El Ministerio de Economía y Finanzas y el Ministerio de Trabajo anunciaron conjuntamente cuáles serán los lineamientos oficiales para la próxima ronda de negociación colectiva en los Consejos de salarios.
Emiliano Cotelo (EC): ¿Qué aumentos salariales se pautan desde el gobierno para los próximos años? ¿Qué similitudes y diferencias hay con los lineamientos que había planteado el gobierno para la ronda anterior de Consejos de Salarios? Les proponemos recorrer los anuncios de ayer en diálogo con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
Romina Andrioli: Tamara, ¿cómo vieron los anuncios que hizo el gobierno ayer?
Tamara Schandy: En términos generales se puede decir que no hubo grandes sorpresas. La base de los lineamientos es muy similar a la de la ronda previa.
Por un lado, se proponen ajustes nominales. Esto quiere decir que las tasas de aumento que se sugieren son fijas, no se componen de “inflación + aumento real”, como sucedía en el pasado hasta que eso cambió en la última ronda de negociación. Esas tasas de aumento, a su vez, son decrecientes en el tiempo y diferenciales según el dinamismo del sector. Eso también mantiene el espíritu de la ronda anterior. También se repite el hecho de que se proponen aumentos diferenciales para los salarios “sumergidos” (o sea, para las franjas salariales más bajas). Además, se plantea que los ajustes sigan siendo semestrales y que los correctivos de inflación no operen en forma inmediata, sino que –salvo excepciones-, operen luego de los dieciocho meses de convenio.
RA: Dentro de ese esquema general, vayamos recorriendo los detalles más concretos. ¿Cuánto subirían los salarios según estas nuevas pautas?
TS: En general se sugieren convenios a 24 meses, así que voy a comentar tasas de aumento para dos años. Como decía, son tasas decrecientes. La idea es que el segundo año de convenio los salarios suban un poco menos que en el primero.
Las pautas distinguen tres tipos de sectores: los “dinámicos”, los “medios” y los sectores “en problemas”.
Para los sectores “medios”, se propone un incremento nominal de 7,5% el primer año y de 7% el segundo año. Para los sectores “dinámicos” los aumentos son de 8,5% y 8% y para los “en problemas” son de 6,5% y 6% respectivamente.
RA: ¿Cómo se comparan esos porcentajes con el ritmo que tienen hoy en día los salarios en Uruguay?
TS: Si miramos el Indice Medio de Salarios, los últimos datos llegan a enero y marcan un ritmo de aumento interanual de 8,4% para el conjunto de la economía. Pero recordemos que el IMS puede estar subiendo más que la pauta para un sector “medio” por efecto de que los salarios más bajos tienen aumentos adicionales y porque puede haber sectores que se habían clasificado dinámicos también empujando hacia arriba. En realidad, Romina, ese 8,4% que vemos en los datos a enero es bien consistente con los lineamientos oficiales (la pauta original de 2015 y lo que luego se modificó en 2016), que para un sector “medio” este año preveían un ritmo de suba de 7,5%.
Comparar IMS con pautas, como decía, no es directo… Pero si comparamos estas pautas que se anuncian con las que inspiraron los convenios que están vigentes, sí podemos afirmar que para un sector “medio” hay una moderación nominal recién para el segundo año de convenio, y es una moderación acotada.
RA: – Con esos estos aumentos nominales que sugiere el gobierno, ¿cómo queda la perspectiva del salario real?
TS: – Eso depende de dos cosas… de cómo termine siendo el aumento efectivo de los salarios en relación a estas pautas y de cuáles son las expectativas de inflación para los próximos dos años.
Respecto al primer elemento, hay que tener en cuenta que los lineamientos oficiales no son de aplicación obligatoria. Las pautas son una referencia clave (sobre todo porque en caso de no acuerdo entre empresarios y trabajadores el gobierno debería terciar en el sentido de las pautas), pero los convenios que se acuerdan en los distintos sectores pueden no ajustarse en su totalidad a lo planteado por el gobierno.
También hay que ver cómo termina siendo la clasificación sectorial… cuántas mesas van por la franja de sector “medio”, cuántas dan aumentos alineados con las pautas para sector “dinámico” y cuántas con las de sector “en problemas”. En la cadena nacional de ayer se dijo que se van a proporcionar indicadores de clasificación, pero hasta ahora creo que no se han hecho públicos.
Y por otro lado, está la incidencia de los aumentos diferenciales para los ingresos más bajos, que esta vez se establecen entre 1% y 2,5% dependiendo del sector.
Con todos esos elementos, es probable que el Indice Medio de Salarios termine subiendo un poco más que el 7,5% y 7% que marcan las pautas para un sector “medio”. Sin haber hecho números finos aún, tendemos a pensar que para el primer año probablemente veremos algo bien similar a lo que observamos actualmente y que recién al segundo año veremos una moderación adicional, más bien pequeña.
Qué impacto tiene eso en el poder de compra de los salarios dependerá, como recién decía, de la inflación.
RA: – ¿Cuáles son sus estimaciones considerando las proyecciones que actualmente manejan en materia de inflación?
TS: – Nuestros modelos indican que con ese ritmo de aumento del salario nominal (y con nuestras proyecciones de dólar y otras variables que también entran en el esquema de proyección), es probable que inflación esté en 2019 y 2020 en la parte superior del rango meta de inflación (cercana a 7%).
Eso dejaría incrementos del salario real más acotados que los que vimos en 2016 y 2017 (cuando la caída de la inflación desde el máximo de 10% que vimos a inicios de 2016 terminó favoreciendo un aumento relevante del salario real). Pensamos que los salarios privados subirán en torno a 1% anual, quizás un poco menos. Esto es algo que había sido anticipado por las autoridades en las últimas semanas, al subrayar que buscarían priorizar el empleo por sobre el crecimiento del salario real.
RA – ¿Se puede decir entonces que son pautas “adecuadas” a la realidad que atraviesa el mercado de trabajo?
TS – Todo depende de dónde pongamos la mira. Hace algunas semanas cuando comentábamos las cifras más recientes del mercado de trabajo decíamos que en Uruguay se han perdido unos 37.000 empleos desde 2014. Comentábamos además que si sumamos el desempleo abierto con la población subempleada (los que tienen algún trabajo, pero por menos horas de lo que quisieran) y los que presumiblemente están “desalentados” (esto es, quienes dejaron de buscar trabajo por no encontrarlo), en Deloitte estimamos que hay más de 300.000 personas con problemas de insuficiencia de empleo. Esa situación podría haber ameritado cambios más importantes en las pautas salariales…
Si Uruguay se propusiese bajar el desempleo a valores de 5% (que es una tasa más razonable a nivel internacional) y contempláramos el retorno al mercado de trabajo de aquellos que se fueron desalentados en los últimos años, entonces estimamos que tendríamos que pensar en una creación de unos 90.000 empleos aproximadamente. A nuestro juicio, eso difícilmente suceda con el marco de estas pautas.
RA: – ¿Por qué lo decís, Tamara? ¿En qué aspectos podría haber habido cambios más importantes en las pautas?
TS: – Se nos ocurren varias cosas, Romina. En primer lugar y en relación a la clasificación de los sectores, la realidad es que hay sectores que crecen, pero lo hacen sin crear empleos… Esos sectores no deberían estar dando incrementos mayores a la media. A su vez, sectores que crecen y crean empleo (pocos en las circunstancias actuales) no deberían ser “penalizados” con pautas de incremento mayor de salario si realmente queremos privilegiar el empleo ante todo.
Deberíamos apostar a que los sectores más dinámicos contraten más trabajadores… La lógica de que cuando un sector crece mucho, entonces debe aumentar más los salarios limita la capacidad de contratación de personal de ese sector… y entonces limita el pasaje de trabajadores desde sectores en problemas a sectores dinámicos… y esto termina generando una mayor dispersión de salarios en el mercado de trabajo y una menor productividad en la economía… porque justamente se dificulta el pasaje de trabajadores a los sectores dinámicos… Cuando años atrás toda la economía crecía fuertemente y el empleo subía, podía pensarse que este problema no era tan importante. A nuestro juicio, en el contexto actual no tiene sentido que las pautas sean de más aumento en los sectores más dinámicos.
RA: – Si te entiendo bien, Tamara, en este contexto el concepto de “dinámico” tendría que hacer más referencia al aumento del empleo que al aumento de la producción…
TS: – Sí, pero la realidad es que hoy pocos sectores crean empleo… y eso quiere decir que no debería haber pautas con aumentos relevantes del salario real en ningún sector de la economía. Veremos cómo terminan siendo los indicadores de clasificación sectorial que se proponen… Quizás se atienda esto, pero en la cadena de ayer no se mencionó nada en relación a que fueran a cambiar respecto a rondas previas.
Otro tema es el de los aumentos diferenciales en las franjas más bajas de salarios. Es obviamente sumamente atendible el argumento de que hay salarios que son indeseablemente bajos, insuficientes para sostener un hogar… pero por otro lado tenemos un desempleo alto y cuando miramos la composición de ese desempleo hay una proporción alta que viene de segmentos de la población con menor calificación. Tenemos una tasa de desempleo de 25% entre los jóvenes. Tenemos más del 60% de los desocupados contentastando al INE que no ponen condiciones en su búsqueda (ni de horario, ni de sector, ni de remuneración). En ese contexto, puede ser peligroso seguir levantando las pautas de los salarios más bajos, porque hay riesgo de seguir agravando la problemática de empleo de algunos segmentos de la población.
En el mismo sentido puede observarse el énfasis que se puso ayer en otros objetivos que se perseguirán en esta ronda, relacionados a la formación, a temas de hábitos de vida saludables o transporte al trabajo, por ejemplo. Son elementos por supuesto muy atendibles desde una perspectiva de ir mejorando la calidad de vida del trabajador, pero que suman presiones de costos desde la perspectiva de las empresas y en las circunstancias actuales pueden poner más presión sobre una cantidad de empleo que ya viene cayendo.
Y por último, Romina, yéndonos del tema empleo, está la señal que estas pautas emiten desde el punto de vista inflacionario. A nuestro modo de ver, no son pautas que denoten gran compromiso con la meta puntual de inflación.
RA: – ¿Por qué lo decís, concretamente, Tamara?
TS: – En las pautas anteriores se planteaba 7% de aumento para un sector medio como punto final de la escalera decreciente de tasas, pero era un contexto de inflación mayor. El mismo 7%, con la lupa actual, es menos ambicioso… y a nuestro juicio deja entrever que las autoridades piensan que es más probable ver la inflación en ese entorno que yendo al 5% que es el centro del rango meta… O visto de otro modo, si por alguna razón la inflación terminara inesperadamente yendo al centro del rango meta, al 5%, entonces estas pautas conducirían a nuevos aumentos significativos del salario real, con efectos probablemente negativos en el empleo…
Así que, para ponerlo en pocas palabras, Romina, estas pautas no parecen consistentes con el doble objetivo de llevar la inflación a 5% y promover el empleo… Nuestra interpretación es más bien que dejan entrever que el gobierno se conformará con una inflación cerca del techo del rango en los próximos dos años.