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Entrevista central, martes 6 de diciembre: Jorge Díaz

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EC —En el diario El Observador el jueves se informaba, citando fuentes de la investigación, que hay registros de narcotraficantes que no solo operan en la tribuna Ámsterdam, sino también en la América, algunos incluso vinculados a la venta de jugadores.

JD —Lo que pasa es que es difícil discutir con el señor Fuentes. Yo me tengo que basar en hechos. Se imaginará que un debate entre una persona que tiene la responsabilidad de conducir una institución y el señor Fuentes es complicado. No sé cuál es la fuente que tiene El Observador, francamente en este momento no le podría contestar eso.

EC —Se lo pregunto para entender de qué asociaciones para delinquir estamos hablando. Porque en principio puede ser una asociación que lo único que busca es obtener beneficios del club.

JD —Esa es la hipótesis que está probada.

EC —Esa es la más simple. La otra es que a partir de su posición en la tribuna, etcétera, se dedican a otros negocios.

JD —Por ejemplo, al Tato Rodríguez Segade, que fue líder de la barra de Peñarol y que integró la comisión de seguridad, yo lo procesé por narcotráfico en el Cancerbero 2. Existió vinculación en determinados momentos históricos, en investigaciones que tuve a mi cargo cuando fui juez de Crimen Organizado, de narcotraficantes que compraban pases de jugadores y que intervenían en la compra y venta de jugadores de fútbol, que además es una magnífica forma de lavar plata. Porque el pase de los derechos federativos de un jugador de fútbol es algo que no tiene un valor de mercado, no hay diez Cavani o diez Suárez. Entonces la transferencia de jugadores de fútbol es una magnífica forma de lavar plata. Y nosotros tuvimos hipótesis de investigación de que hubo determinados narcotraficantes, no narcotraficantes barriales o de pasta base, sino narcotraficantes de clorhidrato de cocaína, que intervenían en compra y venta de jugadores de fútbol. Uno tiene la hipótesis, tiene la información, pero luego lo tiene que probar.

EC —¿Se da cuenta de lo que está diciendo?

JD —Ya lo dije hace cinco años al diario El País.

EC —Está bien, pero quiero remarcar lo que acaba de señalar: ese mundo, ese negocio vinculado con el fútbol, las transferencias, tiene su lado oscuro, por lo visto.

JD —El tema es que cuando un narcotraficante obtiene dinero vivo y no tiene forma de justificar su origen busca lavar ese dinero, introducirlo al mercado lícito. Esta es una forma. También la compra y venta de obras de arte, la compra y venta de inmuebles… hay un conjunto de actividades que son definidas por el GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) como actividades de riesgo, y ha quedado claro en investigaciones que esas actividades de riesgo efectivamente son utilizadas para lavar dinero. El fútbol es una más.

EC —Algunos de los procesados en las actuaciones judiciales que culminaron el fin de semana están presos y desde la cárcel comandaban la actuación de sus cómplices. ¿Cómo se entiende eso? ¿Cómo se entiende que puedan seguir comunicándose de esa forma?

JD —Ese es un tema que vengo planteando desde que era juez de Crimen Organizado, hace ya muchísimos años. Evidentemente el Estado no ha podido resolver el tema de las comunicaciones telefónicas de las personas que están privadas de libertad. Que las personas que están privadas de libertad tengan derecho a comunicarse telefónicamente con sus familiares y demás me parece correcto, pero debería hacerse a través de otro tipo de teléfonos y no a través de teléfonos celulares, en los que no hay absolutamente ningún tipo de control. Y hace muchísimos años, el primer procesamiento que dicté en Crimen Organizado fue el de Luis Alberto Suárez, alias el Betito, por narcotráfico, el 6 de enero del año 2009, y Suárez ya estaba preso. A lo largo de la historia, por delitos de narcotráfico, gente que está privada de su libertad ha sido procesada y […]. Ahí hay un tema que escapa a la competencia de la Fiscalía, que es el manejo de la cárcel.

EC —Usted dijo hace un rato “convendría legislar a propósito del derecho de admisión”.

JD —Creo que es una necesidad a esta altura.

EC —Dejando de lado ese aspecto, ¿con la normativa que hoy existe alcanza para combatir estos fenómenos de los que estamos hablando?

JD —Desde el punto de vista del derecho penal, sí.

EC —Se lo planteo porque ayer se discutía esto en La Mesa de En Perspectiva.

JD —El problema no es segur inflando el derecho penal y creando figuras delictivas o el sueño del delito propio.

EC —Ese era el temor de algunos.

JD —Con la legislación penal que hay alcanza y sobra. Es más, hay normas penales que fueron dictadas para este tema y no fueron aplicadas nunca, hay normas de la ley de violencia en el deporte que nunca se aplicaron. No es un problema de normas penales, lo que hay que hacer acá es llevar adelante investigaciones que sean eficaces, eficientes y útiles, que permitan imputarles a estas personas los delitos que ya existen.

Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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