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Entrevista central, viernes 19 de agosto: Gino Tubaro

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EC —Más o menos tenemos claras tus credenciales, los antecedentes hasta el momento en el que aparece esto de las prótesis. ¿Cómo y cuándo comenzó tu interés en las impresoras 3D?

GT —Después de dar esa charla en TEDx Río de la Plata vi que mis proyectos necesitaban ser un poco más lindos. Era todo hecho a mano, mientras que con las impresoras 3D vos podés crear algo en la compu, diseñarlo; el proceso de impresión 3D es transformar bits, o sea, unos y ceros, algo que está en la computadora, en átomos, algo tangible. Entonces con una impresora que hoy en día está en unos US$ 300, US$ 400, es un aparato bastante accesible, una persona puede crear cosas que diseña. A mí desde chico me gusta dibujar mis inventos, crear las carcasas, entonces transformaba mis diseños con esa herramienta. Una impresora 3D es una herramienta, muchas personas piensan que es algo de otro mundo pero no.

EC —Ya ha ido avanzando, pero en sus comienzos era un producto elitista. ¿Cuándo fue que tomaste contacto con esos aparatos?

GT —Cuando tenía 16, después de esa charla, porque necesitaba crear mis cosas.

EC —Hace cuatro años.

GT —Sí, básicamente.

EC —¿En Argentina estaba extendido el uso ya?

GT —No, fue bastante difícil. Hice un campamento de ciencias en Estados Unidos –que es parte de lo que Obama cuenta después–, me becaron, y para mí estuvo buenísimo, aprendí un montón. Volví a Argentina, armé mi primera impresora, y lo bueno fue que empecé a crear un proyecto. Dije: “Quiero crear un proyecto que les permita a otros chicos hacer sus impresoras 3D”. Armé una impresora, lo conté en un evento, y me pasó algo muy loco –por el horario no voy a repetir las palabras–: cuando terminé de contar la idea una persona medio que se paró y empezó a gritar “¡Pibe, vos lo que inventaste es una genialidad o una terrible…!”. Era un invento que estaba buenísimo y había personas que no creían que fuese real. Entonces dije: “Vamos a empezar a hacerlo, vamos a empezar a fabricar estas impresoras”. Me reuní con otro chico que fue socio mío por un tiempo, y ahí fue que empecé a ver lo de las prótesis, porque llega el pedido de la mamá de Feli, que nos solicita una prótesis, que fue la primera prótesis que entregué. Entonces a partir del emprendimiento y de todas estas historias llegamos a ese caso.

EC —El origen entonces es una madre que te pide una prótesis para su hijo.

GT —Sí.

EC —¿Y por qué te la pide a ti?

GT —Porque en Argentina, lamentablemente, y seguramente en un montón de partes del mundo, si una persona necesita una mano, o sea, algo que si te fijás, hoy abriste una botella con las dos manos, y hay chicos que directamente no pueden hacer eso, o andar en bicicleta o hacer actividades muy cotidianas. Entonces para mí tendría que ser un derecho, pero pasa en un montón de lugares que no, una prótesis sale más de US$ 1.500 y una persona tarda entre tres y seis meses en adquirirla. En el caso de Feli, él vive a casi 500 kilómetros de la capital de Buenos Aires, donde estoy trabajando, y si él quería una prótesis o la familia le quería conseguir una prótesis, tenía que viajar, tenía que pagar un montón de plata y no lo podían conseguir, y no había obra social que le cubriese la prótesis.

EC —Hasta ahí entiendo. Pero tú con las prótesis no tenías nada que ver.

GT —No.

EC —Tú te dedicabas en ese momento a las impresoras 3D. ¿Entonces? ¿Cómo esa madre tiene esa idea de pedirte esto?

GT —La verdad es que la mamá de Feli fue bastante curiosa, me imagino. Estaba la tecnología disponible y la mamá de Feli dijo: “De alguna forma tiene que haber un modo de crear algo que entre en la mano de mi hijo, ustedes encárguense de hacerlo”. Llevó seis meses, no fue algo…

EC —Pero fueron seis meses durante los cuales tuviste que empaparte del asunto, para empezar tuviste que aprender a propósito de prótesis de mano. No era tu mundo, tú no estudiabas medicina ni nada parecido.

GT —Soy técnico electrónico y ahora estoy estudiando ingeniería electrónica. Mi contacto con bio es muy poco.

EC —¿Cómo hiciste?

GT —Fui a investigar en internet.

EC —¿Solo?

GT —Sí, o sea, solo y con el equipo de chicos que estábamos trabajando en ese entonces.

EC —¿Hay alguno en ese equipo que tenga algo que ver con el cuerpo humano, con la lectura del cuerpo humano?

GT —No, para nada. Después de un tiempo pedimos asesoramiento a un técnico ortopedista, más que nada por el tema de que es algo de salud y algo que está relacionado con la amputación de una persona, no es un tema para jugar, sí tomamos responsabilidad en eso. Pero al principio fue diseñar, el diseño requería más que nada ver imágenes en internet, entender la anatomía del cuerpo, ver cómo funcionan los tendones, los músculos, cómo es la elasticidad.

EC —¡Una pavada! [Se ríen.] O sea, imprimir en 3D una mano o algo parecido a una mano en principio no es algo descabellado, pero esa mano tiene que funcionar, esa prótesis tiene que cumplir la función que quien no tiene la mano requiere. Eso también lo hicieron, la prótesis que ustedes diseñaron no es una prótesis decorativa simplemente, es una prótesis funcional.

GT —Sí. Lo que fuimos desarrollando al principio era una mano que era como un títere, o sea, tenía elásticos, tendones, era bastante la imitación de una mano. Lo bueno de eso era que como se imprimía en 3D en un mes podíamos tener un modelo, al otro mes teníamos otro modelo, y así íbamos cambiando. Lo bueno es que la brecha entre los diseños es muy chiquita, gracias a esta nueva tecnología.

EC —Esa es una de las grandes ventajas de las impresoras 3D, la facilidad para hacer prototipos, para ir avanzando en la investigación en este caso de una prótesis.

GT —Es una herramienta de prototipado rápido, así se describe.

EC —¿Entonces?

GT —Entonces estuvimos haciendo la prótesis de Feli. Fueron varios meses, hicimos una blanca, una negra, de distintos colores, hasta que un sábado se la llevó un familiar y ese mismo día a la noche Feli nos mandó un video de él utilizando la prótesis y diciendo “mamá, mamá, me duele el músculo”. Porque cuando un chico nace con este tipo de malformaciones en la mano no ejercita el muñón, entonces ese músculo se atrofia. Y con esto él de vuelta empezaba a tener movilidad en la mano, y estaba buenísimo porque intentaba agarrar un paquete de galletitas, un vasito, empezaba a practicar.

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