
Bolivia-Uruguay
Por Homero Fernández
Martes 03.06.2025
Le hizo tres goles a Uruguay, parte de su infancia la pasó en Argentina y volvió a Paraguay para convertirse en un ídolo efímero que encontró en España otra vida, muy diferente a la de las canchas.
Las estadísticas de los partidos entre Paraguay y Uruguay destacan 24 partidos ganados para los paraguayos y 33 para la celeste. Hubo 19 empates hasta ahora.
El triunfo más abultado lo tienen a su favor los guaraníes que durante las eliminatorias para el Mundial de Suecia de 1958 les ganaron a los uruguayos por 5 a 0 y los dejaron fuera de la gran competencia.
El escenario fue el famoso estadio de Puerto Sajonia y la fecha señalada el 14 de julio de 1957.
Dirigidos por el campeón mundial Juan López, los celestes alineaban, entre otros, a Walter Taibo, William Martínez, Néstor Gonçalves, Oscar Miguez y Héctor Rodríguez.
Por su parte Paraguay contaba en la defensa con Juan Vicente Lezcano y en la delantera con Juan Agüero y los hermanos Enrique y Ángel Jara Saguier.
Para disgusto de los locales el puntero izquierdo titular Genaro Benitez a quien le decían “el Avión” se había lesionado previamente con su equipo el Cerro Porteño.
Y aquí empieza la parte interesante de esta historia que les quiero contar.
El entrenador guaraní Aurelio González tuvo que recurrir entonces a un joven de 22 años que apenas había empezado a destacarse en el Nacional de Asunción. Su nombre era Florencio Amarilla y se sabía de él que era veloz, potente y que tenía un buen remate de afuera del área.
Consciente del poder uruguayo una marca de cocinas había decidido estimular a los jugadores paraguayos y les prometía, a través de una radio deportiva, regalarle una por cada gol convertido.
Decidido a destacar ante la oportunidad de lucirse como titular, o tal vez motivado por el asunto de la cocina, Amarilla entró a la cancha con la pólvora seca y a los 5 minutos ya había vencido a Taibo poniendo la ventaja. Lo mismo le pasó regresando del vestuario tras el descanso reglamentario. Metió el segundo a los 3 minutos del segundo tiempo y el tercero a los 12 minutos.
“Hat trick”, tres cocinas. Nadie ha contado qué hizo con ellas.
También Agüero y Ángel Jara Saguier, redondearon la goleada histórica y la ruina del vendedor de cocinas.
El hambre goleadora de Amarilla se trasladó al Mundial y aunque fueron humillados por Francia 7 a 3, el delantero metió dos de los goles paraguayos.
Su actuación en Suecia llamó la atención en España y fue el Real Oviedo el que dio el paso para contratarlo por tres temporadas. Después pasaría un año al Elche para retirarse en el Almería en 1968 donde se quedó a vivir la segunda parte de la historia que hoy les estoy contando.
Dicho por él mismo, mientras tomaba una cerveza en una calurosa tarde, "estaba sentado en la terraza del Gran Hotel cuando de pronto se me acercó un hombre como de dos metros que como me vio cara de indio me dijo si no quería participar en una película”.
En aquella época las afueras de Almería eran el gran escenario natural para filmar las producciones de los westerns y las películas de aventura.
El buen porte de Amarilla, su destreza para montar a caballo y sus rasgos físicos lo llevaron a aparecer como extra destacado en películas como “100 rifles”, con Raquel Welch, Jim Brown y Burt Reynolds; “Shalako”, con Sean Connery y Brigitte Bardot; y “Conan, el bárbaro”, con Arnold Schwarzenegger.
Amarilla había nacido en 1935 en un pequeño pueblo campesino del departamento cuya capital es Encarnación. Al cumplirse 408 años de la fundación se erigió en sus alrededores una escultura dedicada al cacique indígena que da nombre al departamento: Itapúa.
El artista creador de la obra confesó que se había inspirado en el rostro y la expresión de Florencio Amarilla, el goleador emergente que nunca conoció a su madre y que fugazmente estuvo en la gran pantalla de Hollywood.
Murió a los 77 años en Almería.
Nunca regresó a Paraguay, pero quedó esculpido para siempre en la estatua de 12 metros que preside el recuerdo de la nación guaraní.
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