Fútbol para contar

Eliminatorias Mundialistas I3 | La leyenda paraguaya que nació en Salto

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Bolivia-Uruguay
Por Homero Fernández

Miércoles 04.06.2025

Salto no solamente es tierra de grandes goleadores, como Luis Suárez y Edinson Cavani. También es la cuna de uno de los goleros más célebres del balompié paraguayo.

En la historia contemporánea del futbol de Paraguay figuran en un primer nivel de reconocimiento varios nombres uruguayos.

Primero que nadie, Luis Cubilla, luego Aníbal “Maño” Ruiz, Sergio Markarian y Éver Almeida.

Almeida, nacido en Salto al igual que “Maño” Ruiz, se convirtió en una figura histórica del Club Olimpia con el que se consagró campeón de la Libertadores en 1979 bajo la dirección de Cubilla, rompiendo así la hegemonía de los clubes de Argentina, Brasil y Uruguay.

Su presencia bajo los tres palos del equipo guaraní se volvió una costumbre porque defendió la valla más de 500 encuentros que incluyen 16 ediciones de la Libertadores entre 1972 y 1990. Eso también lo consagra como el futbolista con mayor presencia en el torneo con 113 partidos.

Y por si esos números fueran poco para su palmarés de récord, fue el primer arquero en hacer un gol en la Libertadores, ante Estudiantes de la Plata en 1984. Un camino goleador que siguieron luego José Luis Chilavert y René Higuita.

Justamente con el colombiano tuvo Almeida sus retos propios.

En 1989, en una final contra Atlético Nacional de Medellín, que había eliminado a Danubio por goleada, el partido se fue a la definición por tiros penales. Almeida tiró el primero, pero Higuita se lo atajó. El colombiano, a su vez se transformó en el rey de la noche venciendo a Almeida cuando le tocó tirar y atajando tres penales paraguayos. Almeida alcanzó a detener dos, pero no fue suficiente ante la mala puntería de sus compañeros.

El año siguiente, en 1990, Almeida e Higuita estarían de nuevo frente a frente, pero esta vez en una semifinal de la Libertadores.

El desenlace de la serie fue el mismo: empate en puntos y goles, definición desde el punto del penal. Pero, otra vez Higuita le ganó el desafío y atajó el penal.

Suerte o fortaleza mental. Suerte y fortaleza mental, Almeida encontró la revancha esperada cuando, a su vez, le atajó el penal a Higuita, quien ya lo había vencido durante el partido desde los 11 pasos para el 3-2 visitante que obligó a la tanda de penales.

Como su colega colombiano en la definición de 1989, Almeida tapó otros tres penales a los colombianos logrando así el pase a una nueva final que terminó conquistando Olimpia ante el Barcelona de Ecuador.

Fue ese 1990 un año glorioso para Almeida y para Olimpia porque al haber conquistado la Libertadores y la Sudamericana, automáticamente le fue otorgado otro campeonato, el de la Recopa sudamericana. ¡Tres trofeos internacionales en un solo año!

Las buenas actuaciones de Almeida también lo llevaron a integrar la selección de Paraguay durante 20 partidos entre 1973 y 1985. Sin embargo, nunca tuvo la oportunidad de jugar contra Uruguay en los seis encuentros amistosos y oficiales que se disputaron en ese lapso. En la selección guaraní siempre estuvo por detrás de otro golero histórico, Roberto, el “Gato”, Fernández, padre del actual cuidavallas de la selección albirroja.

Como entrenador de Paraguay, Almeida estuvo al frente en un período que no llegó a un año, en 1999, y como tal enfrentó a la Celeste en dos ocasiones.

Primero en Ciudad del Este donde los uruguayos ganaron 3 a 2, y luego en la Copa América jugada en Paraguay ese mismo año. El resultado fue un empate 1-1 que se definió por penales 5 a 3 a favor de los celestes.

Desde la línea de cal, Almeida hizo campeón invicto a Olimpia en 1993 y lo llevó a su tercer final de Libertadores en el 2013.

También incursionó con éxito en las selecciones juveniles de Guatemala y al frente del Mushuc Runa, club de la comunidad indígena quichua de Ecuador al que puso en la fase de octavos de final de la Copa Sudamericana.

Almeida nació en Salto, pero debutó en Cerro de Montevideo.

Su carrera en Paraguay lo llevó tan alto en la estima de la comunidad futbolística guaraní que lo hicieron suyo.

Y para él representa la mejor recompensa de su trayectoria.

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