LHG: Europa del Este: las fronteras de la guerra
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EUROPA DEL ESTE: LAS FRONTERAS DE LA GUERRA
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La Hora Global: 60 minutos para comprender el nuevo desorden mundial
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La Hora Global:
Este nuevo programa de Radiomundo busca analizar los hechos internacionales, no solo las noticias. Es un momento de profundos cambios de índole social, político y económico en todo el planeta, que incluyen desde la presidencia de Donald Trump en EEUU, el Brexit y la crisis de los refugiados en Europa y el viraje ideológico en América Latina, hasta una China protagonista como potencia mundial. Nada surge de la nada: la objetividad y un enfoque descriptivo serán en este programa buenas herramientas para llegar a conclusiones, entendiendo causas y consecuencias.
Conduce: Gustavo Calvo. Con Leo Harari
Emisión: Martes y jueves de 15 a 16 hs.
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Foto en Home: Banderas de Rusia y de la OTAN
3 Comentarios
Es interesante el punto de vista histórico respecto de Rusia que explica del invitado. Dicho esto, tengo dudas sobre varios puntos de vista y la poca crítica que se hace del duscurso anglosajón.
Desde ya, no es cierto que Polonia al final del período comunista fuera un país asimilable a lo que normalmente se llama un país subdesarrollado. Por supuesto, las palabras son vacías, su contenido es el uso que les damos. Podemos pensar que el desarrollo es el nivel de vida de los Estados de Bienestar europeos, que aunque en permanente declive, todavía garantizan los niveles de vida más altos del mundo a las clases trabajadoras. Pero eso deja dentro de una misma bolsa realidades muy diferentes que creo que no son comparables. En una época, aprovechando una mala traducción del «tiers monde» (tiers en este caso significa «los otros» y no un ordinal) de los franceses, por estos lados habíamos acuñado la idea de que existía un «deuxième monde» compuesto por los países comunistas del bloque del Este.
En Polonia la gente vivía mucho mejor que en cualquier país latinoamericano. La educación era de excelente nivel, la academia polaca se desangró con la apertura de fronteras porque el occidente capitalista estaba hábido de ofrecer contratos tentadores a esos científicos muy bien formados. La industria pesada polaca tenía niveles de desarrollo importantes, principalmente en el rubro de maquinaria pesada y en la industria naval. La infraestructura ferroviaria era la segunda más densa de Europa, luego de la francesa, con la casi totalidad del parque rodante electrificado. El transporte público estaba mucho más desarrollado que en los países sudamericanos y, lo más importante, la comida era barata y la vivienda y la salud estaban aseguradas. Y eso porque no estamos mirando el subdesarrollo profundo. Al que mirar al África Subsahariana la comparación con la Polonia de los 90 no resiste ni el menor análisis. Creo que hasta la autárquica Albania salía mejor parada.
Eran pobres comparados con las clases medias de Londres, París o Nueva York, pero estaban lejísimos por delante nuestro, por mencionar un país del subdesarrollo que siempre mira (miramos) por encima del hombro a su vecindario. Esa fue la realidad que también dejó el comunismo en Hungría, en la RDA y en, bastante menor medida, en Rusia o Ucrania. Curiosamente el imperialismo soviético tuvo la rara característica de llevar más desarrollo a algunos sitios de su periferia que dentro de su propio país. Ejemplo muy diferente al de USA en este subcontienente en el que el estándar de vida nuestro es muy, muy inferior al de ellos y jamás han hecho nada para ayudarnos a desarrollarnos.
Otra cuestión general que siempre me llama la atención es lo poco que se mira con espíritu crítico la entelequia que llamamos «occidente¨. Normalmente parece como que «occidente» y alineado a USA fueran sinónimos. Pienso que hay aspectos culturales profundos que no entran en juego en ese análisis, como la contraposición entre la cultura de los imperios marítimos y los continentales. Rusia en ese sentido tiene mucho más en común con Francia o con Alemania que con oriente. Esa fractura ideológica se ve en todo a poco de ver cómo se piensa al Estado, la política y hasta el régimen jurídico de un lado y otro del Canal de la Mancha. Los ex imperios continentales son ideológicamente mucho más afines a regular y controlar a la sociedad desde el Estado, a institucionalizar los conflictos y a ser prolíficos en leyes que regulen cada aspecto de la vida. Tienden a buscar mecanismos de compensaciones de las diferencias, al menos de aquéllas que se perciben como más injustificadas. Son herederos del derecho romano, basado en instituciones fuertes, en aparatos de justicia profesionales y en el derecho escrito.
Los anglosajones en cambio siempre se definen por la desconfianza en el Estado, por la idea de que el Estado es un mal necesario, pero jamás una fuerza benefactora. Tienden a dudar de la institucionalización y profesionalización de la justicia y prefieren el sentido común como criterio social de verdad. La idea del Common Law se lleva al extremo en los USA, donde los jurados son integrados por ciudadanos comunes. En el fondo, de un lado está la ley de las tribus bárbaras y del otro la ley romana. Su potencia está mucho más relacionada históricamente al dominio de los mares y hoy día al dominio de los mercados y los flujos financieros. Son en cierta forma potencias «desmaterializadas», que sin ser por sus ejércitos, el resto de su poder se expresa en el control del comercio de lo que producen los demás.
Rusia está mucho más romanizada que los USA o que el UK, porque su manera de entender el poder y ejercerlo en el territorio es la de una potencia continental. Los USA tratan por todos los medios de evitar que Rusia se una al resto de Europa y se aleje de USA. Esta guerra es funcional a evitar eso. Por eso la provocaron y ese es el verdadero beneficio que tiene para USA, no defender a los ucranianos ni mucho menos tiene nada que ver con algo que merezca llamarse democracia. Los USA pelean además con ucranianos, lo que les da la ventaja de no poner los muertos.
*ávido… ¡los disparates ortográficos que puedo llegar a escribir!
Excelente programa. Muchas gracias a Calvo y a Ferreira,