Video de la entrevista en este link
EN PERSPECTIVA
Miércoles 20.11.2019
EMILIANO COTELO (EC) —En las elecciones del 27 de octubre Mario Bergara resultó electo senador por Fuerza Renovadora, el espacio seregnista que creó después que dejó la presidencia del Banco Central. A comienzos de este mes, fue nombrado por Daniel Martínez como su ministro de Economía para el caso de que el Frente Amplio (FA) acceda a un cuarto mandato. Desde ese momento reclama, sin éxito, un debate con la economista Azucena Arbeleche, que será ministra de Economía si triunfa Lacalle Pou.
La semana pasada fue motivo de polémica por un viaje a Estados Unidos que lo tuvo fuera del país seis días, antes y después del debate presidencial en televisión. Ya de regreso en Montevideo, se zambulló de lleno en la recta final de una campaña que sigue siendo cuesta arriba para el oficialismo.
Conversamos con él.
Su viaje a Estados Unidos de la semana pasada y el hecho de que no estuviera acompañando a Daniel Martínez en el debate presidencial generaron desconcierto en algunos frenteamplistas. ¿Le hicieron llegar esos comentarios? ¿Cómo los recibió?
MARIO BERGARA (MB) —En primer lugar vi mucho nerviosismo y demás en la oposición con ese tema y en algunos medios, entre los cuales lo incluyo, Cotelo, en cuanto a ese viaje que no implicó de ninguna manera mi ausencia en la campaña porque aun en esos días tuve varias entrevistas en medios públicos, había tenido una intensísima agenda de medios en las dos semanas previas y también durante esos días, y también en las redes sociales, con videos. Y en el tema del debate también, participé activamente en la preparación, lo seguí minuto a minuto y durante su transcurso estuve intercambiando con los compañeros del comando mensajes referidos a cómo se iba produciendo. O sea que de ninguna manera mi ausencia física del país significó ni un instante alejamiento de la campaña. En todo caso el nerviosismo y la angustia la deberíamos tener por el hecho de que los asesores de Lacalle Pou hace un mes que hicieron un viaje al centro de la Tierra y no aparecen efectivamente en la campaña. A mí lo que me importa es el rol en la campaña, no estrictamente una cuestión física.
EC —Dos puntualizaciones. Usted habló de nerviosismo de la oposición con el tema del viaje y nerviosismo de algunos medios, entre los cuales incluye a este.
MB —Claro, el otro día escuchaba una entrevista y usted preguntó cuatro veces sobre ese punto. Me parece que no da para hablar de esto.
EC —Nosotros incluimos el tema, sí, claramente, pero nerviosismo francamente no.
MB —A Javier Miranda le preguntó cuatro veces sobre el tema. Me parece que hablar de estas cosas, Cotelo… Vamos a hablar de política, yo vine a hablar de la campaña y de política.
EC —Pero la pregunta que le formulé todavía no tuvo respuesta: si le llegó desde dentro del FA la disconformidad que alguna gente tuvo.
MB —Tanto Daniel Martínez como la gente que está asociada al comando en la organización estaban informados, incluso lo hice saber antes del momento en que fuera manejado mi nombre para el Ministerio de Economía. O sea que en ese sentido tengo total tranquilidad. Obviamente hubo opiniones de la gente, frenteamplistas y no frenteamplistas, todo el mundo tiene derecho a tener su opinión.
EC —Pero le llegaron, no fue un invento mío.
MB —No, nadie dijo que usted inventara.
EC —Pero parece que fue exagerado haber mencionado ese tema.
MB —Y… cuatro veces la misma pregunta parece un poco exagerado.
EC —No fue la misma pregunta.
MB —No declinemos el nivel periodístico, vamos a hablar de política y de la campaña, que es lo que a todos nos importa.
EC —Pero la conversación no es para discutir sobre periodismo ni para que me dé lecciones de periodismo.
MB —Yo no pienso dar ninguna lección, todo lo contrario.
EC —A mí francamente me pareció, teniendo en cuenta las reacciones que había visto ante su viaje, que cabía una pregunta que fue una de las que le hice a Javier Miranda, si era oportuno un viaje como el suyo en ese momento.
MB —Ya le respondí, me parece que este no es un tema para seguir profundizando. Hablemos de política, de la campaña, de los temas que a la gente le importan. Nadie duda en el FA de mi compromiso con la campaña, difícil encontrar muchos militantes en el FA de hoy que hayan hecho campaña tan intensa durante todo este tiempo a favor de la fórmula Martínez-Villar, y eso es lo que importa.
EC —¿Cuál era el motivo del viaje, ya que estamos, así se cierra?
MB —Tenía un compromiso que no podía eludir. Era algo programado que estaba en conocimiento del comando y de Daniel antes incluso de manejar públicamente mi nombre para el ministerio.
EC —Dejémoslo ahí entonces.
MB —No da para más.
EC —Sí… pero…
MB —Si ese es el tema de la entrevista…
EC —No es el tema de la entrevista, simplemente que en ese momento dio que hablar por lo complicada que estaba y está la campaña de Daniel Martínez.
MB —Seguí haciendo campaña de manera intensa. En todos esos días salí por lo menos en cuatro medios de prensa escrita, hice videos en las redes sociales, hice el seguimiento e intervine en el proceso del debate. En ningún momento me alejé de la campaña.
EC —Hablemos de las medidas que ha estado anunciando Martínez en estos días. Por ejemplo, en el debate en televisión la semana pasada anunció la reinstauración del aguinaldo para las jubilaciones y pensiones más bajas, una medida de la que no estaba al tanto parte de la dirigencia del FA. ¿Usted trabajó en esa promesa?
MB —Básicamente no. Fue un tema de intercambio, en el proceso de preparación del debate se manejaron muchos temas. Imagínese que usted prepara algunos temas y después evalúa un montón de otros aspectos en la eventualidad de que surjan durante el debate. Este era un debate distinto del anterior en la medida en que había espacios de intercambio libre. Y es de los temas que se manejaron ahí, pero no se trabajó en profundidad, de hecho es de las cosas que eventualmente hay que evaluar a la luz de las posibilidades cuando se afina un plan de gobierno. El FA tuvo durante todo este tiempo una preocupación focalizada en las pasividades más bajas, de hecho se generó una figura de jubilación mínima que no existía. Y así como el salario mínimo creció bastante por encima del salario medio de la economía, entre las pasividades hubo un aumento mucho más significativo de las pasividades más bajas con respecto a las pasividades en general. El aumento de pasividades en general se da en base a la norma constitucional de acompañar el aumento del índice medio de salarios, pero hubo decisiones adicionales sobre las pasividades mínimas que lo hicieron aumentar aún más. Son cosas que en todo caso hay que afinar.
EC — ¿Usted está de acuerdo con esta medida?
MB —Sí; hay que ver el alcance, que seguramente va a estar condicionado por las posibilidades financieras del Estado.
EC —Porque la medida recibió dos tipos de objeciones. Una, la objeción más frontal, la de que era demagogia de último momento atendiendo a un sector del electorado, los pasivos. Dos, una medida que implica más gasto en momentos de alto déficit fiscal y que implica poner un parche más en un sistema de seguridad social que requiere una reforma de fondo que usted mismo ha llamado a que se haga en acuerdo de todos los partidos políticos.
MB —Claro. Es independiente, esto no está pensado como una medida que apunte a resolver las cuestiones del sistema de seguridad social. También hay que ver las formas, porque, reitero, en todos estos años hubo un aumento bastante por encima de las jubilaciones mínimas. De hecho no existía la figura de la jubilación mínima, como existe la figura del salario mínimo, hasta que el Frente empezó a manejarla ya hace como una década y eso subió sistemáticamente por encima de lo que subieron las jubilaciones en general. O sea que son formatos para impulsar algunas mejoras para quienes tienen los ingresos menores.
EC —Pero ha sido uno de los problemas de la seguridad social en estos últimos años el hecho de que se le han ido haciendo correcciones, ajustes, todos los cuales han implicado más gasto.
MB —Sí, también responde a realidades. Había una masa muy importante de trabajadores y trabajadoras que históricamente trabajaron en la informalidad por cuestiones normativas a veces, por cuestiones de falta de fiscalización, por cuestiones de formas de trabajar en algunos sectores –en el servicio doméstico, en el área rural, etcétera–, trabajadores y trabajadoras que habían trabajado toda la vida pero por diversas razones no tenían formalizados aportes a la seguridad social y hubo que atender esas circunstancias.
Pero efectivamente, sí, hay que ir a una revisión integral del sistema para fortalecerlo porque está claro que desde el punto de vista de la sustentabilidad financiera el sistema de seguridad social está en problemas. Tiene un déficit muy alto, que crece muy rápidamente todos los años y es uno de los temas que va a haber que abordar en el primer año de gobierno de manera integral, con visión país, en diálogo con todos los partidos políticos y en mucho diálogo con las organizaciones sociales: trabajadores, pasivos, empresarios.
EC —Otra medida, pero esta después del debate: Martínez anunció la creación de 90.000 puestos de trabajo. También sorprendió, apareció enseguida la comparación con Sartori, que había propuesto algo similar antes de las elecciones internas y se lo acusó de “demagogo”. ¿Por qué no se manejó antes una propuesta como esta?
MB —En primer lugar hay dos situaciones que no son comparables. Sartori hace ese planteo en el inicio de la campaña hacia la interna cuando demostró que no tenía mayor conocimiento de cuál era la realidad del mundo laboral y otros aspectos en el Uruguay. No manejaba siquiera los números gruesos vinculados al empleo, el desempleo, etcétera, y sin un soporte de análisis. Además cada vez que se le preguntaba cuál era la idea, cómo se iba a hacer, nunca hubo una respuesta.
El planteamiento de Daniel en este momento se basa primero en algunos procesos que ya se están dando vinculados a inversiones, como la de UPM 2, los proyectos de participación público-privada, los de infraestructura pública, otras inversiones ya anunciadas también en distintas áreas de software, Google, Starbucks, que ya empiezan a implicar alguna decena de miles de puestos de trabajo por delante.
Además hay un estudio que se viene haciendo ya hace bastante tiempo a nivel de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y de la Agencia Nacional de Desarrollo referido a la Estrategia Nacional de Desarrollo, que de alguna manera se ata con un montón de escenarios posibles. Pensar en un horizonte de cinco años o de 30 años, que es lo que hace ese estudio, obviamente es el muy largo plazo en el mundo de hoy con tanta dinámica. Pero ahí se plantea por ejemplo que con los gobiernos anteriores los promedios de cantidad de empleos en Uruguay rondaban 1.300.000, en los gobiernos del Frente eso subió a órdenes de 1.600.000 y que es factible llegar, en el horizonte del 2050, a superar los 2 millones de empleos en el país.
Obviamente hay un montón de supuestos asociados a ese escenario, porque hoy tenemos un mundo muy complicado en lo comercial, en lo geopolítico y por lo tanto también en el crecimiento y en la demanda del mundo, una región que está en una situación muy mala. Pero en un horizonte determinado se puede asumir que va a haber alguna mejora tanto a nivel global como a nivel regional, que eso también impacta. Y toda una serie de desarrollos vinculados a la formación de capital humano. Tenemos un mundo tecnológico que desafía empleos, que crea otros; esto hay que verlo atado también a la propuesta que hace Daniel referida a que el Estado tiene que jugar un rol importante en la recapacitación de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras para contribuir a su adaptación al nuevo mundo laboral. En la medida en que eso avance y se logre, y es perfectamente factible porque ya hoy el Inefop está formando y recapacitando más de 100.000 personas por año, también va a contribuir al aprovechamiento de los nuevos empleos. El propio documento de la Estrategia Nacional para el Desarrollo prevé que en el próximo quinquenio la cifra de empleo puede acercarse a 1.700.000, lo cual fundamentaría esa perspectiva.
EC —¿Usted hubiera dado ese número? Por ejemplo, el diputado Alejandro Sánchez cuando lo entrevistamos acá el lunes decía que entendía la fundamentación que se había presentado para esas cifras, pero que él no hubiera manejado datos tan concretos.
MB —Yo tampoco soy muy amigo de manejar cifras concretas, porque además, reitero, estamos hablando de aquí a cinco años en un mundo que tiene una dinámica muy fuerte, que está bastante condicionado a lo que pasa en la economía global y en la economía regional y en una dinámica tecnológica muy drástica. Por lo tanto en general no soy amigo de fijar números concretos en eso, porque es como el tema del 6 % para la educación, el 1 %. A veces eso hace perder de vista los avances en el asunto. En educación ahora sí se habla del 6 % y hay un grado de insatisfacción porque no se llega a ese 6 %; eso lo puedo entender porque hay que seguir profundizando en ese punto. Pero también hay que ver que se pasó de cifras del 3 % a más de 5 %, entonces hay a veces en la formulación de los temas una tendencia a subestimar los avances. Yo no soy muy amigo de poner números concretos.
EC —Además en estos rubros que manejó Martínez, ¿no hay una mezcla entre puestos de trabajo permanentes y puestos de trabajo temporales? Por ejemplo cuando se refiere a las obras vinculadas con la infraestructura que va a necesitar UPM 2.
MB —Sí, hay empleos que pueden verse de esa manera, pero también aparecerán otras circunstancias que generen otros empleos de plazos más cortos. También hay que ver esto en la perspectiva del mundo laboral. Hace cinco años estábamos en el récord histórico de puestos de trabajo de Uruguay y hoy estamos 55.000, 57.000 puestos de trabajo abajo de eso. Se habían creado 300.000 puestos de trabajo, después en estos años cayeron 55.000, 57.000. Por lo tanto volver a esa situación de récord histórico que tuvimos hace cuatro o cinco años me parece un horizonte posible y sin duda sería un logro muy significativo para la sociedad uruguaya y en particular para los trabajadores.