EnPerspectiva.uy

Entrevista, viernes 1º de junio: David Torrejón

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

EC —La sentencia ponía en duda el testimonio del propio ahora expresidente Mariano Rajoy, porque él había negado ante el juez conocer absolutamente lo que estaba pasando a su alrededor en esos años.

DT —Sí, aunque la sentencia en eso no era muy coherente, porque si sospechaba de un falso testimonio debería haber tomado medidas en consecuencia, pero dice que las declaraciones del propio Mariano Rajoy no eran creíbles. Y la verdad es que fue así, porque su único papel fue negar, negar y negar.

EC —Tú enfatizabas que si bien antes había habido otras sentencias que habían marcado episodios de corrupción vinculados al PP, la diferencia es que ninguna había concluido que el propio partido fuese culpable.

DT —En efecto, ninguna. Si bien por el momento la sentencia dice que es una culpabilidad en el área civil y no penal, pero es la primera vez que afecta directamente al partido, y aunque seguramente recurra, ya la sospecha de que no eran solo individuos sino una organización corrupta estaba instalada.

EC —En las ocasiones anteriores el argumento principal había sido ese: en todo caso quienes estaban cuestionados eran individuos, no el partido como tal. Por eso Mariano Rajoy y el PP lograron mantenerse en el gobierno. Y no solo eso, ganaron elecciones.

DT —Eso es lo paradójico. Supongo que por eso tenían esa tranquilidad de que, como había ocurrido en otras ocasiones, esta tormenta iba a pasar. Lo cierto es que hasta en España ha sido demasiado; lo digo con cierta ironía porque en cualquier otro país de nuestra proximidad por razones muchísimo más laxas se habría llegado a la dimisión de un gobierno, de su presidente o de un presidente de partido. Pero aquí parecía que nos estábamos acostumbrando a que todo podía asumirse y somatizarse.

EC —¿Qué pasó esta vez? ¿Por qué esta vez el PP y Mariano Rajoy no lograron mantenerse? ¿Qué fue lo que precipitó este resultado más allá de la sentencia de la Audiencia Nacional? ¿Políticamente qué pasaba?

DT —Creo que Pedro Sánchez demostró habilidad y arrojo al darse cuenta de que de cara a la ciudadanía ningún partido medianamente honesto podía permitir que esto siguiera así. Y fue cuando planteó su moción de censura. No sé si ya tenía amarrados algunos apoyos, pero lo cierto es que, a diferencia de otras veces –porque a principios de la legislatura también Podemos planteó una moción de censura–, en esta ocasión enseguida consiguió adhesiones, las de los propios diputados de Podemos, por ejemplo. De esta manera creo que el PP no se dio cuenta de que se entraba en una dinámica diferente; ya no era una izquierda dividida, sino una izquierda unida. Los partidos nacionalistas también, para todos era difícil justificar no apoyar una moción de censura contra el presidente más impopular seguramente de los últimos tiempos. En realidad no había mucha justificación.

EC —De todos modos, había que construir esa mayoría. Con los votos del PSOE y de Podemos no alcanzaba, había que juntar otros apoyos. Y ahí aparecía lo más desafiante, por ejemplo, qué hacía el Partido Nacionalista Vasco (PNV).

DT —Esa fue la última incógnita en despejarse, porque una semana antes el PNV había sido clave para aprobar los presupuestos que presentó el gobierno. El gobierno lo convenció con una factura de más de € 500 millones de euros, que son buenas razones, así habían sido aprobados los presupuestos. Pero el someter al gobierno a una moción de censura y que esta saliera adelante ponía, y supongo que pone, en cierto peligro a esos € 500 millones extra para el País Vasco.

EC —¿Y qué fue lo que hizo que el PNV finalmente se sumara a la moción de censura?

DT —Creo que dos cosas: primero, que Pedro Sánchez reaccionó rápido y enseguida se comprometió a mantener esos presupuestos, y segundo, que el PNV fue lento, y al pensárselo tanto tenía a toda España mirándolo y esperando a ver qué decidía, entonces supongo que no quiso pasar a la historia como el partido nacionalista que mantuvo en el poder a un gobierno de tendencia más o menos centralista. Creo que con eso no le quedó más remedio que situarse en el lado de los que iban a votar que sí.

Comentarios