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Entrevista central, miércoles 21 de diciembre: Diego Labat

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RA —¿Y en el caso del cemento?

DL —El cemento es un negocio muy complejo. Esta es mi posición personal, creo que no hay que descartar nada, y cuando digo nada es nada, ninguna de las posibilidades que puedan estar arriba de la mesa. La única premisa que yo pongo es: tenemos un negocio que en los últimos 15 años perdió más de US$ 200 millones, que además fue perdiendo cada vez más, la pérdida ha ido aumentando. A esos US$ 200 y tantos millones hay que agregar que el año pasado hubo que dar una pérdida por todas las instalaciones de US$ 135 millones más, lo que se llama una pérdida por deterioro. Además, no se mide en los balances, pero ese negocio tiene un costo para la sociedad, porque entre otras cosas contribuye a que el precio del pórtland en Uruguay sea US$ 50, US$ 60 más caro que en la región. Los uruguayos en cualquier obra que hacemos terminamos pagando el pórtland US$ 50 más caro. Ese costo no se mide en el balance de Ancap, porque de verdad lo cobra lo que lo tiene que cobrar, pero los uruguayos lo terminan pagando más caro.

EC —Es un impuesto más.

DL —Es casi un impuesto más.

EC —Ese dato no es muy manejado, no se habla demasiado de esto, de que el pórtland en Uruguay es caro.

DL —Eso es parte del problema del pórtland.

EC —Estamos ante un absurdo total: ¿para qué Ancap, el Estado, produce pórtland, si ni siquiera lo produce barato?

DL —En el directorio nos hemos propuesto, y en eso estamos trabajando, hacer un análisis que esperamos terminar antes de fin de año de un montón de consideraciones del negocio, fuera de varias medidas que ya se han ido tomando en el negocio del pórtland. Desde temas de las fuentes de energía que se usan, cambiamos algunas fuentes para fuentes más baratas, se cambió la forma de trabajar la cantera de piedra. Se han tomado algunas medidas, pero son medidas que no mueven la aguja. Son importantes, porque de repente estamos hablando de algún millón de dólares, pero no van a hacer que un negocio que pierde US$ 25 pase a estar positivo. De todas maneras se han tocado cosas.

Queda todo un paquete de medidas que pasa básicamente por dos lados: hay que reducir muchísimo más los costos y se tendría que producir bastante más de lo que se produce. Hoy Ancap produce bastante menos de lo que producía hace 10 años, a pesar de los US$ 250 millones de inversión produce menos toneladas de pórtland. ¿Por qué producir más? Para poder darle escala al negocio, porque hoy lo que vende Ancap no alcanza ni siquiera para cubrir los costos fijos. Pero estamos en una trampa, porque uno dice “tengo que vender más”, pero el mercado uruguayo es lo que es, de hecho la construcción está bastante complicada, con lo cual las ventas este año van a estar abajo de las del año anterior. Uno quisiera exportar, pero estoy US$ 50 más caro que los vecinos, entonces no puedo. Entonces estoy en una trampa: no puedo producir más porque no tengo a quién venderle a los costos míos. Va a haber que reducir costos. Estamos en una trampa y creo que los tiempos se van terminando.

EC —¿La única solución posible es el cierre, la venta, la privatización?

DL —Se están analizando también asociaciones; de vuelta, no descartamos nada, no quiero adelantar para dónde vamos, porque no está claro adónde vamos. Si hubiera una solución sencilla, probablemente ya la podríamos haber adoptado. La solución es bien compleja, estamos poniendo todo arriba de la mesa, prometimos terminar y creo que vamos a terminar sin problema antes de fin de año con un diagnóstico bastante acertado. Cuando uno mira el análisis, todos los indicadores son malos, ratios que la industria mide, cuánto se consume de energía para producir una tonelada de portland, más caro que todos los países del mundo, cuánto cuesta… más caro que todos. Todos los indicadores son en general malos. Estamos en esa trampa, creo que los tiempos se están terminando y va a haber que tomar decisiones que esperamos tomar en breve.

EC —Estamos hablando de una de las patas esenciales de Ancap.

DL —Sí, es la P.

EC —La empresa pasaría a llamarse de otra forma si se cerrara este negocio, sería ANCA. Lo planteo en esos términos porque estamos hablando de una de las componentes fundamentales de lo que en su momento fue el proyecto Ancap.

DL —Hay que ser cuidadoso, porque, a diferencia del negocio de alcoholes, que es un negocio relativamente chico, para el que creo que fácilmente se pueden encontrar compradores, el negocio del pórtland tiene dos plantas industriales, una en Paysandú y otra en Minas, hay una planta en Montevideo en Manga. Son activos caros, y aun si existiera la voluntad de vender –no está claro que exista la voluntad de vender–, no parece fácil que aparezcan compradores. Y uno tampoco puede regalar esos activos. Entonces es difícil, hay que encontrar una solución. Pero de vuelta, los tiempos, porque al ritmo que vamos tenemos que pensar que en lo que queda del gobierno el pórtland va a perder US$ 100 millones más, tal cual estamos. Si tomamos alguna medida en vez de US$ 100 perderemos US$ 90, pero vamos a perder mucho dinero. Entonces los tiempos ahora sí están llegando al final.

***

RA —Otro tema que está en estos días arriba de la mesa en el directorio de Ancap es el cambio en el sistema de distribución del combustible. La modificación implica que la ganancia que perciben los estacioneros pase a definirse en tres franjas en función de los volúmenes de comercialización, y se libere el precio para las distribuidoras en la boca de salida de la refinería de La Teja, al tiempo que se mantiene tarifada la venta al público. Esto les trajo dolores de cabeza con la Unión de Vendedores de Nafta (Unvenu) y con los sellos distribuidores.

EC —Es un tema bien complejo, difícil de entender. ¿Puede resumir el análisis que se está haciendo de esto?

DL —Es un tema complejo. Así como comentaba que hemos tenido algunas coincidencias en el directorio, en esto he marcado mi posición contraria. La forma en que Ancap distribuye los combustibles tiene mucha cosa para mejorar, desde el propio papel de Ancap. Creo que hay muchos roles que hay que sacar de Ancap y pasar a la URSEA o a otro organismo neutral, porque hoy Ancap es juez y parte. Había mucha cosa para mejorar, es un mercado excesivamente regulado, donde Ancap jugaba roles que no tenían sentido, participaba en negociaciones con los sindicatos de las estaciones de nafta. Los dueños de las estaciones de nafta son empresas privadas, pero Ancap se terminaba metiendo, porque después esos costos se los terminaban pasando a Ancap. Hay una serie de aspectos que notoriamente hay que mejorar, sigue estando esa necesidad.

Creo que el modelo que se buscó no es el adecuado. Yo decía de este modelo de franjas que como que hay ahí un decisor, un ser más inteligente que todos que desde arriba decide quién tiene que ganar más, quién tiene que ganar menos, interviene demasiado en los mercados y yo creo que eso es malo.

De todas maneras, en estos días han aparecido algunos diálogos interesantes y creo que en los próximos días, semanas, llegaremos a una solución que deje un poco más contentos a todos. Creo que lo principal que tenemos que lograr es que la distribución le cueste a Ancap un poco menos de lo que le cuesta hoy. Hoy la distribución es buena, en general los uruguayos no tenemos problema con el abastecimiento de nafta, pero es cara. Entonces tenemos que lograr que esto cueste menos, y creo que se puede llegar a una solución en que se genere el ahorro que el gobierno quiere, en el entorno de los US$ 30 millones, pero sin destrozar…

RA —Esos US$ 30 millones es lo que se quiere ahorrar en el rubro distribución.

EC —Se está cerca un acuerdo, dice usted.

DL —No digo que esté cerca, digo que por lo menos ahora hay un diálogo. Tuvimos unas semanas en que los actores de ambas partes reclamaban diálogo, Ancap reclamaba diálogo, los estacioneros reclamaban diálogo. Ahora el diálogo está, todavía no se ha llegado a un acuerdo.

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