Whiskería en Artigas publicitó el sorteo de una mujer por $ 50
El viernes circuló en las redes sociales un afiche de una whiskería en Artigas que promocionaba los festejos por su cuarto mes de actividad que iban a tener lugar esa noche.
Entre otras cosas, en el volante se anunciaba que por $ 50 se podía adquirir un número y participar en un sorteo en el que le ganador podía “disponer” de una de las «chicas» a elección.
La publicidad, que venía acompañada por un audio que fue trasmitido en radio locales, causó revuelo el fin de semana. Una de las reacciones fue del diputado del MPP Daniel Caggiani que pidió la actuación de oficio del Poder Judicial. A través de su cuenta de Twitter el presidente de la Suprema Corte de Justicia Ricardo Pérez Manrique acusó recibo del pedido de Caggiani y prometió poner en conocimiento a la Fiscalía.
Finalmente, se supo que la jueza letrada de Artigas, Bettina Duter, actuó de oficio y el sábado se hizo presente en el prostíbulo, donde pudo corroborar que el sorteo no tuvo lugar, pese a que había tenido amplia difusión.
Este fue uno de los temas tratados en La Mesa con Gabriel Mazzarovich, Juan Gabito, Felipe Schipani y Hoenir Sarthou.
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4 Comentarios
Muy triste la Mesa sobre el tema de Ártigas. Una vez más se demuestra la naturalización de que el cuerpo de las mujeres es moneda de cambio, botín de guerra, propiedad de otros. Me da vergüenza ajena.
Sin pacateria ni prejuiciado puritanismo, supe conocer en épocas de bohemia juvenil templos paganos, con devotos mareando angustias en alcohol, distrayendo soledades con la música; no tardé en darme cuenta que una ramera, antes que ramera es mujer y humana -créanme que no es poco-.
En el viejo ritual de mentidos amores bajo tarifa, por un rato que es algo, mejor o distinto que la nada, tibia ilusión que aletarga muertes.
Si no se rompió la ley, si se quebró la dignidad, lotería amarga sortear un cuadril -que no es- en la kermesse.
Primero y antes que ramera es mujer y humana, hasta la promiscuidad merece recato, ello le da un poco de dignidad y de respeto.
Yo también supe tener experiencias como las que narra Juan Torres, y no me parece que hayan sido menoscabo para las mujeres del oficio. Claro que hay casos en que son conducidas al acto por la fuerza o por engaños, que son explotadas y que no se les permite salir de ese ambiente. Pero si ellas son mayores, actúan por su voluntad, y se pueden reservar el «derecho de admisión», como me consta que hay casos, no es una actitud que merezca desprecio. Al final de cuentas, hay mujeres que también alquilan sus servicios para cuidar niños o ancianos, a veces en situaciones de enfermedad, y eso puede resultar más desagradable que tener sexo con un extraño.
No es para dedicarle la mitad del programa. Máxime teniendo ya la actuación de la Jueza y su publicación.