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Entrevista, viernes 8 de junio: Tomás García y María José González

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EC —Por un lado están las micropartículas, pero después están los plásticos que uno se imagina, las botellas, las bolsas.

MJG —Las botellas, las bolsas, que no solo se acumulan ahí, sino también en las costas de las playas, lo que tal vez es más familiar para los uruguayos. En algunas zonas del planeta se acumulan a gran escala, trasladando los residuos de puntos totalmente extremos. Entonces por un impacto local terminamos afectando globalmente, por el efecto de la traslación y la acumulación de estos elementos en un punto.

EC —Repasando antecedentes veía que cada año se tiran más de ocho millones de toneladas de plástico a los océanos.

MJG —Correcto.

EC —¿Y por qué se terminan formando islas? ¿Es por el movimiento de las mareas? ¿Cómo es eso, Tomás?

TG —Efectivamente, esas “islas”, que no son islas propiamente, se podría decir que son sopas, islas en formación, se generan debido a las corrientes marinas. Cada vez que hay una corriente que sube y otra que baja se va a generar un vórtice en el centro y cualquier flujo de entrada a esas corrientes va a meter estos plásticos en su forma más rígida, más grande, y a medida en que pasa el tiempo y el contacto con el agua, la luz y el oxígeno, los plásticos no es que se biodegraden, sino que simplemente se fraccionan y se van generando estas micropartículas que tienen el riesgo de volver a entrar en la cadena trófica. Eso es lo que ocurre hoy, el 80 % de la fauna marina tiene microplásticos en su interior. La probabilidad de que el pescado que nos comimos la semana pasada no tenga plástico es casi nula.

EC —El problema de estas islas no es solo estético, el plástico no está únicamente en la superficie, el plástico también es una gran masa sumergida y por lo tanto termina afectando directamente a las especies marinas: peces, tortugas, etcétera. Ese plástico, en sus distintas variantes, forma parte de la alimentación. Alguna imagen hemos visto, por ejemplo de una tortuga intoxicada al punto de la asfixia porque se comió una bolsa. Eso es lo más grotesco, pero está el “goteo” permanente, el consumo permanente de ese otro plástico, microplástico. Es dramático.

MJG —Correcto. Se dan dos escalas, y depende del tipo de animales de que estemos hablando. Desde los pájaros, las tortugas, hasta ballenas se terminan alimentando, porque confunden los plásticos más grandes con otro tipo de animales. Pero, como contaba Tomás, lo confunden con zooplancton, en una escala mucho más micro, se alimentan y eso se va acumulando en los peces que entran en la cadena trófica, afectándonos a todos.

EC —Y ese pez se puede morir o no. Y si no se muere, después es pescado, forma parte de lo que terminamos recibiendo en nuestro plato una noche o un mediodía.

TG —Efectivamente. Uno de los temas más importantes ahí es que estos microplásticos funcionan como esponjas, no solamente de cosas buenas, muchas veces de toxinas. Entonces cada vez que un pez más chico se come estas partículas más pequeñas, un pez más grande se come al pez más chico, y así sucesivamente, se va bioacumulando ese plástico. Porque no sale del sistema, una vez que entra al pez no logra salir, se va acumulando y las especies más grandes se van quedando cada vez con más de esto. Es ahí cuando llega al plato del ser humano, cuando fue aumentando esta concentración en cada eslabón de la cadena trófica.

EC —En nuestra página web puede verse un documental que es muy potente, muy elocuente en cuanto a este problema, las tomas son muy graves.

Volviendo a las micropartículas, por un lado surgen del propio deterioro de una botella, de una red de pesca. Pero cuando Gonzalo dio la charla acá en Montevideo hablaba de que también muchas prendas de ropa que tienen sintéticos incluidos generan en el lavado esas micropartículas, que terminan yendo al agua con la que se lavaron, etcétera. ¿Cómo es eso?

TG —Exactamente. En el mundo de las fibras sintéticas, cada vez que mezclamos materiales o trabajamos con materiales plásticos en la ropa, existe el concepto de las microfibras, que son de plástico. Todas las máquinas lavarropas tienen un filtro, pero el filtro tiene un punto máximo de lo que retiene, y a la microfibra no la agarra. Entonces la microfibra entra a los flujos de aguas servidas y las plantas de tratamiento de aguas servidas tampoco la agarran, entonces sí o sí va a parar al mar. Entonces en el mundo de las cosas muy chiquititas tenemos los microplásticos, pero también tenemos las microfibras, que entran casi en la misma categoría, este plástico tan pequeño que es muy difícil retener en el sistema y que entra muy fácilmente en la cadena trófica.

EC —Estoy seguro de que esto último que estamos comentando es desconocido por el 90 % de la población.

MJG —Sí, probablemente. De hecho es información que hay que seguir estudiando, viendo a qué niveles está, qué alternativas existen para controlar este tipo de soluciones. Es una información que se está descubriendo en general, no solo la población en general, sino que también los que trabajamos en estos temas empezamos a ver el impacto de este tipo de actividades.

EC —Además es la contaminación menos visible a primera vista de todas.

TG —Hay dos. Como mencionaba antes, el problema no es solamente estético, el problema es más que nada estético en las playas y cada vez que abrimos una ballena o algún pez que tenga este material adentro. Porque cuando estoy dentro de una de estas sopas de microplástico puede que ni siquiera los vea, es ese nivel de micro. No es que yo la vea desde la NASA, cuando veo una imagen satelital no me voy a encontrar con esa isla propiamente tal.

MJG —Además del tema de los microplásticos, otro aspecto que capaz es más tangible para los uruguayos es que los plásticos a la escala más tradicional, que además de a las playas afecta a los cursos de agua de nuestras ciudades, probablemente los márgenes de las zonas más carenciadas de nuestras ciudades. Entonces además de ser un tema ambiental y de alimentación, hay una afectación social de una gestión o una forma de trabajar los plásticos que nos termina afectando a todos a distintas escalas.

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