Agro

La Mesa Agropecuaria
Endeudamiento del sector; Paraguay como destino para inversores y productores

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GUILLERMO VILLA (GV) —Es preocupante. Dentro de un rato van a empezar a llegar los mensajes diciendo que ya estamos llorando…

EC —Eso se llama abrir el paraguas.

GV —No, va a suceder. Que queremos que nos paguen la deuda. Nada de eso, simplemente remarcar que este tema sale a luz por el artículo que tú mencionás, no es que el sector se esté quejando. Pero me parece de mucha responsabilidad y muy bueno que lo tratemos con el profesionalismo que merece.

HORACIO RODRÍGUEZ (HR) —Es así, es real, el sector lechero pasó de 23 % en el año 2013 a casi 70 % hoy. Con el FAL (Fondo de Fortalecimiento a la Actividad Lechera), con el nuevo endeudamiento de los productores.

EC —¿Qué es el FAL?

HR —El FAL es un crédito que sacaron los productores, un mecanismo que se originó en el 2002, en otro momento del país, con otra situación mucho más grave, por ahora, porque esto no ha terminado, no sabemos. A veces los periodistas preguntan “¿este es más grave que el de 2002?”; cuando termine te digo, por el momento no sé. Es un instrumento que reciben todos los productores y pagan todos los productores. No es voluntario, lo tienen que pagar por obligación, y el productor que produce más paga más. Es un crédito bien solidario.

RD —Específico para el sector lechero.

HR —Para el sector lechero; hay otro mecanismo que se hizo en el sector arrocero, que está funcionando. Hoy estamos en casi el 70 % del producto bruto, es realmente alto, pero hay que ver también que la facturación bajó mucho, de US$ 800 millones pasamos a US$ 500, eso también aumenta el porcentaje. Si se recompone el mercado internacional tal vez esa deuda se licue. Pero lo más grave, lo más delicado es que este sector con ese FAL cubrió el 2015, y lamentablemente ya tenemos parte de 2016 afuera con un endeudamiento interno importante que no se ha cubierto todavía, que es en lo que las gremiales estamos trabajando.

CARLOS AMONTE (CA) —Estamos ante un problema muy importante del sector. El sector lechero está en crisis, y creo que el país, la sociedad, todavía no lo asumió. Tomaría el tema más que nada por el lado de precios y costos.

EC —Tú te enfocás básicamente en el sector lechero.

CA —En el sector lechero. Creo que es el sector al que hoy le está pegando fuerte, y tiene una connotación social para los productores, que más de la mitad son productores de menos de 200 hectáreas. Le está pegando a la familia lechera, debe de ser muy difícil para un productor lechero levantarse a las 4 de la mañana a ordeñar sabiendo que va a perder plata. Hay una imagen: cuando subieron los precios –la leche se pagó hasta US$ 0,45–, subieron despacito y por escalera, y los costos subieron en ascensor. En este momento en que el precio se derrumbó, cayó por ascensor, algunos costos siguen subiendo y los otros van bajando despacito. Ese desfasaje se llama endeudamiento. Es un problema grave, esa brecha entre precio y costo de la leche es lo que el productor se endeudó. Ahora se están comiendo los ahorros acumulados en años –el sector lechero sabe acumular– y empezó un desmantelamiento del tambo, se empezaron a vender las vacas lecheras, que es lo peor de esta situación, están los números.

ANDRÉS BERTERRECHE (AB) —La convocatoria era el informe de la Federación Rural. Me parece que ahora estamos direccionando correctamente el tema. Porque lo que me asusta es que todo el mundo se empieza a subir a un problema real, que es el de la lechería. Un problema real que está dado por una situación internacional de precios, que es generalizada, les va mal a los lecheros uruguayos, pero les va mal a los lecheros chilenos y les va mal a los lecheros neozelandeses, más allá de que puedan tener un poco más de espalda para estas cosas. Pero cuando se empieza a hablar de la agropecuaria nacional ya me empiezo a poner un poquito en guardia.

EC —Los porcentajes que circularon son de la agropecuaria en su conjunto.

AB —Sí, pero, justamente, el problema de la lechería es real.

RD —¿El de la agricultura no?

AB —Al de la agricultura hay que tratarlo diferente, porque no es lo mismo el sector agrícola, que es un sector de empresas capitalistas típicas, que un sector lechero que tiene mucho que ver con la agricultura familiar. Ahora la ganadería, la parte de lanas, la parte de ovinos no ha sido afectada; incluso la hortifruticultura, que está vinculada al mercado interno, no ha tenido los problemas que tiene la lechería. Y subirse a cacunda de los problemas de la lechería por lo menos no me parece correcto.

Por otro lado es cierto el problema que decía el colega de mesa del desarme de tambos. Sobre eso es que hay que actuar, tomar las previsiones para que no suceda, porque rearmar un tambo cuesta muchísimo, si no es imposible. Cada productor que se nos va es una biblioteca que se nos prende fuego. A mí me tocó estar y defender a los productores de la cuenca lechera de Salto, y cuando salí a hablar de eso en general no tuve mucho respaldo.

EC —¿Cuándo fue eso?

AB —En junio, julio del año pasado.

RD —¿Respaldo de quién?

AB —En general, de nadie. Hice una declaración que mandé a las gremiales, que mandé a todo el mundo acerca de lo que estaba pasando con Indulacsa en Salto y el estado de situación de los productores lecheros ahí, que es una cuenca absolutamente cautiva de esta empresa. Y hablando con algún productor me decía “tengo que empezar a vender, y vendo vacas en ordeñe porque me preservo”, porque tiene la esperanza –y eso está bueno– de que el sector repunte. Y yo le pregunté “¿mandó las vacas al frigorífico?”, porque me resulta criminal. “No, me las compró otro productor”. Entonces tampoco es una situación generalizada del sector, sino que hay sectores que tienen el beneficio de una crisis.

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