Esta semana el Fondo Monetario Internacional presentó nuevas proyecciones para la economía de EEUU, advirtiendo que aguarda un menor crecimiento de lo que esperaba algunos meses atrás. Concretamente, el organismo recortó hasta 2,1 % la tasa de crecimiento que espera tanto para este año como el próximo. Los anteriores pronósticos (de abril de este año), apuntaban a que el PBI de la principal economía del mundo aumentaría 2,3 % en 2017 y 2,5 % en 2018.
Emiliano Cotelo (EC): Por lo tanto (y teniendo en cuenta que las revisiones que hace el FMI sobre las economías desarrolladas son en general de una o dos décimas a lo sumo) ésta parece ser una corrección relevante, especialmente para el año que viene. ¿Qué motivó este recorte y qué implicancias tiene para nuestra región? Lo hablamos con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.
Romina Andrioli (RA): Florencia, si te parece comencemos por repasar las principales cifras en relación a la economía de EEUU… ¿Cómo viene siendo su desempeño en el último tiempo?
Florencia Carriquiry (FC): A primera vista, podemos decir que el panorama económico viene siendo bastante bueno, aunque si analizamos las cifras con mayor detenimiento, hay algunos elementos que obligan a guardar cautela.
Por un lado, el PBI en términos reales viene acumulando una expansión de 12 % respecto al nivel pre-crisis de 2008-2009, lo que muestra una recuperación bastante más fuerte que la que viene dándose, por ejemplo, en la Zona del Euro (en dónde apenas estamos 3 % arriba de aquellos niveles). Además, la creación de nuevos puestos de trabajo ha sido sostenida en estos últimos años y eso contribuyó a que la tasa de desempleo esté hoy en día en niveles históricamente bajos (apenas arriba del 4 %). A su vez, la inflación ha aumentado y está en torno al objetivo que tiene la Fed de un 2 % anual, un registro que no alcanzaba desde mediados de 2014… Y este repunte de la inflación es una buena señal en la medida en que refleja una demanda interna más firme.
RA – Todos estos elementos que mencionas parecen efectivamente reflejar un buen desempeño de esta economía… ¿Por qué decís que hay que elementos que obligan a guardar cautela? ¿A qué te estás refiriendo concretamente con eso?
FC – Me refiero a que, pese a ese mejor desempeño relativo de la economía estadounidense, todavía hay algunas señales de preocupación. Por ejemplo, aunque es verdad que en estos años la actividad se mostró más dinámica que en otros países desarrollados, el PBI subió apenas 1,6 % el año pasado (se desaceleró frente a años previos) y el mercado laboral sigue manteniendo fragilidades. En particular, si bien el desempleo es históricamente bajo, la participación en el mercado laboral (es decir, la cantidad de gente que tiene empleo o lo busca) todavía no alcanzó los niveles previos a la crisis (y es mucho más baja que la participación que tienen países como Alemania, por ejemplo). Además, varios analistas y el propio FMI señalan que la productividad está subiendo mucho menos que en períodos pasados de expansión de la economía y que hay varios desafíos demográficos también (de envejecimiento de la población) que generan riesgos de mediano plazo para las perspectivas de crecimiento futuro.
RA – ¿Es por estas razones entonces que el FMI decidió rebajar sus proyecciones de crecimiento?
FC – El fondo efectivamente se refiere a varios de estos elementos en el informe que divulgó estos días y también hace mención a desequilibrios macroeconómicos como el alto nivel de deuda pública o el déficit de cuenta corriente que presenta la economía estadounidense.
Sin embargo, el elemento clave para revisar su pronóstico tuvo más que ver con un cambio en los supuestos de política económica de más corto plazo.
RA – ¿A qué te estás refiriendo concretamente?
FC – Esencialmente, la proyección anterior del FMI tenía incorporado el supuesto de que la actual administración Trump iba a avanzar en varias reformas económicas que impulsarían a la economía en el corto plazo. En particular, el escenario base anterior suponía que el actual Gobierno llevaría a cabo una política fiscal expansiva, de la mano de un recorte masivo de impuestos y de un plan de infraestructuras, que alentaría un mayor dinamismo económico (al menos de corto plazo). Sin embargo, viendo lo complicada que está la situación política actual para Trump y lo trancada que vienen otras discusiones a nivel del congreso (como el desmantelamiento del Obamacare), el fondo decidió retirar este supuesto de su escenario base para 2017-2018. Es decir, ahora el FMI está asumiendo que no van a haber cambios sustanciales a nivel de la política fiscal y este cambio de supuesto es lo que llevó a que ahora el crecimiento proyectado haya bajado hasta 2 % para este año y el próximo, como mencionábamos antes.
RA – ¿Y qué implicancias tiene esta expectativa de un menor crecimiento en EEUU para el resto del mundo y para los países emergentes en particular?
FC – En general, en la medida en que todavía se está advirtiendo un panorama de crecimiento en EEUU (nadie está temiendo una recesión ni mucho menos, que obviamente sería negativa para el mundo), tendemos a pensar que esta revisión de pronósticos no es una mala noticia para el mundo emergente en general.
En particular, este panorama de un crecimiento moderado en EEUU consolida la idea, ya instalada en estos últimos meses, de que la suba de tasas por parte de la Reserva Federal va a ser muy lenta… Incluso, el propio Fondo menciona en el informe que el panorama actual debería reforzar una política cautelosa de suba de tasas en EEUU, señalando incluso que tampoco sería problemático que la inflación subiera transitoriamente por encima del objetivo puntual de 2 % y marcando que peor error sería apurarse en el endurecimiento monetario y afectar el crecimiento de la economía.
Con lo cual, desde una perspectiva financiera, como decía recién, se ratifica un panorama de suba de tasas muy gradual en el mundo desarrollado y por lo tanto de mantenimiento de buenas condiciones de financiamiento para nuestras economías…
RA – ¿Y cómo impacta esto en el valor del dólar?
FC – Bueno, de alguna manera, este escenario también permite pensar en que el dólar va a permanecer relativamente debilitado en estos próximos años… Si no vemos cambios en esta expectativa de suba de tasas lenta y si no hay nuevos shocks a nivel mundial que generen nuevas situaciones de nerviosismo en los mercados financieros, no resulta esperable que el dólar vuelva a fortalecerse de forma muy significativa y generalizada… De hecho, el mismo Fondo habla de que la moneda estadounidense hoy luce algo sobrevaluada a nivel global… con lo cual tampoco podríamos descartar algún debilitamiento adicional del dólar como tendencia general.
En definitiva, Romina, este escenario de tasas bajas y sin expectativas de fortalecimiento significativo del dólar debería seguir alentar un flujo sostenido de ingreso de capitales al mundo emergente y, desde esa perspectiva, resulta un panorama más favorable para estos países… Aquellos que tengan mejores fundamentos macroeconómicos van a poder aprovechar en mayor medida este escenario pero incluso para los países que presentan desequilibrios significativos en su macro, este contexto financiero global supone mayores holguras de tiempo para realizar los ajustes necesarios.
RA – Y en esa mirada, ¿en dónde queda Uruguay?
FC – A ver… Es claro que en Uruguay el contexto macroeconómico viene mejorando. Estamos viendo una reactivación importante de la economía desde finales del año pasado. Al mismo tiempo se ha registrado una baja de la inflación muy notoria (que tiene por detrás la misma caída del dólar) y el Gobierno ha aprovechado esta mejora del escenario financiero global, este mejor desempeño reciente y la corrección de las expectativas inflacionarias y devaluatorias que se ha venido observando, para realizar, por ejemplo, una muy exitosa emisión de deuda en pesos nominales en el mercado internacional.
Es claro que nuestro país tiene algunos debes en sus fundamentos macroeconómicos… sobre todo en el plano fiscal y en el plano de la competitividad (nos hemos quedado muy caros en dólares), pero, como decía recién, este escenario externo nos está dando más tiempo para realizar los ajustes necesarios… Es importante que no caigamos en la tentación de pensar que por ser menos urgentes esos ajustes ya no se precisan… A nuestro juicio el Gobierno debería mantenerse firme en la intención de mejorar las cuentas fiscales (incluso cuando se acerque un nuevo ciclo electoral, con las presiones políticas que eso supone). Y al mismo tiempo, el manejo macroeconómico en general debería ir alentando una mejora gradual de la competitividad. El mundo nos está dando tiempo… esperemos lo aprovechemos.
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Crédito imagen en Home: TaxRebate.org.uk.