Fútbol para contar

Eliminatorias Mundialistas J3 | El bautismo de fuego venezolano

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Uruguay-Venezuela
Por Homero Fernández

Domingo 08.06.2025

Héctor “Lito” Silva tuvo su mejor desempeño goleador defendiendo a la Celeste en la primera eliminatoria contra Venezuela mirando a Londres ‘66.

Venezuela jugó el 16 de mayo de 1965 por primera vez una eliminatoria para disputar un Mundial. En ese caso el Mundial de Inglaterra de 1966.

Le toco disputar el grupo 2 junto con Perú y Uruguay.

En aquel entonces se clasificaba el primero de cada grupo. Dado los antecedentes parecía que no tendría muchas posibilidades de llegar.

Los venezolanos perdieron el primer partido en Lima por 1 a 0 y después en una semana cayeron en sendos encuentros ante Uruguay, 5 a 0 en Montevideo y 3 a 1 en Caracas. Pocos días después, fueron goleados en la capital venezolana 6 a 3. Una primera aventura con cero puntos y 15 goles en contra.

Como decíamos, el primer enfrentamiento por eliminatorias ante Uruguay terminó mostrando las diferencias extremas de entonces entre ambas escuelas futbolísticas. Aquél partido se jugó el 23 de mayo de 1965 en el Estadio Centenario ante unos 17 mil espectadores.

Por la “Celeste” dirigida por Rafael Milans alinearon, entre otros, Ladislao Mazurkiewicz, Jorge Manicera, William Martínez, Néstor Gonçalves, Pedro Rocha y Héctor Silva.

Los goles uruguayos fueron de Rocha y Danilo Meneses, a los que se sumó un “hat trick” a los 22, 52 y 69 minutos de Héctor “Lito” Silva, el delantero de Peñarol.

El goleador había surgido en el Club Canillitas, el equipo fundado en 1935 que representaba a los vendedores de diarios y revistas. Sus colores rojo y negro, denotaban su origen sindical.

El desempeño de “Lito” provocó el interés de los cazatalentos de Danubio que intentó ficharlo para su equipo. Sin embargo, Canillitas no quiso desprenderse de su joya de 15 años.

Ante esta situación “Lito” no quiso seguir jugando al fútbol y decidió cambiarlo por el básquetbol, que también se le daba bien. Así que se puso la camiseta de Larre Borges y con ella salió campeón en la categoría juvenil.

Finalmente, la sangre no llegó al río y Canillitas decidió dar el paso de transferir a su talento por la suma de 500 pesos de la época.

Para conseguir el dinero que la familia de “Lito” aspiraba al pasar a un equipo de mayor categoría, y que Danubio en principio se negaba a facilitar, el juvenil se anotaba en todos los partidos que jugaba su club en las distintas categorías.

Así para los seguidores del equipo era común verlo a “Lito” jugando en la Quinta los sábados, los domingos en la mañana en la Cuarta y ese mismo día en la tarde en la Reserva o con el equipo de Primera.

Con tanta actividad recaudaba el monto que habían fijado como objetivo.  Había que trabajar más, pero para “Lito” eso era un placer.

Su ascenso en el juego lo llevó a ser seleccionado para representar a Uruguay en el Sudamericano juvenil de Chile en 1958 y cuatro años después estuvo con la “Celeste” en el mundial trasandino, aunque no jugó ningún partido.

“Lito” tuvo un papel destacado en el ascenso de Danubio a la primera división al punto que la Roma de Italia preguntó por él. Peñarol se apuró lo suficiente y logró el pase para sumarlo a su delantera que ya contaba con Alberto Spencer, Juan Joya, Pedro Rocha, José Sasía y Julio César Abbadie.

Con tanto nombre y talento por delante, “Lito” tuvo que adecuar su estilo y su posición en la cancha para poder abrirse un lugar. Dejó de ser lo que entonces se llamaba entreala para transformarse en un nueve. Era rápido y los goles se le daban.

Los amontonó para lograr cuatro campeonatos uruguayos. Contra el Santos de Pelé en Brasil y Montevideo forzando una final, en 1962.

Clasificado Uruguay al Mundial de 1966, bajo la batuta de Ondino Viera, Héctor Silva jugó dos partidos como mediocampista. Uno en el debut contra Inglaterra y otro en cuartos de final en la derrota ante Alemania 4 a 0 donde terminó expulsado a los 54 minutos.

En 1969, ya recuperado de una fractura sucedida en un Paraguay-Uruguay, dejó Peñarol y se fue a Palmeiras donde sería elevado al podio de los históricos del equipo paulista. Jugó hasta 1978 casi 500 partidos, 75 goles y consiguió tres campeonatos brasileños. Fue elegido el mejor jugador de Brasil en 1970.

“Jugó de una manera diferente a nosotros, los brasileños. Fue mucho más rápido, con un solo toque nunca nos dejó en fuera de juego. Todo era de primera clase”, dijo su excompañero Edu Bala al recordarlo tras su muerte.

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