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Entrevista central, viernes 9 de setiembre: Christian Mirza

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EC —¿Qué limitaciones tienen para moverse, especialmente para salir del país, que ha sido todo un tema de discusión?

CM —Ninguna, ese es un tema del que mucho se ha dicho, a veces con gruesos errores. Los seis refugiados tienen no solamente la cédula sino también un título de viaje que es símil a un pasaporte uruguayo y que les permite viajar al exterior del territorio nacional. Ellos no tienen ninguna limitación en ese sentido, por eso cuando se dice que se escapó o que habría huido es absolutamente falso: todos pueden salir del territorio nacional, de manera que no están condicionados o limitados geográficamente. El problema es cuando uno se mueve a un país, no es uruguayo… Aún los uruguayos para ir a Tailandia, a Vietnam o a otro país, necesitan visa. En su caso, por sus nacionalidades respectivas, necesitan visa, que haya un país que los reciba al que ingresen de manera legal. En el caso de Diyab ese es el problema, no es que no pueda salir.

EC —Diyab fue, de estos exreclusos de Guantánamo, el que mostró más dificultades de adaptación. Primero tuvo una incursión en Buenos Aires, donde realizó una serie de denuncias ante organizaciones civiles y medios de comunicación argentinos. Ahora, a mediados de junio, desapareció y luego se supo que había ingresado a Brasil, para llegar a Venezuela. ¿Cómo se entiende que haya hecho semejante viaje alguien que tiene los problemas físicos y de salud que arrastra Diyab debido, justamente, a los malos tratos que sufrió en Guantánamo?

CM —Ese es un dato que yo no tengo, porque no le hice el seguimiento hasta Venezuela, obviamente. Lo hizo por vía terrestre y en algunos tramos en autobús…

EC —Le pregunto porque ayer en La Mesa, cuando se discutía el tema, se especulaba con la posibilidad de que él tenga, efectivamente, una organización que lo está apoyando en sus acciones.

CM —No me consta, en absoluto, que haya alguna organización atrás. Sí puede tener amigos, allegados, gente que lo está ayudando desde que llegó al país.

EC —Pero es curioso que haya hecho semejante viaje para las limitaciones físicas que él tiene.

CM —Sí, es curioso, pero también es probable que alguno lo haya ayudado en el traslado sin que tenga nada que ver con una organización terrorista o qué sé yo…

RA —Vayamos a lo que pasó en Venezuela. En Caracas, después de presentarse en el consulado uruguayo el 26 de julio, Diyab fue detenido y permaneció durante un mes en dependencias del Servicio Bolivariano de Inteligencia. ¿Qué le comentó sobre ese episodio? Porque aparentemente él esperaba encontrarse con un Gobierno solidario por su enemistad con Estados Unidos, pero ni siquiera pudo ver a su abogado ni a algunos activistas que habían pedido para hablar con él.

CM —Nosotros no hablamos específicamente de ese tema. Mi percepción personal es que tuvo un error de cálculo político, considerando que eventualmente estando en Venezuela se le podría facilitar la salida a un tercer país. Creo que hubo un error de cálculo, y se lo dije.

No tengo los detalles de qué pasó en ese interín, tampoco ahondé. Si los tuviera no sé hasta dónde puedo dar detalles e información de un refugiado, porque hay una ley en donde se establece claramente que la divulgación de información respecto a refugiados puede conllevar la pena de encarcelamiento incluso.

Aparte de eso, yo creo que él se equivocó en la percepción de que podía, eventualmente, Venezuela, un país con una actitud claramente antiestadounidense, con un claro posicionamiento geopolítico en la región…

Su detención se produce porque hay un ingreso irregular, absolutamente, “ilegal”. Yo desconozco la normativa venezolana…

RA —¿Pero por ingreso irregular puede estar detenido e incomunicado durante un mes?

CM —Eso es lo que yo no me explico…

RA —Parece excesiva la pena…

CM —Claro, desde luego que parece demasiado exagerada por haber ingresado sin pasar por inmigraciones, que fue el problema de él.

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