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Entrevista central, lunes 9 de octubre: Daniel Sturla

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EC —Mucha gente debe haberse sorprendido con la concentración de ayer de mañana en la Aduana de Oribe. Otras personas tal vez se toparon con la procesión del sábado de noche entre la parroquia del Cordón y el Palacio Peñarol. ¿Qué fue este torbellino de actividades?

DS —Cuando se hace una actividad de ese tipo, el Congreso Mariano –hay otra actividad que se llama Congreso Eucarístico, el último en el Uruguay fue en el año 2000–, se trata de concentrar al pueblo fiel de Dios, pero también con el ánimo de hacer distintas actividades que ayudan a profundizar algún elemento de la fe cristiana católica.

EC —¿Es común que en esta época del año, principios de octubre, la Iglesia católica arme estas movidas?

DS —No, no, no, de hecho el anterior Congreso Mariano fue en el año 54.

EC —Eso vi en las notas de prensa. ¿Qué pasó de entonces hasta ahora?

DS —Pasaron muchas cosas, también en la Iglesia, Concilio Vaticano II, etcétera. Y en el Uruguay hay muchas manifestaciones de devoción a la virgen, de amor a María, pero faltaba algo que también diera un poco de contenido. Porque las cosas religiosas si no se encauzan pueden dar lugar a otras manifestaciones. Entonces un congreso también nos ayuda –por eso hubo reflexiones, conferencias, talleres, catequesis– a ubicar las cosas en su lugar, porque en la Iglesia fe y razón van de la mano.

EC —Ustedes rescataron ese instrumento, el Congreso Mariano.

DS —Exacto. Podíamos haberle puesto otro nombre, de hecho después el nombre más publicitado fue Encuentro con María, porque nos dijeron que Congreso Mariano no decía mucho. Por eso lo titulábamos “Encuentro con María, II Congreso Mariano de Montevideo”.

EC —¿Quiénes participaban? Acaba de mencionar Montevideo, pero no eran solo católicos de Montevideo.

DS —En su inmensa mayoría sí, porque fue una actividad que organizó la Arquidiócesis de Montevideo y no la Iglesia en el Uruguay. Ya estamos proyectando un congreso eucarístico para el año 2020, que sería de toda la Iglesia en Uruguay. Era de la Iglesia de Montevideo, de la Arquidiócesis, y por supuesto también habrá venido y vino, me consta, alguna gente del interior. Pero creo que no, porque cada iglesia del interior tiene sus propias actividades.

EC —Y el domingo de mañana todo esto culminó con una nueva celebración en torno a la virgen María en la Aduana de Oribe. ¿Cómo hay que leer ese acto en particular, esa serie de actos que tuvieron lugar en la mañana de ayer?

DS —Ayer hubo una serie de acontecimientos que se dieron en parte por coincidencias –nosotros decimos por providencia–. Se hizo ese acto allí, que estaba programado desde antes del no a la virgen.

EC —Esa es una duda que me quedaba.

DS —Teníamos previsto este acontecimiento desde hace un año. La Junta negó el permiso para la instalación de la imagen, si no me equivoco, en abril, mayo, por ahí. O sea que no es que se haya hecho a propósito.

EC —Una lectura posible era que todo esto del fin de semana, pero en particular lo de ayer de mañana, era una respuesta al rechazo de la Junta al permiso para instalar allí esa virgen.

DS —No, no lo fue de ninguna manera, e incluso nos cuidamos muy bien, yo particularmente en la homilía. Era la consigna que teníamos no hacer mención al tema del no a la virgen.

EC —No se lo mencionó ni una vez.

DS —En ningún momento fue mencionado, no queríamos hacerlo, y el pueblo de Dios respetó también el tema, porque de hecho, más allá de alguna persona que puede haber dicho algo en corrillos, no hubo nada, porque justamente queremos promover la cultura del encuentro, y mal vamos a ir al encuentro si seguimos repitiendo “no nos dejaron, no nos dejaron”. Creo que las cosas van a encontrar su cauce justo. El Uruguay en eso da muestras de madurez, que a veces demoran un tiempo, pero entiendo que después, a la corta o a la larga, las cosas encuentran su cauce adecuado.

EC —¿Tiene la esperanza de que esta decisión de la Junta se revise?

DS —Creo que sí, pero no por supuesto ahora, habrá que esperar. Hay un famoso Cristo, el que está delante de la parroquia del Cordón, que se llama el Cristo del Cardal, que estaba puesto donde está la Universidad de la República. Era el Cristo que señalaba el camino. De hecho sabemos que 18 de Julio, 8 de Octubre son la cima de la última estribación de la cuchilla Grande, o sea que era un camino antiquísimo de la colonia. Y ahí la marca era el Cristo del tipo del crucero gallego. Fue profanado allá por 1900 y poco, hubo que retirarlo, y se lo colocó, para cuidarlo, en el frente de la parroquia del Cordón. Está a un costado, no se ve mucho, pero es uno de los elementos históricos más antiguos y tradicionales de Montevideo. Está en 18 entre Vázquez y Tacuarembó, se ve desde la vereda, aunque queda bastante oculto.

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