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Entrevista, lunes 26 de marzo: Pablo García Pintos

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EC —Tengo comentarios de los oyentes, y me llama la atención este: “Debemos agradecer la sinceridad de García Pintos. Sus declaraciones son un poco perturbadoras, pero hay que admitir la frescura de sus palabras. Es bueno que no use eufemismos que confunden y tampoco trate de maquillar las cosas, como otros políticos nos tienen acostumbrados”. ¿Qué dice de esa reacción?

PGP —Me congratulo, porque la sociedad uruguaya ha cambiado en estos 20 años, la gente se hartó del sistema del doble discurso y de llevar sobre sus espaldas un gasto estatal que no se corresponde con lo que el Estado le da al ciudadano. Y le hago una precisión, yo voy a devolver lo cuestionado y lo no cuestionado, del 95 al 2005.

EC —Lo cuestionado y lo no cuestionado, ¿todo lo que usted gastó con la tarjeta corporativa?

PGP —Todo, como si no hubiera tenido tarjeta corporativa. Le voy a pedir a la gerenta general que me diga cuánto debo.

EC —Por ejemplo, si usted con la tarjeta corporativa pagó un almuerzo con visitantes del exterior que venían a reuniones con el BROU, ese dinero también lo va a devolver.

PGP —Todo, todo.

EC —¿Tiene una estimación de cuál es el monto total?

PGP —No tengo la menor idea, pero si en cinco años me daba, no sé, US$ 2.000…

EC —Su razonamiento es: las circunstancias cambiaron, las condiciones cambiaron, los criterios cambiaron.

PGP —Exactamente, los criterios de la sociedad cambiaron.

EC —Usted se movió dentro del marco que en aquel momento existía para el uso de las tarjetas corporativas.

PGP —Es que no había marco.

EC —El uso era discrecional.

PGP —El uso era discrecional. Una limitación se hizo en noviembre del 2005, con el nuevo directorio. Supongo que debe haber sido a raíz del estudio que se habrá hecho del uso de las tarjetas.

EC —Sí, a ver, porque de las explicaciones que usted dio el jueves, lo que más llamó la atención, lo que más dio que hablar fue esto del retiro de efectivo para pagar aportes al partido. Pero también fue discutible lo que indicó a propósito de varias compras que realizaba con la tarjeta y que se cuestionaban. Por ejemplo, joyerías, bazares, artículos para el hogar, etcétera.

PGP —Artículos para el hogar no recuerdo.

EC —Usted señaló que básicamente los gastos que llaman la atención en sus estados de cuenta de la tarjeta corporativa eran regalos de casamiento.

PGP —Sí, claro, el casamiento de gente que me invitaba, que yo conocía en virtud de que la trataba, no tenía amistad con ellos, y me llegaba la invitación. A veces iba y la mayoría de las veces no iba al casamiento, pero iba a La Ibérica o a cualquier otro lugar que dijera la tarjeta donde los novios habían elegido regalos y dentro de un límite que no era ni para quedar mal ni para para quedar sobresaliente hacía el regalo.

EC —También eso es discutible, porque en definitiva estamos hablando de un empresario, cliente del BROU, que manda una invitación al casamiento de su hija o de su hijo a los integrantes del directorio y de esa manera esos directores quedan obligados a asistir a la fiesta o a comprarle un regalo, cuando en todo caso las cosas deberían ser al revés.

PGP —Ellos invitaban porque uno era el director.

EC —Claro, pero hacen la invitación como una cortesía en términos generales para mejorar o mantener en buenos términos su relación con el banco. Y el BROU después termina de hecho comprándoles regalos a los hijos de esas personas. No es muy lógico, ¿no?

PGP —A la luz de hoy en día puede no ser lógico, pero…

EC —En todo caso la lógica sería al revés: que si se casa la hija de un director del BROU les mande invitaciones a clientes del banco con la esperanza de que ellos, para congraciarse con el banco y mejorar su situación de créditos, le manden un regalo.

PGP —Como no estuve en esa condición no sé si habrá sucedido en algún caso. Pero en la primera era difícil que no llegara una invitación. ¿Y uno qué hace? ¿No hace nada?

EC —Una posibilidad es no mandar ningún regalo.

PGP —Es una posibilidad. La otra posibilidad, que es la más usual, es ir con un bono de colaboración al partido o al movimiento. Hay un artículo de algún periodista lúcido que he leído estos días que dice que esa es una de las finalidades principales de tener miembros en los entes.

EC —¿Cómo es eso? ¿A qué se refiere?

PGP —Que son vías para obtener recursos para el financiamiento de los partidos.

EC —Ahora está hablando de la otra parte del uso de la tarjeta corporativa.

PGP —Claro.

EC —Yo le estaba preguntando sobre los regalos de casamiento, etcétera.

PGP —Los regalos de casamiento en sí es para gente que a uno lo invitó a la fiesta y que no tiene ninguna vinculación, salvo que los recibe las veces que sea como clientes, y que al día siguiente ya no lo invitan más, por más que se sigan casando las hijas. Me invitaban en virtud de que yo era director del banco.

EC —¿Todos los directores procedían así en esos casos? ¿Hacían regalos al presupuesto del banco?

PGP —Yo supongo que sí.

EC —En definitiva, usted el viernes tomó las decisiones que tomó. ¿Las consultó políticamente?

PGP —No, no, no, no consulto nada. Las tomé en mi soledad.

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