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Entrevista central, viernes 8 de setiembre: Julián Goyoaga, Camila de los Santos, y María Cristina Zavalkin.

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EC —Ese pueblo es de origen ruso, de población venida de Rusia, pero venida a principios del siglo pasado.

MCZ —Claro, y además ellos se vinieron por problemas con una religión que tenían, eran perseguidos allá en aquella época en Rusia por la religión, y se vinieron con un líder religioso. Y después de tantos años se los persigue por el apellido, porque el Ejército pensaba que si era ruso era comunista.

EC —En aquel momento Rusia integraba la Unión Soviética.

MCZ —Claro, y se daba una paradoja en San Javier: como el que los trajo acá a San Javier, a Uruguay, era un presidente colorado, la mayoría de San Javier es gente colorada, había muchísima de la gente vieja que decía “Viva Ballo, viva Ballo”, porque no sabía decir Batlle en la época en que los trajeron. Después los tiempos fueron cambiando, se fue armando todo un complot y fue una persecución étnica. Tanto es así que hicimos una denuncia ante la ONU.

EC —Tu esposo, Vladimir, había obtenido una beca para estudiar en Moscú, se había graduado de médico en la Universidad Patricio Lumumba. ¿Eso lo marcó de alguna manera ante las autoridades militares, por ejemplo?

MCZ —Y sí, por eso digo que la película es de la intimidad nuestra del hogar y de las cosas, pero es algo necesario para la historia. Por ejemplo el título de Vladimir y las excelentes notas que tenía. Según los militares ahí solamente se estudiaba para guerrillero o no sé qué cosa. Y sin embargo hizo una carrera de médico, y excelente alumno, con unas notas excelentes. Eso lo hemos publicado en las redes sociales, el título que trajo de Rusia.

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EC —Roslik es detenido en abril de 1984 y muere a causa de las torturas en el Batallón de Infantería n.º 9 de Fray Bentos. La primera autopsia, una autopsia fraguada, estuvo a cargo de un médico militar que sostuvo que el fallecimiento se había producido por un paro cardiorrespiratorio. Pero tú, Mary, desconfiaste y conseguiste una segunda autopsia con médicos civiles en Paysandú que reveló los efectos de la tortura en su cuerpo. Y no fue fácil, pero lograste que esa segunda autopsia llegara a la prensa, los medios alternativos de aquella época jugaron un papel fundamental, como Jaque, Convicción, Aquí, La Democracia. Varios de los periodistas responsables dan su testimonio en la película: Juan Miguel Petit, Alejandro Bluth, Manuel Flores Silva, Roger Rodríguez, Roy Berocay. En particular resultó muy importante la investigación de Jaque respaldada nada menos que por Manuel Flores Mora, que escribió sobre el tema algunas de sus legendarias contratapas. Tengo en la memoria bien grabado el título de la portada del primer número: “Oremos por el alma de Vladimir Roslik, que murió asesinado”. Eso iba entre comillas, estaba tomado de una ceremonia religiosa de esos días.

MCZ —Sí, porque cuando se hizo el entierro de Vladimir había poquita gente, del pueblo nada más, fue un entierro íntimo. Pero cuando se divulgó todo gracias al periodismo, se divulgó por todos lados, al mes del fallecimiento se le hace un homenaje y ahí sí viene gente de todo el país. Y ahí es cuando el cura ese, que es un padre de acá de Paysandú, el padre Merlino, dice esa frase que nadie se atrevía a decir.

EC —Debe haber sido muy difícil para ti asumir aquel protagonismo, desafiar de hecho al gobierno militar…

MCZ —Yo no era consciente en ese momento, la intuición me llevaba a hacerlo porque sabía que era mentira, sabía que era una injusticia, al leer ese certificado de la autopsia vi que le faltaban cosas. Además Vladimir era una persona sana, y además fue en 24 horas, lo llevaron… Esa parte de los dibujitos que ustedes ven que yo le pongo los zapatos, eso fue a las 4 de la mañana, pasó todo un día y a las 7, 6.30 me vinieron a avisar que fuera a retirar el cuerpo. Al otro día de mañana temprano me vienen a avisar que vaya a retirar el cuerpo que había tenido un infarto. Yo obviamente no me lo creí, y cuando vi el certificado menos todavía. Entonces… no sé, tampoco fue una cosa que planeé, fue una cosa que surgió automáticamente sobre la marcha. Yo siempre estoy agradecida a gente anónima que me ayudó, tanto como a enfermeras y el chofer de la ambulancia, que me acompañaron ese día y me pude conectar en Paysandú y venirme para Paysandú.

EC —Tú fuiste literalmente con el cuerpo a Paysandú.

MCZ —Sí, de Fray Bentos en vez de irme a San Javier para el cementerio, me vine para Paysandú.

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