Fotos: Daniel LEAL / AFP
EMILIANO COTELO (EC):
A fines de la semana pasada el gobierno británico propuso el recorte de impuestos más importante desde los años 70’.
El nuevo gobierno de la primera ministra Elizabeth Truss, que asumió tras la dimisión de Boris Johnson, presentó en el parlamento un plan de medidas económicas para estimular la economía. Entre esas medidas, destacó la propuesta de un fuerte recorte de impuestos para los británicos.
El plan económico fue recibido de muy mala manera por los mercados financieros. El valor de libra esterlina alcanzó un mínimo histórico frente al dólar y las tasas de los bonos públicos mostraron la suba más grande en 30 años. Las medidas recogieron, además, críticas del Fondo Monetario y de varias calificadoras de riesgo crediticio.
¿A que obedeció esta reacción tan violenta en los mercados financieros? ¿Qué impactos puede tener sobre la actividad y los precios la reducción de impuestos en el Reino Unido? Lo conversamos con Mathías Consolandich, de Exante.
ROMINA ANDRIOLI (RA): Empecemos por ubicar a los oyentes sobre la magnitud que tienen las propuestas que presentó el gobierno británico.
MATHÍAS CONSOLANDICH (MC): A ver, son varias las medidas que contempla la especie de presupuesto que presentó el nuevo gobierno en el Parlamento. La más saliente sin duda fue la propuesta de reducir varios impuestos. Por ejemplo, se propone eliminar el tramo más alto del impuesto a la renta de las personas físicas, bajar la tasa básica impositiva, reducir la alícuota del impuesto a las ganancias, del pago de dividendos, de los aportes patronales.
Según las estimaciones que se conocieron la totalidad de estas medidas asciende a unos US$ 45 mil millones de dólares por año (alrededor de 2% del PIB).
Y después también tenemos el apartado que hace referencia al congelamiento de las tarifas energéticas por un período de dos años que se anunció a principios de mes. Recordemos que por la crisis energética en Europa las tarifas de electricidad y gas se multiplicaron por cinco respecto a los valores de los últimos años y los gobiernos de la región vienen tratando de mitigar ese impacto sobre los consumidores. El costo fiscal de esta medida podría ser mayor a 4% del PIB para los dos años por única vez.
Estamos hablando del paquete fiscal más grande de los últimos 50 años que rompe con la política que tuvo el propio partido de gobierno en la última década. Se pretende que la financiación de estos programas se haga con deuda pública, por lo que también estaríamos ante un aumento sin precedentes de la deuda en los próximos años.
RA: Desde el gobierno se sostiene que el objetivo de estas medidas es evitar que la economía del Reino Unido entre en recesión en el corto plazo y potenciar el crecimiento a largo plazo. ¿Podemos repasar como viene siendo el desempeño de la actividad en los últimos meses?
MC: No viene siendo bueno, como tampoco es bueno el desempeño del resto de las economías europeas. El shock energético tiene impactos recesivos fuertes sobre la actividad. En el caso del Reino Unido, el PIB cayó levemente en el segundo trimestre (0,1%) y las perspectivas son de una nueva contracción moderada de la actividad en los próximos trimestres. De hecho, para el año próximo la OCDE estima que la economía no crecerá en promedio.
Es en ese marco que se plantean estas medidas, aunque vale marcar que difícilmente logren mitigar de una manera relevante la caída en los ingresos de los hogares que se observó en el último año. Se estima que los ingresos acumulen hacia fines de 2023 una caída de 8% en términos reales respecto a los valores de 2021.
En cualquier caso, una política fiscal tan expansiva como la que pretende llevar adelante el gobierno debería de impulsar la demanda interna y por ende a la actividad económica, pero no es obvio que ese sea el resultado con el desorden financiero que estamos viendo en los últimos días.
RA: ¿Y qué pasa con el crecimiento a largo plazo? El gobierno plantea como objetivo duplicar la tasa de crecimiento potencial, ¿verdad?
MC: Si, el gobierno espera pasar a crecer a un ritmo de 2,5% anual en el largo plazo. Esa parece una cifra difícil de alcanzar dado los bajos niveles de productividad que tiene la economía. Además, no olvidemos que el Brexit supuso un shock muy negativo para el producto potencial en el Reino Unido. Y a su vez, la noción de que bajar impuestos a los sectores de ingresos más altos impulsa el producto potencial es bastante disputada en la academia. El carácter regresivo de este recorte impositivo es otra de las críticas que se hicieron en estos días. Se estima que alrededor de 2/3 de la baja de impuestos iría a las familias en el 20% más alto de la distribución de ingresos y casi la mitad del recorte se concentra en los hogares con el 5% de ingresos más alto.
Ahora, lo más llamativo de todo esto es la inconsistencia que hay entre las políticas macroeconómicas. Una política fiscal expansiva va a dificultar el trabajo de la política monetaria para bajar la inflación, que hoy es uno de los grandes problemas que enfrenta el Reino Unido.
RA: ¿A qué te referís con eso?
MC: A que la política monetaria viene empujando en la dirección contraria, al subir las tasas de interés está tratando de moderar la demanda agregada y así busca bajar la inflación. La inflación en agosto estaba en 10% anual, una tasa inédita en varias décadas para el Reino Unido. Pero ahora con una política fiscal expansiva, el trabajo de la política monetaria es más complejo. Es decir, se van a necesitar tasas de interés más altas para combatir la inflación, y eso es lo que pasaron a esperar los mercados (que esperan tasas de interés cercanas al 6% el año que viene, más del doble del valor actual que es de 2,25%).
RA: La reacción en la plaza financiera británica fue muy severa ¿verdad?
MC: Sí, la expectativa de que la política monetaria tendrá que ser más contractiva para compensar la expansividad fiscal, el aumento previsto de la deuda pública y la poca credibilidad en el programa económico del gobierno motivó reacciones muy negativas en los mercados financieros. Las tasas de los bonos públicos a 10 años, por ejemplo, que se ubicaban en 3,5% antes del anuncio saltaron y llegaron a tocar ayer 4,6%, un nivel que no se veía desde el 2002. La libra tocó el nivel más bajo frente al dólar en su historia. La cotización llegó a ubicarse en US$ 1,03 dólares por cada libra. Si lo miramos en términos reales, es decir teniendo en cuenta la evolución de la inflación, estamos con la moneda británica en los niveles más débiles desde del 85.
RA: Y desde nuestra perspectiva, ¿la libra también está “barata” con relación al peso uruguayo verdad?
MC: Sí, el dólar en Uruguay subió poco en las últimas semanas en relación a lo que se observó en otros mercados y en particular en el Reino Unido. De hecho en lo que va de este año el dólar cayó 7,5% en Uruguay, mientras que en el Reino Unido el dólar se fortaleció alrededor de 20% frente a la libra. Entonces, la libra también se volvió más “barata” para nosotros y ese escenario no parece que vaya a cambiar drásticamente con las expectativas que hay a corto plazo para ambas monedas.
RA: A modo de síntesis entonces, ¿cómo están evaluando desde Exante esta situación en el Reino Unido?
MC: Bueno, diría que ahora estamos en un contexto de mucha turbulencia financiera que de por si prende varias luces de alerta. El Banco Central salió ayer a mandar señales de que seguirá subiendo la tasa y a sostener el precio de los bonos públicos. En los últimos días hubo noticias en la prensa especializada de que algunas instituciones financieras grandes estaban sufriendo pérdidas enormes, que ponían en duda su solvencia.
El otro frente a mirar con detenimiento es cómo se resuelve esta inconsistencia en la dirección en la que “tiran” la política fiscal y la política monetaria. La independencia del Banco Central debería jugar un papel importante y es clave que el banco ajuste la trayectoria de tasas en atención a esta expansión fiscal, de modo de que la inflación no se descarrile aún más. Tasas más altas también deberían ayudar a frenar el desplome de la libra, que tampoco ayuda en el frente inflacionario.
Lo que suceda con la inflación es clave. Al final, el gobierno espera con este recorte de impuestos elevar el ritmo de crecimiento, pero si hay más inflación, la población en el Reino Unido va a pagar más por bienes y servicios. Va a pagar más por el crédito, se van a encarecer aún más las hipotecas y por supuesto está el riesgo de que esto se deba pagar con más en impuestos en el futuro.
Así, que, en definitiva estamos en territorio desconocido, que pone a prueba la independencia del Banco Central y redobla los desafíos que enfrentan los bancos centrales de todos los países para controlar la inflación.