El Instituto Nacional de Estadística informó ayer que el IPC bajó 0,55 % en diciembre y que por lo tanto la inflación cerró el año 2016 en 8,1 %.
Romina Andrioli (RA) —¿Cómo fue la evolución de los diferentes rubros que componen la canasta del IPC? ¿Cuáles son las perspectivas para el año que comienza? A continuación, les proponemos conversarlo con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
Tamara, ¿qué lectura hacen del dato de inflación de diciembre que se publicó ayer?
Tamara Schandy (TS) —Era ampliamente anticipado que iba a haber una caída del IPC en el mes, porque esencialmente es el resultado de la aplicación del programa de UTE Premia. Es algo que se viene reiterando sistemáticamente desde 2012 y que tiene por efecto que en diciembre el precio de la electricidad que entra en el cómputo que hace el INE baje en el orden del 20 %. Se revierte luego en enero, pero en diciembre tiene un efecto deflacionario muy importante.
Dicho eso, también hay que destacar que el resto de la canasta tuvo niveles de inflación mensual un poco menores a los que sugerían nuestros modelos. De hecho, la inflación subyacente (que surge de depurar el IPC de la evolución de los precios administrados y de las frutas y verduras, que son muy volátiles) fue 0,35 % en el mes, cuando nuestra proyección estaba más en el entorno de 0,5 %.
Y lo otro que sucedió en diciembre es que las frutas y verduras también tuvieron una contribución deflacionaria. Esto era algo que también se anticipaba, porque son precios que habían subido mucho en el año y que en estos últimos meses estaban tendiendo a ceder… Pero la caída fue bastante significativa en diciembre (en particular, el precio promedio de las verduras bajó 4,6 % según informó el INE).
RA —Con este dato mensual la inflación anual terminó 2016 en 8,1 %, un nivel que parecía impensable algunos meses atrás (cuando teníamos la inflación en niveles de dos dígitos). ¿Cuánto pesó la evolución del dólar en ese cierre?
TS —Recién decía que el dato de diciembre estuvo en línea con nuestra proyección… y también es cierto que desde hace varios meses ya proyectábamos una inflación cerrando el año en torno a los niveles que terminamos viendo. Pero es verdad que a inicios del año el panorama era otro. Nuestra proyección era que la inflación iba a rondar el 10 % en 2016.
Sin duda la evolución del dólar es la que explica la diferencia entre ese pronóstico y lo que finalmente ocurrió. De hecho, en la descomposición del IPC que muchas veces comentamos en este espacio, el gran responsable del descenso de la inflación ha sido el comportamiento de la inflación transable (o sea, de la inflación en aquellos bienes en cuya formación de precios el dólar tiene un rol clave, ya sea porque son importados, porque compiten con importados o porque son exportables). La inflación transable arrancó el año arriba de 9 % y lo termina en 5 %.
En cambio, lo que los economistas llamamos inflación “no transable” (que por oposición a lo anterior mide los bienes y servicios de la canasta del IPC cuyos precios se mueven más bien por la dinámica doméstica), se mantiene en torno de 10 %. Tendió a ceder respecto a los niveles que llegamos a ver en el primer semestre, pero igual cerró el año en 10,1 %.
RA —Tamara, ¿cómo impacta este cierre anual de inflación que tuvimos en 8,1% sobre otras variables? Estoy pensando, por ejemplo, en la dinámica de los salarios…
TS —Antes era muy importante porque había muchos sectores que concedían ajustes por la diferencia entre la inflación de diciembre y 5 %, que es el centro del rango meta.
Sin embargo, con la nueva lógica de ajustes que procuró instalar el gobierno en la última ronda de negociación, el IPC de diciembre ya no es particularmente tan relevante (al menos mientras la inflación no sea muy alta). Lo que eventualmente dicta si hay o no correctivos no es la diferencia con 5 % sino si la inflación está por encima de los aumentos nominales de salarios que se conceden. Ese no fue el caso, así que el salario real no cayó y por lo tanto no corresponde correctivo de inflación… y además, en muchos sectores que tienen esta lógica de “compensación”, el correctivo no aplica año a año sino en el acumulado de períodos más largos… queda diferido en el tiempo el ajuste…
Quedan algunos convenios de la ronda pasada y convenios que vencían en diciembre y por lo tanto les corresponde ahora un correctivo por la inflación actual (8,1 %) y el 5 %, como mencionaba antes… Para esos sectores en particular el ajuste por inflación es importante (3 %), pero no son tantos sectores.
En síntesis, entonces, podría decirse que la dinámica de indexación salarial ha cambiado bastante en el este último tiempo. El IPC de diciembre importa mucho menos hoy que por ejemplo en 2012, cuando la introducción del UTE Premia por primera vez cambió bastante el resultado de inflación de aquel año y por lo tanto la evolución de salarios y pasividades del año siguiente.
RA —¿Cómo es el panorama de inflación para 2017? Te lo pregunto porque recién decías que la baja de la inflación estuvo muy asociada a la evolución del dólar, pero los pronósticos de ustedes contemplan cierto repunte del tipo de cambio. ¿Eso significa que la inflación también tenderá a subir?
TS —No, porque el aumento previsto es moderado y porque hay otros elementos que juegan en dirección contraria. Me estoy refiriendo, particularmente, a la trayectoria prevista para los precios de las frutas y verduras.
Decía al comienzo que 2016 fue un año en el que estos precios tuvieron niveles de inflación extraordinarios, por condiciones climáticas adversas. En el primer semestre, el aumento acumulado del subíndice de frutas y verduras fue de 27 %. Asumiendo condiciones más “normales” este año, en ese componente vamos a ver una desinflación muy importante. Es más, producto de eso pensamos que la inflación total (medida en el conjunto del IPC) podría terminar ingresando –al menos transitoriamente- al rango meta del Banco Central dentro de algunos meses.
RA —Tamara, recordemos a los oyentes cuál es el rango objetivo que maneja actualmente el Banco Central…
TS —Es un rango que va de 3 % a 7 %. Nuestros modelos indican que podríamos ver valores en el tramo superior de ese rango en algunos meses.
Cuán permanente o transitorio sea eso va a depender de muchos elementos… de cómo evolucione el dólar, los salarios, de cómo se comporte la política monetaria…
En relación a eso, estamos asumiendo que el Banco Central va a seguir manteniendo una tónica monetaria relativamente restrictiva, buscando justamente ayudar a que la inflación siga bajando… Ahora, también podría suceder que se entienda que no es necesario una inflación tan baja y que se disponga cierto aflojamiento monetario, privilegiando la necesidad (a nuestro juicio bastante imperiosa) de que el tipo de cambio suba algo más rápido y que contribuya a mejorar la competitividad, de modo que la actividad económica pueda tener una reactivación más o menos sostenida el año que viene.
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