un concesionario el que resolviera la inversión, ese llamado incluiría no solo el Estadio Centenario, sino también el parque Batlle.

FC —Sí, podría ser. No me quiero adentrar en cosas que tendrá que determinar incluso el propio mercado. Cuando uno hace llamados de este tipo las iniciativas son muy ricas y uno tiene que estar abierto a considerar todas las posibilidades. Lo lógico en esto es que si el Estado no asume el 100 % de la inversión, el mantenimiento y la gestión posterior, cuando ingresan los privados tiene que haber oportunidades de rentabilidad asociadas tanto a la propia instalación deportiva y su actividad permanente como al entorno y otras posibles unidades de negocios, porque así lo indica la experiencia.

***

EC —Hablamos del Estadio Centenario y también del Gran Parque Central y del Campeón del Siglo. ¿Solo tres estadios? ¿Con tres estadios alcanza?

FC —No, quizás con uno alcance, porque Uruguay tiene que ubicar sus expectativas de participación en este Mundial de acuerdo a sus posibilidades reales y pensando en inversiones que se adecuen luego a la competencia regular y el uso habitual en nuestro país. Pensemos que hay en todos, en nosotros en particular, un nivel de incertidumbre objetivo, porque las competencias de la FIFA para los campeonatos mundiales, tanto en sus instancias de clasificación como en la propia competencia final del torneo, han ido cambiando desde aquel lejano 1930 con nueve países participantes invitados por el país anfitrión hasta el Mundial 2030 en el que casi seguramente lleguemos a una competencia de 48 países. En ese sentido los requerimientos van a ser superiores por lo menos a 12 estadios de primer nivel con todos los servicios y las instalaciones asociados.

EC —¿Entonces?

FC —Uruguay está aspirando en este momento a dos oportunidades concretas: la apertura o el cierre de ese campeonato del mundo en el Estadio Centenario, y una llave. Esa es la expectativa.

EC —¿Cuántos estadios entonces?

FC —En ese contexto podría resolverse con un estadio único donde se hagan las competiciones.

EC —Ah, solo el Centenario.

FC —En principio, sí. Si fuera necesario, además de los estadios de Nacional y de Peñarol, está el estadio del departamento de Maldonado, el Campus de Maldonado.

EC —Ese también requeriría un lifting.

FC —Sí, las inversiones importantes en infraestructura deportiva de este país se realizaron hace muchos años. Recién ahora estamos viviendo un momento de revitalización con inversión tanto pública como privada en infraestructura deportiva que nos permite adecuarnos a las necesidades contemporáneas del deporte. O sea que tenemos instalaciones que no solamente tienen mucho tiempo de construidas y por lo tanto un nivel de deterioro, de degaste importante, sino que además no se adecuan a las exigencias del deporte contemporáneo y de algunas disciplinas en particular. Me refiero por ejemplo, en materia de gimnasios, a las necesidades de espacio de 40 por 20 que hasta hace unos años prácticamente no se daban en nuestro país y que en los últimos años estamos intentando reparar.

EC —En materia de infraestructura, ¿hay otros requerimientos aparte de los estadios?

FC —Tienen que ver con los otros servicios que le mencionaba. Además de los estadios están las canchas de entrenamiento, por supuesto, que también hay que acondicionar. En eso es inevitable un esfuerzo de inversión. Pero, como le decía, si uno se pone a pensar, razonablemente Uruguay puede aspirar a tener una llave que podría tener como foco el Estadio Centenario y canchas alternativas de entrenamiento, y creo que el país convive con esa inversión utilizándola de acuerdo a las necesidades propias de nuestra actividad deportiva.

Comentarios