La semana pasada tuvo lugar en Córdoba, Argentina, el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española.
El foro, organizado por el Instituto Cervantes, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, llevó este año el lema "América y el futuro del español. Cultura y educación, tecnología y emprendimiento".
En las más de 100 ponencias organizadas hubo varias reivindicaciones -sobre todo de eruditos argentinos- sobre el papel que está jugando América para el futuro y el desarrollo de este idioma. En esa línea se cuestionó el “monopolio” de España sobre la denominación de la lengua, siendo que el país europeo aporta menos del 10% de los hablantes del español. Incluso se llegó a proponer cambiar el nombre del Congreso para denominarlo Congreso Internacional de la Lengua Hispanoamericana.
Varios escritores y académicos pidieron además que desde España se reconozca la variación natural de la lengua. Uno de los discursos más aplaudidos, por ejemplo, fue el del poeta argentino José Fondebrider . “Yo no hablo español”, afirmó. “Hablo la variante rioplatense del castellano”. Luego criticó lo que en su opinión es un intento de las instituciones y empresas españolas de hacerse con los beneficios simbólicos (y por ende económicos) de un idioma con cerca de 500 millones de hablantes, es decir, de potenciales clientes.
No fue el único que fue por ese lado.
(Audio Andrueto)
¿Por qué hablan como hablan los personajes en los programas infantiles enlatados? ¿Por qué se subtitula una película de un castellano a otro, como sucedió con la ya citada Roma y sucede con tantas otras? ¿Es porque los españoles no comprenden la palabra "orilla" y necesitan que se la traduzca como "borde"? ¿O se trata de simplificar y uniformar para atraer el mayor número posible de espectadores hacia una película o una serie que pueden generar mucho dinero? Empresas y capitales multinacionales promueven la ampliación del mercado del castellano, en su modalidad española o en lo que llaman americano neutro para, en lo uniforme y hegemónico, reforzar el monopolio de la lengua como negocio; buscan un idioma de modalidad única (para tantos hablantes de culturas tan distintas), a costa de su depredación, del mismo modo que los monocultivos en su búsqueda desmedida de dinero van contra la riqueza del suelo y la diversidad que nos ofrece la naturaleza.
(Fin audio)
Así hablaba la escritora cordobesa María Teresa Andruetto, que en la clausura misma, en la última sesión, generó mucha polémica con esta intervención.
La Mesa de los Viernes con Gonzalo Pérez del Castillo, Ana Ribeiro, Juan Grompone y Fernando Butazzoni.
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Foto en Home: Sesión de clausura del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española. Crédito: lenguas.unc.edu.ar