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Entrevista central, martes 2 de mayo: Juan Miguel Petit

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Entrevista con el doctor Juan Miguel Petit, comisionado parlamentario para el sistema carcelario.

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EN PERSPECTIVA
Martes 02.05.2017, hora 8.21

Video de la entrevista

EMILIANO COTELO (EC) —La situación del sistema carcelario uruguayo es, desde hace muchos años, alarmante. Últimamente ha habido avances, es cierto. Pero el problema aún está muy lejos de encauzarse.

El jueves pasado, el comisionado parlamentario para el sistema penitenciario, Juan Miguel Petit, entregó su informe 2016. Allí expresa que más del 60 % de los presos enfrenta muy malas o malas condiciones de reclusión. Y agrega que uno de cada tres internos está sometido, de hecho, a “trato cruel, inhumano o degradante”.

Vamos a repasar ese diagnóstico, pero además y sobre todo vamos a conocer las recomendaciones que el comisionado realiza para salir de esta crisis.

Estamos con el comisionado parlamentario para el sistema penitenciario, Juan Miguel Petit.

Usted asumió en octubre de 2015. ¿El informe presentado el jueves representa todo lo que ha podido recabar desde aquel momento, una parte de 2015 y todo 2016?

JUAN MIGUEL PETIT (JMP) —Exacto, mi plan ha sido que el informe sea presentado a principios de año. Porque yo soy un organismo asesor del Parlamento, hay una Comisión de Seguimiento del Sistema Carcelario, que es la que apoya la actividad y la que recibe los insumos directos, y mi idea era que esta información estuviera siempre a principios de año. Como empecé muy sobre el final de 2015 no hubo informe en 2016 y ahora este es el informe de 2016, que recopila todo eso más otros documentos más técnicos, una especie de herramienta de cómo medir, qué observamos, para tratar de tener una mirada lo más objetiva posible y no librada a la subjetividad de lo que vemos detrás de los muros.

EC —El informe es muy largo y está lleno de detalles, de números, de observaciones. Son 70 páginas en el núcleo. Vamos a ir recorriéndolo, empiezo con algunos datos. Se destaca que entre 1999 y 2016, la población carcelaria pasó de 4.100 reclusos a más de 11.100, y lo hizo de manera permanente, independientemente de crisis, bonanzas o gobiernos. Además advierte que la tasa de prisionización (la cantidad de presos por 100.000 habitantes) está hoy en 316, lo que coloca a Uruguay en el top 30 del mundo, y muy por arriba de países de la región que tendemos a considerar más problemáticos en materia de delincuencia, por ejemplo Perú, México, Argentina o Guatemala. Es un fenómeno llamativo y, sin duda, no muy saludable. Usted lo deja anotado para que se discuta en otros ámbitos, no es tema suyo estrictamente, pero lo marca.

JMP —Lo que pasa es que me supera, es un tema muy complejo para el que no tengo respuesta. Me doy cuenta de que ahí tenemos una anomalía, que algo nos está pasando como sociedad que recurrimos muchísimo a la medida de prisión. Es como un hospital que solamente tiene CTI. Hay una cantidad de medidas de otro tipo, como el trabajo de la prevención, el trabajo sociocultural. Veamos la experiencia de Medellín, que era una de las ciudades más violentas del mundo, con tasas de violencia similares a las que había en el Líbano en su momento. A través de un trabajo que pasaba también por la seguridad, pero pasaba por la cultura, por la educación, por el trabajo en los barrios, por el trabajo en la familia, por el trabajo con los jóvenes y niños de la calle, por el trabajo educativo, por bajar la deserción educativa, se bajó la tasa de priosionización. Y se encararon también políticas de fondo dentro de la cárcel, porque no es demasiado diferente lo que pasa adentro y afuera.

Generalmente lo que lleva a la violencia es la pérdida de la dignidad, pérdida de la posibilidad de hacer lo que a uno le sale de adentro del corazón. Porque derechos humanos es una palabra muy técnica, suena a convenciones, a negociaciones en Ginebra, pero derechos humanos es lo que tú y yo tenemos ganas de hacer todos los días: cantar, bailar, comunicarnos, jugar al fútbol, hablar con nuestra familia, tener pareja, tener un trabajo, tener vivienda, tener agua. Cuando eso se volatiliza, cuando eso no está, ya sea en un barrio o en una cárcel, hay violencia. Entonces creo que tiene que ver con eso. Es una pregunta que tenemos que hacernos.

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