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Entrevista central, lunes 10 de julio: Susana Mangana

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EC —Raúl, un oyente, dice: “Yo creo que la política de Bush y las opciones de Estados Unidos y sus aliados europeos han sido muy exitosas para los intereses de los grandes comerciantes de armas y petróleo”.

SM —Sí.

EC —Vaya uno a saber si se puede establecer la relación de causalidad, si fue para lograr esos efectos, pero está claro que las empresas productoras de armamento son felices con una situación como esta.

SM —Claro, y lo siguen haciendo, recordemos lo que fue la visita de Trump en su primera gira al exterior, a Arabia Saudita, que volvió con un acuerdo de compraventa de armas por 110.000 millones de dólares y también otro tanto en asesoría y equipamiento militar sofisticado. No solo armas sino todo lo que es la industria de armamento, incluida la asesoría de militares y especialistas estadounidenses.

***

EC —Nos corremos un poco en el mapa y vamos al Golfo Pérsico, pero no nos corremos tanto…

SM —No, yo creo que no, además Qatar ha tenido una injerencia en este conflicto de Siria, quizás más entre bambalinas o en segundo plano. Todos han intervenido de una manera u otra, sobre todo aquellos que financiaban a grupos rebeldes o a las facciones islamistas que están peleando en el territorio sirio. En el caso concreto de Qatar, sabemos que apoyó con dinero y logística Jabhat al-Nusra, el Frente al-Nusra, que es una escisión de Al Qaeda, porque también hay intereses a proteger en Siria por parte de las monarquías petroleras del Golfo Pérsico, que no querían ver a Al Assad en el poder. ¿Por qué?, porque Al Assad es alauita, una minoría dentro del chiismo que es más cercana, no solo en el sentimiento religioso sino también en prácticas e ideología, al régimen iraní.

EC —Vayamos a lo último que ha sucedido en la zona, la resolución de varios países árabes que rompieron relaciones con Qatar a partir de la acusación de que apoya y financia a varios movimientos terroristas. Además, le plantearon 13 exigencias, que enseguida vamos a ver.

Quizás en primer lugar sea bueno revisar quién es quién en este conflicto. Ubiquemos a los de la iniciativa, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto.

SM —Arabia Saudita es, sin dudas, el hermano mayor de las monarquías petroleras, de los integrantes del Consejo de Cooperación del Golfo, una iniciativa sobre todo de cooperación militar para dotarse de mayor seguridad, que nació en 1981, en plena guerra entre Irán e Irak. Para estas monarquías-potencias regionales, la amenaza siempre ha sido y sigue siendo Irán, porque hay una rivalidad histórica entre persas y árabes. Arabia Saudita es el hermano mayor en virtud de que tiene un territorio mucho más basto que Qatar o Emiratos Árabes Unidas y también porque es el guardián de los dos lugares santos del islam, la Meca y Medina, lo cual les confiere una legitimidad importante a los ojos de los 1.600 millones de musulmanes en el mundo. Hay una rivalidad geopolítica por el liderazgo de la comunidad musulmana entre Irán y Arabia Saudita.

EC —Decíamos, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, ¿y cómo juega Egipto?

SM —Egipto lo que pasa es que es rehén del dinero que Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita le han aportado al régimen capitaneado por el Abdelfatah al Sisi, quien abandonó su traje de militar para poder ser presidente después del derrocamiento, mediante un golpe de Estado, de Mohamad Morsi, el primer presidente civil de Egipto. Es rehén de esa financiación que le han proporcionado Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, que es muy abultada, y además a quien teme Al Sisi es a los Hermanos Musulmanes, y sabe que…

EC —A los que desplazó del poder…

SM —Claro, los desplazó del poder, otra vez se los prohíbe como partido político en la Constitución y sus líderes están encarcelados o en el exilio. Justamente, ahí viene la acusación a Qatar, que se había configurado como un emirato chiquito que albergaba a esas voces disidentes, que muchas veces son retenidas o encarceladas en Arabia Saudita o Egipto. Eso es lo que ha motivado esta acusación tan burda de que Qatar financia a grupos terroristas. Digo burda porque esas mismas acusaciones se pueden presentar contra Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. Son monarquías tribales que se auparon al poder al calor de lo que fueron los procesos de independencia de la tutela británica que fueron puestos a dedo, pero evidentemente no tienen la apertura mental ni la cintura necesaria para acomodar el cuerpo y sus millones, que son muchos, a las circunstancias actuales. Hay toda una lucha dinástica

EC —¿Qatar es otra historia en ese sentido? Veamos qué es Qatar.

SM —Qatar es un emirato muy pequeño, al que a veces llaman, de forma exagerada, “el hermano díscolo” de la península arábiga, lo que pasa es que desde su fundación albergó al canal de televisión Al Jazeera, que ha sido el motor de cambio en la forma de contar noticias para el mundo arabo parlante. Al Jazeera es una de las grandes metas de este boicot comercial y fronterizo a Qatar por parte de sus hermanos mayores, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, y un Egipto que justamente enfoca su lucha en debilitar a los Hermanos Musulmanes, que encontraron una suerte de exilio dorado en Qatar.

EC —Al Jazeera, creado y financiado por las autoridades de Qatar, es uno de los focos de toda esta tensión, esa cadena de televisión que apareció como alternativa al discurso informativo proveniente de Estados Unidos, o de occidente en general, que se nutrió de muchos periodistas, por ejemplo, de la BBC o de medios británicos en un principio, y que ha tenido una influencia muy fuerte en la zona. ¿Se puede decir que Al Jazeera fue en buena parte responsable de la primavera árabe?

SM —No, pero ese es un dato interesante. Se nos dijo al principio, y también hay un sociólogo compatriota al que conocen mucho en Uruguay, Manuel Castells, que habló mucho sobre la sociedad de la información y la revolución 2.0, de Facebook, de Twitter… Eso es falso, las revoluciones a partir de la primavera árabe en Túnez, Egipto, Libia, se dieron porque hubo una rebeldía siempre latente de una sociedad civil que estaba harta de mentiras, de corrupción rampante, de nepotismo, y finalmente se echa a la calle porque creía que ya no tenía nada que perder. En ese sentido, recomiendo el documental The Square, porque es muy bueno y narra los primeros albores de esa revolución en Egipto y cómo luego se dio un proceso de negociación entre los Hermanos Musulmanes y la Junta Militar para apartar del poder a Hosni Mubarak, porque si no hubiera sido un baño de sangre. Podemos entender que Al Jazeera narró de una forma diferente la guerra de Libia que la de Yemen o Bahréin, porque también el emir de Qatar quiere proteger sus intereses: no se narra igual aquello que está ocurriendo al lado de casa que lo que ocurre lejos, no vaya a ser que los vientos de democracia soplen también en mi territorio. Entonces, Al Jazeera no es la responsable pero evidentemente contaba al mundo árabe en clave muy cercana lo que estaba ocurriendo en Túnez, Egipto, Libia, y eso lo veían en Yemen o Arabia Saudita, por eso también Arabia Saudita siempre ha cerrado su emisión e instaló en Dubái a Al-Arabiya para competir y neutralizar a esta cadena qatarí que tiene corresponsales en casi todo el mundo, incluso tiene un estudio en Nueva York que escuché que iba a cerrar en breve.

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