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Entrevista central, martes 19 de julio: Daniel Corbo

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EC —Volvamos a las escuelas de tiempo completo en sí mismas con estos datos que usted ha ido volcando y que provocan inquietud a cualquiera que los analice. ¿Por qué estamos frente a este panorama?

DC —En parte porque a las escuelas de tiempo completo se les ha quitado la inspección específica que tenían, se les ha quitado también la selección de directores con un perfil propio, se han debilitado los cursos de formación, que si bien siguen existiendo –los ha tomado Primaria en este momento–, no tienen el nivel correspondiente. Se ha debilitado todo lo que tiene que ver con los talleres, y el inglés por inmersión, que conseguía resultados mejores, ha sido diluido en un inglés general en la consideración de que era importante que todas las escuelas tuvieran inglés; en lo que coincidimos, pero sin reducir el impacto que el inglés por inmersión lograba en las escuelas de tiempo completo. Entonces, ¿por qué se desmonta una cosa que daba mejores resultados?

EC —Acaba de utilizar el verbo desmontar. ¿Para usted hay una decisión de debilitar el instrumento de la escuela de tiempo completo?

DC —No, no digo que haya una decisión, ni juzgo intención. Es la constatación de hechos, todo lo que he mencionado es así. Lo que digo es que aquello que era un perfilamiento propio, específico, que dotaba a esas escuelas de una potencia pedagógica, se ha debilitado. Porque la escuela de tiempo completo se ha subsumido en un proceso más amplio, más general de todas las escuelas, se ha generalizado, en eso que muchas veces es igualar para abajo en lugar de igualar para arriba. Porque está muy bien extender el inglés a todas las escuelas, yo lo apoyo, ha sido una medida muy positiva de Primaria. Pero ¿había necesidad de desmontar el inglés por inmersión, que significaba darle mayor potencia a esa enseñanza de la lengua, para tener allí una prueba para medir el resultado de un modelo que es tener algunas horas de inglés en la clase con respecto a tener inglés por inmersión?

EC —Usted publicó esta nota el 30 de junio, hace dos semanas y pico. ¿Ha tenido eco con su llamado de atención?

DC —No, todavía no he tenido, ni pretendo que haya una contestación.

EC —¿Qué debería hacerse, qué entiende usted que falta, qué reacción tiene que existir ante una situación como la que describe?

DC —Lo primero es reconocer que los resultados de aprendizaje muestran que el 70 % de los escolares del primer quintil de ingresos están ubicados en los niveles más bajos de la prueba de aprendizaje, mientras que los del quinto quintil están en 30 %. Eso habla de una brecha muy grande de desigualdad social en los resultados. Y eso lo que hace es reproducir la pobreza y la desigualdad y genera situaciones de exclusión de los más vulnerables. Entonces debemos reaccionar recuperando para la escuela de tiempo completo la capacidad pedagógica de obtener resultados de calidad, de aprendizaje de calidad.

EC —¿Hay algún ámbito académico o político donde esto se esté discutiendo?

DC —No, no conozco. Esto es un llamado mío a las autoridades, que por otra parte no es el primero. Cuando éramos consejeros ya fuimos advirtiendo esta realidad que empezaba a darse, no de una forma tan clara, tan categórica, pero empezaba a manifestarse. Llamamos la atención, incluso pedimos ante una reunión con el Banco Mundial, que financia este tipo de proyectos de escuelas de tiempo completo, que se hiciera una investigación para ver cómo se había cambiado el foco social de estas escuelas.

Lo otro que nos preocupa enormemente y sobre lo cual el país tiene que reflexionar es cómo puede ser que la mitad de nuestros escolares de sexto año estén por debajo del nivel de competencia mínimo. Eso genera una situación riesgosa para el país, prefigura en sexto año los resultados que tres años después el Uruguay va a conseguir en PISA y genera condiciones desfavorables para enfrentar los ciclos subsiguientes. A raíz de esta realidad que parte de primaria perdemos dos tercios de los alumnos en el pasaje por la educación media y terminamos con solo un tercio de los alumnos que egresan de primaria. Y terminamos en las pruebas PISA con estos resultados, que son los mismos que ya se ven en sexto de escuela, con el agravante de que cuando se hace la prueba PISA, a los 15 años, un tercio de la matrícula que egresó de primaria ya se ha desvinculado de la enseñanza. Entonces después tenemos 100.000 adolescentes y jóvenes ni-ni, sin trabajo, sin educación, fuera de toda oportunidad de vincularse, de integrarse socialmente. Y eso para un país que tiene un sentido democrático como tiene el Uruguay es grave, porque compromete los valores en que hemos pensado siempre, una sociedad de cercanías, como siempre hemos querido hacer del Uruguay.

Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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