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Entrevista central, lunes 27 de noviembre: Carlos Iafigliola

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EC —¿Qué fue lo que ocurrió en agosto que determinó esa decisión?

CI —Hubo ahí un quiebre que tuvo que ver con aquellas declaraciones del diputado [Álvaro] Dastugue, que salió a decir que si el PN gana tiene que salir a revisar algunas leyes como las leyes de aborto, de matrimonio igualitario, de marihuana, y el PN, uno tras otro de los líderes, porque fueron todos, y el Directorio salieron a desmarcarse de los dichos de Dastugue. A nuestro juicio le erraron, en primer lugar por un tema de forma, el PN todos los días está escuchando que distintos dirigentes hablan sobre los temas y no veo que el Directorio se reúna todos los días en forma especial para tratar lo que dijo el compañero.

EC —¿Qué significó esa reacción para usted?

CI —Para mí significó, y me dolió y lo dije públicamente, y lo dije en la Convención, que el PN se dejó emplazar. Porque el mismo día que sale Dastugue vimos a varios dirigentes del FA, sobre todo a la senadora Mónica Xavier, que emplazó al PN diciendo “quiero saber cuál es la opinión del PN respecto a los dichos de Dastugue sobre los llamados nuevos derechos”. Y al otro día se reúne extraordinariamente el Directorio, trata este tema, se desmarca de Dastugue y dice “los nuevos derechos llegaron para quedarse”. Eso me pareció terrible, por un tema de forma, no me gusta que al PN le marque la agenda el FA, y mucho menos en temas que tienen que ver con valores y principios, y por el tema de fondo, porque el PN en estas leyes votó en contra, sobre todo en la ley de aborto. No tenía ninguna necesidad de salir a decir lo que dijo. Esto yo lo marqué públicamente y lo marqué en la convención que hubo en agosto en Durazno.

EC —Usted dice que los dos grandes movimientos del partido están actuando últimamente en la línea de lo políticamente correcto. ¿A qué se refiere? ¿A que hay cierta hipocresía en los principales dirigentes del PN? ¿Usted quiere decir que Lacalle Pou y Larrañaga en el fondo están de acuerdo con usted pero no lo dicen? ¿A qué apunta?

CI —Ah, creo que sí. Lo dijiste muy bien, creo que están de acuerdo con lo que dice Carlos Iafigliola, pero hay dirigentes, los dos que tú nombrás, los principales referentes, y otros, que cuando analizan estas cosas tienen de un lado la verdad, los principios, los valores, y en la otra mano una calculadora grande con la que analizan si lo que van a decir o hacer les va a sumar o restar votos en función de su proyección política. Esto me duele muchísimo porque se trata de temas centrales. Entonces desde hace un tiempo sacamos todos los filtros que teníamos delante y empezamos a decir las cosas que pensamos y que sentimos en los ámbitos que corresponde. Soy un hombre orgánico, antes de decir estas cosas públicamente las digo donde las tengo que decir. Y saben muy bien los principales referentes del partido que estas cosas las he marcado siempre en la interna del partido, y en la convención de agosto la marqué con todo respeto pero muy claramente. A partir de ahí empiezo a decirlas también públicamente.

***

EC —¿Cómo se ubica en el espectro izquierda-derecha?

CI —Yo me defino como un hombre de pensamiento ideológico socialcristiano, nacionalista. Yo sé que se suele etiquetar y poner a los actores políticos en algunos lugares.

EC —Por ejemplo, ¿cómo reacciona cuando lo catalogan como conservador?

CI —No, para nada, no considero que lo sea. En la tertulia del jueves pasado me dieron con un caño.

EC —Algunos. Hubo planteos como el de Butazzoni que lo llamó “retrógrado”. Y leyó una definición de diccionario: “Retrógrado: dícese de una persona partidaria de instituciones políticas o sociales propias de tiempos pasados o contraria a innovaciones o cambios”.

CI —Cuando escucho estas cosas pienso lo siguiente: cuando uno piensa en el avance, en la sociedad, en el avance de la civilización, cuando yo me paro hoy, año 2007, siglo XXI, y defiendo la vida humana desde la concepción, defiendo a la familia, defiendo al niño, a la mamá, al trabajador, pero sobre todo esta concepción de defender la vida y la familia, siento que tengo una mirada de avanzada en la civilización, no me siento retrógrado por estar defendiendo la vida humana. Al contrario, me parece que le estoy aportando una mirada positiva. Lo otro para mí es la barbarie, el atentar contra la vida humana y que la vida humana valga poco lo vi muchas veces en la historia. Yo siento cuando defiendo la vida que tengo la otra mirada, la mirada de avance en la civilización, de querer una sociedad mejor, quiero vivir en un país mejor, y me parece que defender la vida humana es una mirada positiva, de avanzada, y no retrógrada.

EC —Uno de los ejes de su candidatura es la lucha contra la llamada “nueva agenda de derechos”, consagrada por leyes. Por ejemplo, la despenalización de la producción y comercialización de la marihuana, la instauración del matrimonio homosexual o la despenalización del aborto en determinadas circunstancias. Pero particularmente usted se centra en esta última ley. ¿Por qué tanto énfasis en esa ley?

CI —Tú nombraste algunas, pero en el gobierno de Mujica hubo muchas más que van en esta línea. Obviamente si hubiéramos estado en ese momento en el Parlamento hubiéramos votado en contra de todas y cada una. Militamos en contra de esas leyes cuando se estaban discutiendo en el Parlamento. Pero tenemos una agenda de prioridades, y en esa agenda la que más nos duele, que nos debería doler a todos, es la ley de aborto, llamada Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. ¿Por qué?

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