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Entrevista central, miércoles 20 de diciembre: Pablo Atchugarry

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EC —Estamos escuchando a Mathías Atchugarry, de otra generación, habitual concertista en actividades de la Fundación.

PA —Nos ha acompañado en estos 10 años. Es un sobrino mío, hijo de Marcos, creo que es un gran músico, de gran sensibilidad, y todos los veranos tenemos la suerte de compartir con él momentos muy importantes.

EC —Supongo que este verano está previsto también.

PA —Por supuesto.

EC —Salvo por eventos privados, la política general es que las actividades y los talleres que se organizan en la fundación son gratuitos. ¿Cómo se mantiene la fundación?

PA —Me recuerda una pregunta de David Rockefeller cuando visitó con 101 años la fundación –la visitó dos veces–: “¿Y cómo se mantiene esto?”. Y yo le dije, golpeándome el bolsillo izquierdo: “El 50 % con esto”, y me dice: “¿Y el otro 50 %?”, “Con el otro”. Desde el principio de la fundación nos ha acompañado en la aventura el banco Itaú, la Fundación Itaú, en la medida de sus posibilidades siempre ha apoyado las iniciativas de la fundación. Me vienen en mente las palabras de mi padre que decía “un hombre solo no puede ser ni mucho bien ni mucho mal”. Entonces todo esto es siempre una idea de coralidad, más fuerzas intervienen, más personas intervienen, incluso pensando en un futuro, en qué pasará después. Ahora festejamos estos 10 años.

RC —Una escuela Atchugarry, por ejemplo, un taller-escuela.

PA —Un taller-escuela, becas para jóvenes… En fin, se puede hacer mucho, muchísimo.

EC —También han tenido apoyo de la Intendencia de Maldonado y del Ministerio de Turismo.

PA —Todo lo institucional es muy bienvenido, muy importante. Lo importante es no sentirse solos.

EC —Vamos a las novedades que tiene la fundación en este momento de festejo de los 10 años. El próximo 29 se va a inaugurar una exposición tuya de 30 piezas en mármol estatuario de Carrara, en bronce, en acero y en mármol rosado de Portugal…

PA —Es una especie de retrospectiva, va a haber incluso de las primeras pinturas, de cuando yo pintaba. La idea es hacer un recorrido, ya que estamos de festejo de estos 10 años, contar a través de las obras lo que fue el recorrido personal en el mundo del arte.

EC —Ese mismo día, el día del vernissage de la muestra, se presenta el Ballet Nacional del Sodre en el anfiteatro.

PA —Es una cosa extraordinaria, nos llena de alegría, de orgullo poder verlo en vivo. Recuerdo cuando estuvo presente, hace como cinco años, el Ballet Nacional y hubo más de 5.000 personas. Hay que preparar toda la estructura para recibir y acoger a un público muy muy numeroso. Como aclaramos, es con entrada libre y gratuita, o sea que el que llega antes se sienta más adelante.

EC —Hay que llevar la sillita.

PA —Sí, creo que en este caso va a haber unas 1.000, 1.500 sillas, pero la gente viene prevenida con su sillita de playa para sentarse donde quiere y disfrutar del espectáculo.

EC —Y al día siguiente, el 30 de diciembre, se inaugurará una capilla diseñada por el arquitecto Leonardo Noguez que va a alojar la que quizás sea tu obra más conocida, La pietá, que hace cinco años que está aquí en Uruguay.

PA —Sí, es una obra para mí muy emblemática. Primero porque yo he seguido mucho la obra de Miguel Ángel, y el tema recurrente en toda la historia de Miguel Ángel fue la piedad. Empezó con una primera piedad que realizó entre los 23 y los 25 años…

RC —La que está en San Pedro.

PA —En San Pietro, en el Vaticano. La última versión –hizo tres versiones, y una cuarta atribuida– es la que está en Milán, en el Castello Sforzesco, en la que trabajó hasta cuatro días antes de morirse. A los 89 años, en esa época.

RC —Está sin terminar.

PA —Y está sin terminar, porque le faltó vida.

RC —Esta pietá tú la hiciste y estuvo ubicada en una iglesia.

PA —Esta piedad la hice entre los años 82 y 83 en Italia. Era un bloque de 12.000 kg, fue mi primera obra de carácter monumental, de gran tamaño, y la que me hizo quedar en Italia, porque me quedé un año para realizarla y a partir de allí me quedé a vivir establemente en Italia. O sea que estoy muy ligado afectivamente a esa obra. Incluso va a venir el sacerdote que fue compinche en esta aventura.

EC —La apertura de esa capilla tiene un contenido simbólico importante para tu familia, ¿no?

PA —Sí, es importante primero porque en este peregrinaje que tuvo la obra, estuvo expuesta en varios lados, en Italia estuvo un tiempo en una iglesia en Lecco, pero estuvo en San Simpliciano, en Milán, estuvo en varias exposiciones. Y ahora, después de ese peregrinaje, va a llegar a un lugar definitivo y que también hace parte de lo que significa para mí traer obras emblemáticas a la fundación y que queden como patrimonio del país.

EC —¿Y el padre Marino Colombo?

PA —Va a venir el 28, con sus jóvenes 85 años, con un grupo de amigos italianos, belgas, de todas partes del mundo que vienen justamente para este período de celebración.

EC —Este va a ser el primer verano sin tu hermano Alejandro, que falleció en febrero de este año…

PA —Pero él está, lo sentimos con una fuerte presencia. Claramente es muy duro buscarlo y no encontrarlo, pero yo lo siento, siento su presencia como la de todos los seres queridos. Hay que acostumbrarse a vivir sin una imagen física. Y por todo lo que él dejó, por todos los reconocimientos que le hicieron en el país, creo que él está siempre presente.

EC —Habrá también, viene como parte de las actividades, el Festival de Música entre Naturaleza y Arte. ¿Qué se puede adelantar?

PA —El 7 de enero va a haber un grupo de solistas del Teatro Colón con una gala lírica, después el 20 de enero vamos a tener a Rubén Rada, y todos los viernes vamos a tener recitales de piano con artistas uruguayos y no uruguayos que están presentes. Tratamos de integrar la música popular con la música clásica, que sea un espacio realmente de todos para tratar de cautivar todos los intereses.

EC —Y esto es un pantallazo nada más, para que el oyente se vaya acercando.

RC —Y para que sienta la obligación, porque si va por el este esta es una visita ineludible. No siempre podemos darnos este lujo de entrar gratis al parque de esculturas y ver una obra excepcional, no solo la de Pablo Atchugarry, que ya lo es, sino la de otros artistas. Me parece que es en ese sentido que hablamos de generosidad.

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