Nunca Discutimos

Nunca discutimos dijo: Y tu papá también

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“¿Tan corto?”, preguntó Galgo al inicio, pero dio para bastante.

Con el profe de Filosofía Nicolás Martínez de invitado, conversamos sobre la paternidad, centrados en los hombres. Está claro que mucho ha cambiado sobre cómo ser padre durante los últimos años: ya cambian pañales, salen con el carrito a dar vueltas a las 6 am, se desvelan de noche. Los padres ya no son sólo los proveedores materiales (tampoco de la “esencia”, como dijera Aristóteles, al que hoy quemaríamos en la hoguera), sino que están para mucho más. Se les exige estar para mucho más.

Además, parece que muchos reciben bien la exigencia. Porque también tienen buenos sentimientos: quieren ser mejores personas porque ahora no se trata sólo de ellos, sino también de los hijos. Martínez recuerda que le sobrevino la necesidad de ser mejor cuando sostuvo por primera vez a su hijo y nos recordó que cuidar al otro implica cuidarse a sí mismo.

Luciano Supervielle, que hace unos años es padre viudo, fue muy cercano y sincero: nos contó de su experiencia criando a dos hijos solo y cómo logró congeniar su carrera musical con el amor de padre y los cuidados más concretos que precisan sus hijos. Parece que ahora puede hacer giras más largas y hasta llevárselos consigo. Bueno para la música, seguro. Y seguro sus hijos están contentos de viajar con él.

Martín Grassi, desde Buenos Aires, en otra de esas llamadas que hacemos buscando historias, habló de lo que significa para la familia llegar a buenos acuerdos, incluso después de la separación. Nos recordó que no hay una receta para presentarle la pareja nueva a los hijos: no es que, si “sobrevive” 3 meses, ya se puede presentar, sino que hay distintas cosas para calibrar.

Para suerte de nuestros padres, confesamos habernos dado cuenta, después de serlo nosotros, de que muchas cosas que hicieron fueron por cuidado y protección. Por esa cosa un poco difusa que se llama amor. Ah, y también comprendimos lo difícil de estar continuamente al límite, sin saber siempre qué hacer sobre la marcha, y por qué la paciencia es un bicho que a veces aparece y muchas otras, no. Eleonora lo dijo bien: “me di cuenta de que podía tener paciencia cuando fui madre”.

Peter The Lion, con gran cordura, aclaró que no todas las paternidades son buenas. Por si nos estábamos poniendo demasiado optimistas, una bajada de línea de lo real. Porque también, aunque quizá no sabríamos cómo buscar esas historias para una llamada, hay padres violentos y desconsiderados, de los que se nos olvidó hablar durante este programa que se ocupó más de las buenas paternidades. Pero el terrible de tu papá también.

Para cerrar sin normativismos, pero con alguna consideración de carácter ético, Martínez nos trajo esa idea del mundo mejor, que muchas veces pasa por idealista o ingenua, pero que a él lo motiva concretamente: si el hijo tiene que vivir en el mundo, más nos vale ocuparnos que de que sea mejor.

Así fueron las cosas a la hora del té con Eleonora Navatta, Peter The Lion y Santiago de Arteaga en la mesa. El Galgo, que nos puso al aire, cerró con un tema del Gato Esteban: Father and Son: “… and it’s hard, but it’s harder to ignore it”.

¡Viva la radio!

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