El Fondo Monetario Internacional publicó esta semana una nueva edición de su informe de perspectivas económicas, incluyendo una corrección a la baja de las proyecciones de crecimiento global para 2018 y 2019.
Emiliano Cotelo (EC): ¿A qué responde este ajuste? ¿Cuál es el panorama por zonas? Y en particular… ¿qué se espera para nuestra región y para Uruguay? Les proponemos conversar sobre los principales destaques de este informe con la economista Alicia Corcoll, de la consultora Deloitte.
Romina Andrioli (RA): Alicia, comencemos por ubicar a los oyentes con los números de crecimiento para la economía mundial… ¿A qué ritmo viene creciendo el PBI mundial y qué tanto ajustó el Fondo sus pronósticos?
Alicia Corcoll (AC): Las proyecciones de crecimiento para la economía mundial en su conjunto se revisaron desde un 3,9% anual en 2018 y 2019 hasta un 3,7% en ambos años. No es una revisión demasiado sustantiva (es de sólo dos décimas respecto a lo que se venía manejando hasta ahora) y se mantienen perspectivas que en general son relativamente positivas… pero no deja de ser un cambio, Romina, que confirma un panorama algo más pesimista para la economía mundial.
Con tasas como esas, el PBI global estaría creciendo a un ritmo muy parecido al del año pasado… Un ritmo que es bueno frente a 2015-2016 (que habían sido años particularmente pobres desde esta perspectiva), pero que igual está lejos de parecerse al que tuvimos en los años del “boom” antes de la crisis financiera internacional…
RA – Está claro. Ahora, ¿cómo son las perspectivas a nivel de regiones? Esta revisión a la baja, ¿fue generalizada?
AC – Como suele suceder, el crecimiento promedio del mundo emergente es superior al que se pronostica para las economías desarrolladas… pero en esta corrección a la baja son justamente los países emergentes los que están teniendo las correcciones más importantes. Eso, Romina, es coincidente con un 2018 en el que varias de estas economías están performando bastante peor en materia de actividad económica que lo que se preveía algunos meses atrás.
Yendo a los números concretos, para el bloque emergente el escenario base del FMI apunta a un crecimiento del orden de 4,7% tanto en el promedio de este año como en 2019… Con tasas como esas, las emergentes estarían creciendo a un ritmo muy similar al del año pasado, pero a un ritmo más bajo que el que se aguardaba a inicios de año, cuando en general se manejaban tasas de crecimiento en el eje del 5% anual.
RA – Me imagino que en nuestra región en particular se alojan varias de las “decepciones”…
AC – Sí. Si miramos las perspectivas consolidadas para América Latina y el Caribe, el FMI espera que la región crezca en promedio a un ritmo de 1,2% este año y de 2,2% en 2019.
Crecimientos de entre 1% y 2% son bajos cuando los comparamos con otras zonas e implican una revisión bastante grande frente a lo que venía siendo hasta ahora el escenario base del FMI: de unas cuatro décimas en ambos años.
Y si vamos a los motivos, uno de los factores que está detrás de este peor desempeño esperado para la región es el deterioro que estamos viendo a nivel de las condiciones financieras internacionales, pero el Fondo también marcó temas locales en algunos países… y obviamente está bien presente la revisión a la baja de las expectativas de crecimiento para Argentina y Brasil que venimos comentando con ustedes en el programa, que ya se anticipaba en los pronósticos de analistas locales…
RA – ¿Podría decirse que el Fondo “se puso a tiro” con esas proyecciones locales?
AC – En términos generales, sí… Puntualmente, en el caso de Brasil se ajustaron los pronósticos hasta 1,4% y 2,4% en 2018 y 2019 y para Argentina ahora se aguardan caídas del PBI de 2,7% y 1,6% respectivamente. En Argentina el cambio fue sumamente importante (de hecho, las últimas proyecciones marcaban subas de entre 2% y 3%). La caída prevista para el año que viene es bastante mayor que la que maneja oficialmente el gobierno (que es de 0,5%)… pero se justifica por el impacto de todo el “desorden” financiero que atraviesa Argentina desde abril-mayo y por las caídas abruptas que ya empezaron a mostrar los últimos datos de actividad económica.
RA – ¿Qué se proyecta para el resto de las economías emergentes, Alicia?
AC – La otra referencia del mundo emergente que estuvo bajo la mira en este último tiempo es Turquía, que es otro de los países con problemas macroeconómicos graves y que estuvo más golpeado por el cambio en el contexto internacional de los últimos meses. Allí las revisiones también fueron muy importantes. Se aguarda ahora un crecimiento de 3,4% este año, pero una suba prácticamente nula en 2019 (cuando anteriormente se esperaba un crecimiento en el eje del 4%)… Son tasas que lucen muy pobres si se tiene en cuenta que se trata de una economía que venía creciendo a un ritmo del orden de 5% en la última década.
Más allá de estos ajustes, la verdad es que no hubo modificaciones demasiado sustantivas en el resto de los emergentes. China siempre es una referencia clave por su peso en la economía mundial (representa aproximadamente un quinto del PBI global). El FMI espera que China crezca 6,6% este año, que es una tasa ligeramente inferior a la que mostró en 2017 pero que sigue siendo muy alta para lo que son los parámetros mundiales… y en este caso incluso no hubo ningún cambio respecto a lo que venía proyectando el FMI hasta el momento.
RA – ¿Y qué se espera en relación a las economías desarrolladas? ¿Cuánto ha cambiado la visión del Fondo respecto a Estados Unidos y Europa?
AC – Para las economías desarrolladas en su conjunto la revisión fue muy acotada y se sigue aguardando un crecimiento ligeramente superior al 2% anual para 2018 y 2019.
En el caso de Estados Unidos el Fondo sigue esperando un crecimiento robusto (de 2,9% este año y de 2,5% el año que viene), a la luz de lo que viene siendo la dinámica de estos últimos meses. La economía norteamericana está creciendo a buen ritmo y eso tiene mucho que ver, por ejemplo, con las medidas de estímulo fiscal implementadas por el gobierno de Trump.
En cambio, para la Zona del Euro sí se bajaron los pronósticos, hasta aproximadamente 2% anual en 2018-2019. El bloque europeo viene desacelerándose en forma marcada en estos últimos meses, particularmente por un muy mal desempeño de las exportaciones (resentidas, en parte, por las tensiones comerciales con Estados Unidos).
RA – Alicia, ya para ir terminando, el informe también incluyó una rebaja en las perspectivas para Uruguay hasta 2% este año y 3,2% en 2019. ¿Cómo se comparan estos pronósticos con la visión que tienen ustedes y otros colegas en el ámbito local?
AC – Para Uruguay la revisión frente al pronóstico previo fue bien importante, de casi un punto y medio para este año. De nuevo, en este caso es evidente que el FMI viene “de atrás” con el ajuste de proyecciones y que el nuevo pronóstico para este año ahora está bastante más emparejado con la visión que venimos manejando los analistas uruguayos.
Sin embargo, el Fondo sigue manejando un crecimiento cercano a 3% en 2019, no introdujo modificaciones… Ahora, acá si tenemos matices, porque a nuestro juicio es probable que la economía uruguaya sigua desacelerándose el año que viene y crezca a un ritmo realmente muy moderado. Como hemos señalado otras veces en este espacio, nuestro escenario base contempla un crecimiento del PIB de menos de 1% en 2019… y con los problemas de competitividad que arrastra Uruguay y los riesgos de un contexto regional e internacional más adverso, la verdad es que tampoco puede descartarse un desempeño incluso peor. En definitiva, Romina, el Fondo parece estar viendo la pérdida de dinamismo de la economía como algo más bien transitorio, mientras que a nuestro juicio es poco probable que veamos al PIB recuperando firmeza el año que viene y más bien estamos preocupados por un eventual riesgo recesivo.