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Entrevista central, miércoles 11 de octubre: Enrique Iglesias

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EC —¿No se dejó crecer demasiado este empuje independentista de los últimos años en Cataluña?

EI —Sí, por una cosa que no se percibe claramente. Los grandes partidos españoles no están presentes en Cataluña, no está el PP, sí está el PSOE, con un poder limitado, pero la presencia del sistema político, que es el que generalmente sirve para comunicarse con la opinión pública, no está en Cataluña con los mismos partidos que en el resto de España. Yo habría buscado elementos de diálogo. Se encontró uno cuando la reforma del Estatuto, que fue aprobado por Cataluña, pero después llegó al Tribunal Constitucional y este lo desautorizó, ahí hubo un momento de quiebre. A partir de entonces vinieron amenazas, pero nunca se pensó que esto llegaría a lo que llegó.

EC —Vamos primero a los hechos de ayer. La jornada culminó cuando el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y sus aliados secesionistas del Parlamento firmaron, de manera simbólica, una declaración de independencia, un documento que no tiene efectos jurídicos. Antes estuvo el discurso de Puigdemont ante el pleno del Parlament, en el que dijo que asumía el mandato derivado de la consulta del 1.º de octubre para que Cataluña se convirtiera en una república independiente, pero enseguida propuso que se dejaran en suspenso los efectos de esa declaración para que en las próximas semanas pudiera desarrollarse un diálogo en busca de una solución acordada. ¿Cómo le sonó todo eso?

EI —Muy complicado, muy difícil de entender. ¿Declaró o no declaró? Declara la independencia y al mismo tiempo la suspende para pedir una negociación, con lo cual ciertamente el gobierno no puede actuar, porque esa negociación se haría sobre la base de que hay independencia, y eso es lo que el Estado no puede aceptar nunca. Los términos en los cuales se plantea hacen inviable en este momento el diálogo.

EC —Sí, eso de la suspensión es en sí mismo confuso, no queda claro si antes hubo una declaración que se suspende. Parecería que no existió la declaración.

EI —No existió declaración y no existió aprobación por el Congreso, ese es el otro aspecto fundamental. Creo que no ha habido una declaración, ha habido una proclama independentista del presidente, que pide al mismo tiempo que no se avance con esa proclama porque hay que ver cómo se hace. Pienso que el gobierno de Madrid ahora está jugando a los problemas que acompañan este hecho, se está deteriorando el apoyo dentro de las propias filas del independentismo. Ayer las 30.000 personas que había se desbandaron con desilusiones grandes. Tomaron nota de que las empresas se están yendo de Cataluña y eso es muy grave. Es muy grave para la autoestima de Cataluña. Cataluña es una región muy importante, muy vigorosa, con un empresariado realmente de primera fila. Estas retiradas, que son más bien simbólicas, pero son importantes, están generando en la opinión pública una suerte de “esto va en serio”.

EC —Estuvo también la manifestación del domingo en Barcelona.

EI —Fueron cientos de miles de personas que están reaccionando frente a lo que se propone.

EC —Usted entiende que esos factores llevaron al gobierno de la Generalitat, al propio Puigdemont, a acomodar el cuerpo, a no ir al choque frontal.

EI —Y otra cosa, él dice que no sería viable, y el Consejo Europeo y toda Europa rechazaron lo que se está haciendo. Con lo cual le están diciendo a Cataluña “si usted avanza en esa línea, no va a entrar en la Unión Europea”, y eso es la muerte económica de Cataluña. Entonces se están dando cuenta de que no es fácil el negocio.

EC —Diría que es más amplio el rechazo. ¿Qué país del mundo está dispuesto a reconocer a Cataluña como república independiente? ¿Qué país ha reconocido los resultados del referéndum?

EI —Ninguno. Por eso digo, la gente pide el diálogo, pero el diálogo dentro de la ley, dentro de lo que son las condiciones. Es muy difícil un diálogo diciendo “somos independientes, pero vamos a conversar”. Vamos a conversar ¿para qué? ¿Para hacer la transición? Eso es un hecho que pone las cosas al revés, primero hay que definir exactamente qué queremos hacer y recién después sentarnos.

EC —Ayer Puigdemont toma esta decisión, se pronuncia en el Parlament de esta manera entreverada, porque –dicen los que conocen bien las leyes– no está cumpliendo ni siquiera la ley de referéndum que aprobó el Parlament en el mes de setiembre. No era así como había que proceder, el resultado del referéndum tenía que ser comunicado y oficializado por la sindicatura y eso no ocurrió, lo hace el propio Puigdemont ayer cuando se presenta. Y a continuación teóricamente el Parlament tendría que votar una declaración de independencia que no se votó y por lo tanto lo que se suspende es algo que no existe. Es rocambolesco.

EI —Para decir lo menos.

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