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Entrevista central, jueves 18 de enero: Cecilia Vítola

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Entrevista con la doctora Cecilia Vítola

Video a la entrevista

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EN PERSPECTIVA
Jueves 18.01.2018, hora 8.24

DANIEL SUPERVIELLE (DS) —Si decimos anorexia o bulimia, se sabe de qué estamos hablando. Son, obviamente, trastornos alimentarios. Ahora, si hablamos de ortorexia, si hablamos de comer demasiado sano, algo que puede ser bueno, pero también puede ser malo, puede ser un trastorno, ¿de qué estamos hablando?

El concepto de ortorexia lo creó un médico estadounidense en el año 97, el doctor Steven Bratman. Él mismo la define como “una obsesión poco saludable con la comida saludable”. No hay consenso en las comunidades de la psiquiatría y de la medicina sobre la ortorexia, pero cada vez se la discute con más seriedad.

Mientras tanto, se acumulan los métodos modernos para bajar de peso, para hacer limpiezas corporales, para llevar una vida más sana a través de la alimentación. Somos lo que comemos, dicen los que saben de estos temas.

Vamos a conversar de este tema con la doctora Cecilia Vítola, quien se ha enfocado tanto en la alimentación que se la conoce como la “doctora comidas”. Es especialista en medicina oriental, que combina con la medicina científica tradicional para lograr lo que se denomina medicina integrativa.

Cecilia es doctora en Medicina, fue formada en medicina occidental y medicina oriental china, ha fusionado estas vías en medicina integrativa. Su práctica se basa en que los órganos se vinculan con las distintas emociones y en que los alimentos pueden operar como medicina.

¿Cómo te interesaste en orientar tu capacidad médica hacia este rubro de la alimentación? ¿Cómo te enroscaste con este tema?

CECILIA VÍTOLA (CV) —Por patologías mías. Había estudiado medicina occidental y medicina china, había empezado a estudiar medicina ortomolecular, y no daba con qué era lo que me estaba pasando. Tenía gastritis, el colon irritado, dolores de cabeza, dolores cervicales, no podía mover el cuello –y ahora ven que sí–. Llegué a rogar tener un diagnóstico maligno que explicara tanto dolor, sobre todo a nivel encefálico, porque cada vez que iba a las guardias me tenía que inyectar –era casi adicta a los analgésicos intravenosos– para poder estar de buen humor para mis pacientes. Cuando me doy cuenta –gracias a una profesora de acupuntura que me dijo “tenés que dejar los lácteos”–, empiezo a cambiar la alimentación, empiezo a investigar, con todo lo que eso significaba para mí, porque para mí los lácteos eran lo mejor del mundo, y lo que tenía era una intolerancia alimentaria. Empiezo a investigar más con relación a cómo influye el alimento en mi estado de salud, no solo físico, porque se me fueron los dolores, pero además empecé a encontrar mucho más claridad mental, más tranquilidad. Yo era muy quejosa, muy criticona, hacía berrinches, fastidios, y eso fue cambiando mucho. Eso pasa cuando uno cambia la alimentación desde un lugar de conciencia, de decir “cómo influye en mí esto que estoy ingiriendo, esto que me construye”, sobre todo relacionándolo con lo que había aprendido en mi escuela de medicina china.

DS —Tú hiciste la Universidad de la República, te recibiste, te doctoraste allí, y en eso, gracias a la acupuntura, entra la medicina tradicional china. ¿Qué te aportó la medicina tradicional china y qué fusión hiciste de las dos escuelas?

CV —La medicina china es como mi madre en medicina, es lo que me da la visión del ser en su integridad. En mi escuela siempre decían “un dolor de rodilla no es solo un dolor de rodilla, esa rodilla pertenece a un ser al que algo le pudo haber pasado emocional, física o mentalmente”. Esa visión más integrativa me la dio la escuela, eso de investigar más la causa de la enfermedad. La medicina alopática o la que estudié en facultad es más “tengo un dolor, tomo un analgésico, tengo una alergia…”; tengo mucho que agradecerle, me encantó hacer la facultad, pero es más sintomática, “tengo un tumor, lo saco”. En la medicina funcional integrativa se busca: ¿por qué tengo un tumor?, ¿por qué tengo una alergia?, ¿por qué tengo un dolor de cabeza?, no basta con tomar un fármaco. Últimamente nos estamos farmacolizando, estamos consumiendo cada vez más fármacos y tomamos como natural el que llegamos a una edad y tenemos que empezar a tomar fármacos.

Acá la idea es: hay otras posibilidades, el ejercicio es fundamental, el descanso es fundamental, pero lo que yo ingiero es muy importante –lo hacemos cuatro veces al día–, cuando comemos productos que en vez de nutrirnos nos van a desnutrir, en vez de vitalizarnos nos van a desvitalizar, y pueden generar patologías, ya está demostrado científicamente. Yo soy muy científica, necesito el aval científico, pero el principal laboratorio es uno. Entonces, más allá de que lo que uno diga, si los lácteos son buenos o no, si el gluten es bueno o no, si el azúcar es buena o no, la idea es experimentar: cómo es mi versión cuando no como lácteos, cómo es mi versión cando no como gluten. Ahí es el propio cuerpo el que da la ciencia, el que va a decir si esto es para vos o no, más allá de que te guste o no.

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