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Entrevista central, miércoles 1 de junio: Pablo Bartol

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EC —Sí, las ventanas tienen rejas y hay un sistema de alarma adentro del edificio, pero el exterior, que es enorme, está totalmente abierto.

PB —Cuando tuvimos la pequeña casa dijimos: “¿Qué hacemos?, ¿nos amurallamos o nos regalamos?”. Y decidimos regalarnos, confiar en el barrio. “Estas instituciones salen adelante si es con el apoyo del barrio, si no, no van a salir adelante por más que pongamos una muralla”. Decidimos que nada nos separara del barrio, entonces a lo largo del día las puertas siempre están abiertas, la gente circula con libertad.

EC —La parte del predio que da a avenida San Martín, que es un largo triángulo, que podríamos llamar el jardín del frente de Los Pinos, termina siendo una especie de plaza o de parque que el barrio usa.

PB —Es un parque público, siempre lo definimos así. Tenemos canchas de fútbol que la gente usa con libertad, pero también hay zonas de árboles adonde la gente, sobre todo en verano, viene a tener una buena sombra, a pasar un rato de descanso con su familia. Los fines de semana esto se llena de gente, de grupos con distintas actividades. Siempre lo hemos planteado así, un parque abierto en Casavalle, pero lindo, limpio, con el pasto siempre cortado. Creo que eso es lo que la gente también defendió a muerte, ha visto que no hay ningún otro barrio en Montevideo que tenga seis hectáreas de parque con el pasto cortado y para uso abierto en estas condiciones. Creo que la gente lo aprecia tremendamente y por eso todo el mundo lo cuida, lo limpia, lo mantiene siempre bien.

EC —Veamos cómo se vive desde acá un hecho tan fuerte, tan violento como el que ocurrió el viernes. En ese momento casualmente estábamos haciendo la visita previa a esta emisión que hoy está saliendo al aire, vinimos el viernes al mediodía a recorrer, a charlar con ustedes, a ver las instalaciones. Y en determinado momento, mirando hacia el sur, nos encontramos con que había una nube negra horrible. Dijimos: “¿Qué pasa? Hay un incendio; y debe de ser un incendio con quema de neumáticos porque el humo es muy negro”. Estaba ocurriendo lo que después se llamó asonada, la quema de un ómnibus, la quema de un vehículo particular, la quema también de un taxi. Acá la violencia ese día no llegó, pero ¿cómo repercutió?

PB —Repercute en que bajonea mucho, son cosas que hacen al ambiente, toda la ciudad y mucha gente termina hablando de este lugar como un lugar peligroso. Obviamente tenés aquí mucha gente que trabaja, a la que enseguida llama su mujer, su marido, gente preocupada, si es cerca, no es cerca, “¿cómo están ahí?, ¿están bien?, parece que la Republicana rodeó, ¿por dónde van a salir?”. Eso genera un poquito de bajón, de preocupación. Pero a la vez son hechos que así como surgen desaparecen, una vez que todo se resuelve todo vuelve a la vida normal, no queda una secuela de preocupación y miedo ni nada por el estilo. Son momentos que se viven, momentos un poquito explosivos, como hemos tenido otros mucho más cerca de aquí, con chicos que han fallecido, con enfrentamientos entre distintas bandas…

EC —¿Cómo “chicos que han fallecido”?

PB —Sí, el año pasado entran dos chicos a robar a una familia muy cercana y muy querida, que tenía un almacén, y lo mismo, terminan matando a un chico de 19 años que acababa de terminar sexto de liceo. En el barrio solo el 3 % ha terminado el liceo, entonces eso sí que es un gran bajón, encontrar que uno de los pocos chicos del barrio que habían terminado el liceo y que estaba ayudando a su mamá a atender el almacén termina muerto por unos adolescentes que entran a robar. Entonces también en lo inmediato tenemos situaciones de estas, que se sufren con mucho dolor y que al final nos ayudan a apretar los dientes y a decir “esto es lo que tenemos que cambiar”.

EC —¿Cómo se dialoga sobre estos hechos con los alumnos?

PB —Se les hace ver que la vida es complicada…

EC —Cuando se dan estas situaciones, ¿hay un programa previsto para que se discuta, se reflexione en torno a lo que acaba de ocurrir?

PB —No vamos por ese lado, vamos más por hablar del futuro, de las cosas positivas, de lo que se viene. Tal vez nos falte una reflexión, una discusión, un protocolo para hacer un abordaje y que se interpreten bien esas cosas. Tal vez por estilo educativo, por modos de ser nuestros personales, somos muy de estar permanentemente hablando del futuro, de un futuro más promisorio, vamos arriba. Porque así como están esos hechos, hay mil hechos más domésticos de violencia en el hogar o de personas que se sienten no queridas, no atendidas por su familia. Y frente a todo eso, más que hacer una profunda reflexión y revolver sobre el tema, nuestra insistencia ha ido a pensar en un futuro mejor, ilusionarte con que vas a tener que apretar más los dientes, vas a tener que sacar las uñas, vas a tener que pelearla mucho más en la vida. Sí, tenés estas dificultades, pero también lo que les decimos a todos: tenés dos brazos, dos piernas, inteligencia, dale que vas a salir adelante. Por eso a veces los llevamos al cotolengo Don Orione para mostrarles que esos sí que están complicados, a esos sí que ya les es difícil encauzar su vida y pensar en un futuro mucho más promisorio, porque las limitaciones físicas o intelectuales los condicionan de por vida. En cambio tú tuviste un golpe o tenés una situación en tu casa o en tu entorno que te complicó la vida, pero tenés todo para salir adelante.

EC —Rosario, tú seguís moviéndote dentro del instituto y sus instalaciones. ¿Dónde estás ahora? Contanos a propósito de una parte de la actividad que se está desarrollando en este momento.

RC —Esta es una actividad que se inaugura este año, es completamente nueva en este centro educativo, es el primer curso que se está dando en términos curriculares. Se trata del primer año del Ciclo Básico Técnico de la UTU (Universidad del Trabajo del Uruguay), con 24 chicos de entre 12 y 13 años. Están divididos en ocho grupos frente a una computadora tomando clases de inglés. Les advierto que quise ayudar a algún grupo, y a pesar de mis conocimientos de inglés, le erré como a las peras, cada vez que corroboraban si la contestación que yo les había dado estaba bien, estaba mal. Quiere decir que van a saber más inglés que el que yo a esta altura de mi vida he aprendido.

Me gustaría hablar con el director, que también ha estado, y por lo visto no se preocupa mucho. Gregorio Medina está presente en la clase y no ha cambiado la dinámica de la clase, más allá de que también está la profesora, que va pasando de mesa en mesa y dando las instrucciones cuando se plantean dudas.

Gregorio, ¿qué significa este grupo de varones que en este momento están aprendiendo inglés? ¿A qué hora entran?

GREGORIO MEDINA (GM) —Entran a las 8 de la mañana y se van 5.30 de la tarde.

RC —¿Se trata del mismo curso curricular que se dicta en UTU?

GM —Nosotros seguimos el plan de estudios de UTU, le agregamos algunas horas que tienen que ver con robótica, inglés y también filosofía.

RC —Vimos una excelente sala de informática con cerca de 30 perfectas y nuevitas computadoras. ¿Eso está incluido en las clases curriculares?

GM —Sí, seguimos el modelo uno a tres, una computadora cada tres alumnos en la clase, y tenemos algunas clases con el modelo uno a uno. Eso nos permite avanzar en formas más particulares de aprendizaje.

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