El puerto de Montevideo, principal centro de carga y descarga de mercaderías de Uruguay, cuenta con una superficie terrestre de aproximadamente 110 hectáreas, mayormente dedicada a operaciones, y una longitud total de muelles de casi 4.500 m, incluidas las obras del nuevo
Agro En Perspectiva
Martes 1.12.2015
Cuando pasan por la rambla frente al puerto de Montevideo, ¿prestan atención al movimiento que hay allí adentro? Cada tanto, una puesta a punto sobre esta terminal, nos permite conocer un poco más nuestro país de cara al agua y de allí al mundo. Rosanna Dellazoppa estuvo recorriéndolo ayer.
ROMINA ANADRIOLI (RA) —Buen día Rosanna. ¿Cómo estuvo esa visita?
ROSANNA DELLAZOPPA (RD) —Muy buena. Hice la visita ayer de la mano de fieles oyentes y operadores portuarios. Queda pendiente el complemento con el director de ANP, Alberto Díaz, ya que se encontraba en el exterior.
Les comento algunos datos como para ubicarlos… La superficie acuática del puerto se divide en tres dársenas (Dársena Fluvial, Dársena I y Dársena II). La superficie terrestre es de aproximadamente 110 hectáreas, mayormente dedicada a operaciones. La longitud total de muelles llega casi a 4.500 m con las obras del nuevo Muelle C.
La actividad portuaria en Montevideo es en primer lugar vinculada al manejo de contenedores que cargan todo tipo de materiales y hasta pueden ser refrigerados en caso de ser alimentos. Y además actividades graneleras vinculadas a la exportación de arroz, trigo, cebada, soja y a la forestación en el caso de los chips. Eventualmente hay salidas de animales en pie, ovinos o vacunos.
RA —Vamos a tu recorrida entonces… ¿Qué viste en una época como esta que, según tengo entendido, no es la más dinámica?
RD —Vi cosas bien diversas. Para empezar las aspas de los molinos de generación de energía eólica y las bases de los mismos que están por separado. Me comentaban que cada uno cuesta US$ 3 millones y US$ 1 millón más la operativa de montaje, cimiento y transporte. A esta altura supongo casi todos los uruguayos hemos visto alguno a lo largo del país. Es realmente una imagen que a mí personalmente me emociona. Pienso automáticamente en un país en movimiento.
Pero también vi barcos de pesca de calamares, proveniente de Corea en este caso. Tienen una operativa muy interesante por el tipo de barco y la forma de realizar la pesca, que es nocturna. Hay fotos adjuntas que muestran los faroles potentes y una suerte de escaleras que se bajan cual si fueran brazos paralelos al agua. Allí tienen tienen anzuelos que enganchan al calamar.
RA —¿Y qué fue lo que más te llamó la atención?
RD —Lo que más me sorprendió es la inversión de US$ 100 millones de la empresa TGM, Terminal de Graneles de Montevideo. El 50 % de esta inversión son capitales brasileños y el 50 % de la Agencia Marítima Christophersen. Se trata de un conjunto de silos, que conforman una obra monstruosa, con capacidad de almacenaje de 120.000 toneladas. Ustedes los pueden ver en el puerto cuando están entrando a Montevideo por los accesos. La apuesta es estar en el mejor puerto, operar con mercadería de adentro y afuera del país y brindar servicios de última tecnología.
Esta terminal tiene tres torres de descarga directa a las tolvas de un barco que miden 42 m, y eso permite que dicho barco pueda salir cargado completo, dado que esa zona está dragada a 13 m, la mayor del puerto.
Las obras comenzaron hace dos años; trabajaron más de 500 personas y ahora se encuentra en un período de prueba de toda la tecnología en cuestión. Por ejemplo ayer presencié la descarga de cebada malteada, recorrí el detalle de todos los cuidados de medio ambiente, las exigencias para la certificación, la conexión a la red de saneamiento y a la compañía del gas. Y así podría seguir. Una apuesta grande para un país que puede pensar en grande al mirar el agua.
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