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Entrevista central, viernes 9 de setiembre: Christian Mirza

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EC —Supongo que hay organizaciones como las que están trabajando en este tema que de algún modo pueden facilitar la venida temporal de la familia, simplemente una visita para que se vean mientras se encuentra una solución de fondo.

CM —Sí, se puede. De hecho hay dos familias de los otros refugiados que vinieron, estuvieron 15 o 20 días de visita y retornaron a sus países de origen –nadie se enteró, porque esto hay que hacerlo con discreción y reserva–, una fue a fines del año pasado y la otra hace muy pocos meses, sin ningún inconveniente. Esto lo tramita la Cruz Roja Internacional que, justamente, dispone de un dispositivo de logística y recursos financieros para hacer los procesos de reunificación, pero dependen exclusivamente de la voluntad del refugiado, que exhibe el deseo de reunificación, sin el cual el organismo no puede…

EC —En este caso eso no se da, Diyab lo rechaza por completo.

CM —En este caso no se da, incluso nosotros le propusimos traer a la familia y evaluar con ellos la factibilidad de un reasentamiento de toda la familia aquí o, eventualmente, viajar a otro país. Pero lamentablemente eso no lo aceptó.

RA —Y en cuanto a la posibilidad de irse del país, el gobierno viene comentando que está haciendo gestiones con otros países. ¿Cuáles son los argumentos que han manifestado los países consultados hasta ahora para no recibirlo?

CM —Yo no puedo dar esa información, de ninguna manera. Ya han trascendido algunos de los países que no querrían aceptarlo. Quiero destacar una cosa: el gobierno uruguayo no es que se movió a partir del planteo de algunas organizaciones ayer o anteayer, desde el momento en el que Diyab llega de Venezuela y manifiesta no querer seguir adelante con el proceso de integración en Uruguay el gobierno uruguayo, me consta, empezó a trabajar en la dirección de encontrar una opción viable para que…

EC —¿Qué están buscando? Un país árabe, en primer lugar…

CM —Él dice que quiere ir a un país árabe.

EC —Tiene que ser un país árabe donde puedan instalarse él y su familia.

CM —Donde pueda ir él y luego procesar la reunificación familiar.

EC —Porque su familia vive en Turquía.

CM —No es que vive, está en Turquía, son todos de Siria. Ellos están en Turquía. El problema no es que Uruguay lo retiene contra su voluntad, al contrario, Uruguay trata de buscar una alternativa viable para que él pueda irse, pero para que exista esa alternativa tiene que haber un Estado receptor que eventualmente incluso le otorgue el estatus de refugiado que tiene acá.

RA —¿Ese es un aspecto imprescindible? ¿Para irse a otro país tiene que tener el estatus de refugiado en ese otro país?

CM —No, puede no tenerlo, pero lo que sí es inevitable es que el Estado receptor le dé el ingreso. Algunos preguntan por qué no le damos su pasaporte y él ya lo tiene, ¿qué pretenden?, ¿qué lo pongamos en el aeropuerto y tome cualquier avión rumbo a cualquier país para terminar vaya a saber dónde? Eso es absurdo.

EC —¿Cuánto incide en el rechazo que el gobierno ha ido recogiendo en estas gestiones con otros países el hecho de que él se haya pronunciado partidario de Al Qaeda, como dijo en unas declaraciones que publicó Búsqueda?

CM —Eso generó preocupación y sobre todo incomodidad, porque uno puede expresar sus ideas libremente y por ello no puede ir nunca preso, eso es la libertad de expresión. Yo puedo decir que adoro a Al Qaeda, cosa que obviamente está lejos de mi pensamiento, y solamente por eso no podrían detenerme. Eso no prueba que fuera o sea militante de una organización como Al Qaeda. Es más, el Departamento de Estado cuando llegan aquí los seis refugiados emite un documento oficial, firmado por una altísima autoridad, en donde se establece claramente que ninguno de los seis constituye riesgo alguno ni para Uruguay ni para la seguridad de Estados Unidos. Entonces, si los libera Estados Unidos, ahí también hay una responsabilidad doble: primero por haberlos sometido a lo que fueron sometidos durante 13 años, responsabilidad política y ética que hasta ahora no han asumido, y segundo por haber dicho que con ellos no iba a haber problemas.

EC —Ahora, claro, con sus actitudes él después la complicó, ¿no?, se colocó en la mira.

CM —Sí, con expresiones que son desatinadas, absolutamente, pero bueno…

EC —Y ahora está en huelga de hambre.

RA —En el video que se difundió esta semana Diyab dice: “Me voy a ver a mi familia a otro país o me muero”. ¿Hasta dónde entiende usted que él está dispuesto a llegar?

CM —Es una persona con un temperamento fuerte y con convicciones muy claras. Hasta dónde va a llegar no lo sé, porque no estoy en su piel, lo que sí sé es que estoy permanentemente, todos los días, con él –anoche estuve con él, ahora me voy a verlo a su apartamento–, con algunas opciones o alternativas que no se pueden revelar que eventualmente podrían destrabar o por lo menos aflojar la tensión y encaminarnos a una solución relativamente definitiva de aquí en más.

EC —¿Usted es optimista?

CM —Yo tengo que serlo.

EC —¿Hay elementos nuevos que permiten que usted sea más optimista que otros días?

CM —Hay elementos nuevos. Yo tengo que ser optimista  y transmitirle ese optimismo, ya le dije ayer a Diyab: “I have hope, I have a dream, trust me” [Yo tengo esperanza, tengo un dueño, confiá en mí], porque yo hablo en inglés con el traductor. Tengo que transmitírselo porque yo no soy nadie, yo no tengo poder de nada.

EC —¿Y la huelga de hambre es total, sin líquidos como se ha dicho?

CM —Es una huelga de hambre y está deshidratado, sí.

EC —Se lo pregunto porque el canciller Nin dijo que sabe que durante el vuelo en avión [que lo trajo desde Caracas] tuvo alimentación.

CM —Aparentemente sí, por lo que le habían informado al canciller sí, pero yo no puedo confirmar si tomó un jugo o comió algo…

EC —Se lo pregunto porque hay una preocupación latente en sectores políticos y en los medios de comunicación en cuanto a que este hombre pueda morirse acá, ¿no?

CM —Sí, estamos todos trabajando muy duramente para que no se muera, en primer lugar por él mismo, por un derecho básico e inalienable y respeto a su dignidad humana, y en segundo lugar por todos los impactos que podría tener. Pero sobre todo porque él es una víctima en definitiva, más allá de lo desatinadas que puedan haber sido sus declaraciones, de que algunos dicen que es muy firme en sus posturas, inflexible, más allá de todo, reitero: esto es producto de 13 años de tortura física y psicológica y es responsabilidad de Estados Unidos. Uruguay hoy también es responsable, ni el Gobierno ni Cancillería rehuyeron nunca de esa responsabilidad

EC —Christian Mirza, interlocutor entre el Gobierno y los exreclusos de Guantánamo radicados en Uruguay, gracias por acompañarnos esta mañana.

CM —Gracias a ustedes, espero por lo menos haber aportado algún elemento más de juicio para evitar los estereotipos que estigmatizan, no solamente a él sino también a los otros cinco refugiados que vinieron de Guantánamo que evidentemente tienen una actitud diferente y han podido integrarse a la sociedad uruguaya, aunque con dificultades. Reitero: la decisión política de haberlos acogido rinde tributo a las mejores tradiciones en materia de política exterior del partido que sea, eso es lo importante. Estereotipos y estigmas, no, ¿que esto es complicado? Sí, lo es. Espero haber aportado, por lo menos, un granito chiquito al esclarecimiento del tema.

Video de la entrevista

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Transcripción: Andrea Martínez

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