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Entrevista central, miércoles 25 de octubre: Luis Hierro López

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EC —Fue la primera candidatura presidencial de Jorge.

LHL —La primera campaña, 66.

EC —Que vino junto con la reforma constitucional.

LHL —Junto con la reforma constitucional naranja, que impuso no solamente el cambio de la presidencia por el colegiado, sino una serie de novedades muy importantes. El Banco Central, la Oficina de Planeamiento, potestades para que el presidente de la República tuviera iniciativa privativa en algunos temas presupuestales, etcétera, una cantidad de cosas que le daban al Estado otro contenido y otra orientación. Pero en todo caso el símbolo fue la reforma presidencialista.

EC —Jorge Batlle es candidato presidencial en el 66, uno de los candidatos colorados, porque en esa época se podía presentar más de uno.

LHL —Ganó Gestido.

EC —Pero antes de llegar a ser el candidato por la lista 15, había disputado el liderazgo del sector, justamente a partir de esa polémica, a partir de la discrepancia que había generado impulsando el colegiado.

LHL —Claro, hay una elección interna de la 15 que se divide en tres: por un lado el sector de Vasconcellos, colegialista, obviamente; por otro lado un grupo así llamado “de los senadores”, que estaba formado por Segovia, Flores Mora, Carrera Sapriza, etcétera, y la 1515, que estaba encabezada por Jorge. Jorge ganó esa elección y quedaron automáticamente confirmadas su condición de conductor y su candidatura.

EC —Hablemos de cómo fue el vínculo entre ustedes dos. ¿Qué recuerda del trato en la redacción de Acción, por ejemplo?

LHL —Siempre de ida y vuelta.

EC —Usted era periodista…

LHL —Yo era periodista de planta, era periodista de información policial. En Acción uno hacía de todo, hacía deportes, fútbol, crónica policial.

EC —Acción era el diario de la 15, el diario de Luis Batlle y de Jorge Batlle después.

LHL —El diario de la 15, el diario vespertino, el diario de Luis Batlle, de Jorge Batlle, cerrado el 27 de junio del 73 con la dictadura. Después yo terminé en la plana política como redactor responsable de ese diario. Pero la amistad con Jorge siempre era de ida y vuelta. Como dice un amigo mío: no es posible haber sido amigo de Jorge Batlle y no haberse peleado con él muchas veces.

EC —¿Algún episodio que recuerde en especial?

LHL —De pelea no; las tuve, pero él después las peleas las arreglaba por alguna vía, pedía perdón, llamaba al amigo, decía “mirá, yo estaba muy caliente, perdoname”, y buscaba arreglar, tenía esa grandeza también que era buena, porque era muy confrontativo y a veces parecía que tenía una especie de soberbia intelectual.

EC —Sí, esa era una de sus señas de identidad clarísimas.

LHL —En realidad no era soberbio. A ver, el Jorge Batlle que conocimos todos últimamente, con ese talante divertido, no era el Jorge Batlle combativo del año 66. Tenía 39 años, era un muchacho que estaba haciendo su primera campaña electoral, discutía con todo el mundo. Después en la campaña del 71 fue característico porque fue el único candidato que tuvo una polémica televisiva con todos los otros candidatos. Todos los otros candidatos tenían una o dos polémicas televisivas, él tuvo siete u ocho, una cosa típica de su temperamento.

EC —¿Usted cómo empieza a trabajar políticamente con él?

LHL —En esa circunstancia del año 65, planteada la reforma de la Constitución, yo estaba en la redacción de Acción un día de tarde, a las tres o cuatro de la tarde, ya el diario cerrado, yo estaba con otros papeles, preparando una nota para el día siguiente, y él pasó y con ese tono imperativo que tenía, me dijo “Che, armame alguna reunión con jóvenes para hablar de la reforma de la Constitución”. Y yo le dije “sí, ¿qué tipo…?”, “Jóvenes”, me trancó, como era él. Y efectivamente, yo asumí la causa de la reforma de la Constitución porque creía en ella, no solo porque estaba Jorge.

EC —Con su padre, Luis Hierro Gambardella, estaba en la misma línea?

LHL —Sí, con mi padre, Luis Hierro Gambardella, que había sido colegialista y que reconocía en esa época que el colegiado ya estaba superado y que era necesario cambiar, y acompañó la reforma del año 67. Quizás no la acompañó con tanto entusiasmo como yo, o con tanta militancia como yo, pero la acompañó con toda lealtad y con todo convencimiento. Yo tenía 19 años, creo que tenía 19, no me acuerdo bien, pero en todo caso fue el bautismo, con la impresión de estar frente a un tipo que se llevaba el mundo por delante y que nos prometía la modernidad, el gran cambio. Que esa ha sido la característica de mi partido en la historia, el cambio, buscar otros tiempos, hacer otras cosas.

EC —Hablemos de otro momento de estos años, vayamos a la época de la dictadura. Usted se alinea políticamente con el Dr. Enrique Tarigo, que funda el semanario Opinar. Después incluso en el retorno a la democracia usted resulta electo diputado por el sector que fundó Tarigo, Libertad y Cambio.

LHL —Claro, porque nos habíamos juntado en El Día, que era el único foro opositor, Guzmán, Barbagelata, Tarigo y yo, yo como periodista también, ayudando desde la redacción, ellos en la redacción del diario. Luego hubo un cambio en la orientación del diario por presión militar, hubo varias censuras, expulsado Guzmán por extranjero indeseable y una serie de cierres y de clausuras y de persecuciones policiales, y tras un período fundamos Opinar. Y en esa medida yo quedé en esa tendencia.

EC —Mientras que Jorge quedó del otro lado, Unidad y reforma, la lista 15.

LHL —Sí, de la 15, pero yo siempre con Jorge y con Julio mantuve la amistad y el compañerismo.

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