EC —Entonces, en octubre va a haber que observar dos datos: uno, cómo se distribuyen los votos, cómo queda el ranking entre las fuerzas políticas, y dos, cómo queda el Congreso. ¿Qué es lo que está visualizando en ese sentido?
RF —En base al resultado de las PASO podemos hacer un ejercicio de cómo quedaría el Congreso si se repitiera ese resultado. En última instancia las PASO –en el caso argentino– se usan poco para elegir candidatos, muchos van con lista única, pero terminan siendo una gran encuesta verificada por el voto obligatorio. Está muy claro el escenario que viene: Cambiemos va a sumar senadores y diputados, pero en ninguna de las dos cámaras va a llegar a la mayoría propia. En el Senado son 72, Cambiemos tiene solo 15 y puede llegar a 26, le faltan 10 para la mayoría. En Diputados son 257, Cambiemos tiene 91, estaría llegando a 104, le faltarían 23 para la mayoría. Es decir, Cambiemos mejora, pero estaría lejos de tener mayoría en ninguna cámara.
EC —A partir de un resultado como ese, si se diera esa previsión que usted está manejando, ¿cómo imagina la relación gobierno-oposición ya con Cristina Fernández de Kirchner sentada en el Senado?
RF —Claramente el gobierno va camino a la negociación con el peronismo no kirchnerista. Hay 17 de 24 gobernadores que son de origen peronista, pero solo dos son kirchneristas. Diría que en los dos bloques, tanto en Senadores como en Diputados, el kirchnerismo va a ser una minoría, no la mayoría. Lo que viene después del 22 de octubre es un escenario de negociación entre Cambiemos y el sector del peronismo no kirchnerista.
EC —¿Y estarán sobre la mesa efectivamente un ajuste, una reforma de la legislación laboral y una reforma del sistema previsional?
RF —Creo que lo que viene son reformas bastante leves en ese sentido. La reforma previsional, el gobierno lo ha dicho, creo que lo va a hacer, no va a avanzar en ese sentido. La reforma laboral se transforma en acuerdos –como ya se han hecho varios– sectoriales de productividad, no va a haber una modificación de las leyes principales. Y la reducción del gasto público, que es un tema, porque el déficit, aun en el gobierno de Macri, no solamente no ha bajado respecto al último año de Cristina, sino que en algunos puntos ha subido, es algo que habrá que ver. Creo que en materia de reducción de gasto va a haber algo, pero quizás sea menor que el ajuste que muchos esperan.
EC —Da la impresión, bastante clara, de que el gobierno Macri está dejando para después de esas elecciones legislativas las medidas más antipáticas.
RF —Sí, pero me parece que las medidas más antipáticas van a ser menos antipáticas de lo que se espera. El gobierno se ve obligado a negociar con sectores del peronismo, y esa negociación lo va a obligar a suavizar alguna medida.
EC —En particular está negociando con gobernadores ahora.
RF —Gobierna con gobernadores, esto implica el control del Senado, y también implica negociaciones con los sindicatos, que en Argentina son muy fuertes. Esto es lo que viene. Y para avanzar y sacar adelante este acuerdo el gobierno va a suavizar, me parece, las reformas que muchos piensan que deben ser más drásticas.
EC —En función del panorama actual y de lo que usted está indicando que ocurriría en las elecciones de octubre, ¿qué cabe aguardar para las elecciones nacionales de 2019?
RF —Si el gobierno gana esa elección, pensar un Macri de ocho años es lo que se va a empezar a instalar. Después puede ser distinto. De las últimas siete elecciones presidenciales en seis lo que le pasó al gobierno en la previa fue lo que le pasó después. Si el gobierno gana –después puede ser distinto, la política no tiene reglas matemáticas–, se va a instalar esa idea de que Macri va a gobernar ocho años, y eso le va a dar una fuerza política importante. Si perdiese, si por ejemplo se diese un escenario no probable, que Cristina ganara por 6 puntos la provincia de Buenos Aires…
