EN PERSPECTIVA
Miércoles 28.08.2019
[primera tanda]
RA —Planteo algunas de las preguntas surgidas de la platea. Respecto a algunos de los temas que ya conversamos pero en los que le gustaría profundizar al auditorio: ¿cuáles son los niveles más razonables de inflación para el doctor Talvi?
AIZ —Hoy creemos que los niveles están muy altos, entre 3 % y 7 %, creemos que tienen que bajar a niveles de entre 3 % y 5 %.
PR —Tenemos otra pregunta del público que plantea si la necesidad de recomponer las cuentas públicas puede derivar en créditos de asistencia del FMI [Fondo Monetario Internacional], teniendo en cuenta la reducción del margen de maniobra que eso implicaría. Creo que la pregunta está orientada a si vamos a buscar algún tipo de acuerdo con el fondo.
ET —Qué pena que esta pregunta no está al aire, porque esta es una respuesta que merece ser escuchada por todo el público. Realmente es importante, porque hay una tremenda confusión con el tema del FMI. Lo que estemos procurando es evitar tener que ponernos de rodillas frente al FMI, todo lo contrario de lo que se dice. Me gustaría retomarlo después.
PR —Yo tengo una más, mía, es una continuación del tema Consejos de Salarios. Estaba comprendida la estrategia que planteaban de que una cosa son salarios mínimos y otra es indexar todos los salarios de la economía. En el mundo uno encuentra variantes interesantes de los Consejos de Salarios, hay lugares donde las negociaciones son bastante más centralizadas, hay muchos menos grupos y eso supone que los que negocian internalicen mucho más las consecuencias de sus actos. En Uruguay tenemos 160 grupos, más o menos, eso hace que cada negociación salarial sea como una competencia, si se quiere, entre los dirigentes sindicales para ver quién obtiene mejores conquistas. Una pregunta es si están pensando en reducir la granularidad de la negociación salarial. Hay países donde arranca en los grupos que están más expuestos a la competencia internacional, eso también de alguna manera pauta mejor. En Uruguay hemos tenido muchos casos donde sectores sin ninguna competencia internacional son los primero que negocian, son los que fijan el primer estándar. Quería indagar si han pensado cosas de ese tipo.
FPT —Creo que uno de los instrumentos que lamentablemente no ha sido muy valorizado es el Consejo Superior Tripartito. En nuestro país hay un organismo de carácter tripartito que, en términos muy generales, tiene a su cargo la gobernanza de las relaciones laborales y que, entre otras cosas, puede opinar sobre el salario mínimo nacional. El problema de los Consejos de Salarios o de la cantidad de grupos y subgrupos no es tanto un tema cuantitativo sino, desde nuestro punto de vista, un tema de representatividad. Lo que se supone es que la negociación que está implícita en materia laboral, que es deseable y que se quiere fomentar -estamos convencidos de que es el instrumento más idóneo para que los interlocutores sociales se pongan de acuerdo-, tiene que partir de la base de la representatividad del interlocutor. Si quien se sienta frente a mí no representa legítimamente los intereses de quien debe representar, la negociación cae por su propio peso. Hoy hay 25 Consejos de Salarios, en el año 85 había 48, pero la realidad es prácticamente la misma, o aumentada. Hay sectores de actividad que en el 85, y ni que hablar en el año 49, tenían existencia real, sin embargo la dinámica lleva a que se generen grupos, subgrupos, capítulos o bandejas, como se llaman ahora, basados en el concepto de representatividad. El Consejo de Salarios tiene implícita la negociación, que tiene que basarse en la representatividad del interlocutor, porque si no, no tiene sentido.
PR —Una pregunta más de este tema: hasta 2009 el Poder Ejecutivo tenía la capacidad de homologar los resultados de los Consejos de Salarios, eso desapareció. Me queda claro que era una solución a la uruguaya que le daba al Ejecutivo una enorme discrecionalidad, pero también le permitía garantizar, de alguna manera, si lo quería, que existiera una evolución del salario real consiste con los otros objetivos de la política macro. Ernesto decía que es muy difícil pedirle al Banco Central que baje la inflación si cosas que están totalmente fuera de su control le ponen las restricciones que le ponen. Ahí creo que entre los macroeconomistas y los laboralistas podemos tener un conflicto de visiones: tendría ventajas que el Estado pudiera decir que ciertos acuerdos no son obligatorios porque son inconsistentes con los objetivos de la política macro. No sé si lo han pensado o descartado.
FPT —Voy un poquito más lejos: yo creo que no está planteado porque, precisamente, el Consejo de Salarios es un organismo en el cual el gobierno no solo participa sino que también decide, entonces la realidad va a indicar que el salario mínimo o las condiciones de trabajo que se están conversando están en contra de una política macroeconómica, se supone que los representantes del Ejecutivo actuarán en consecuencia. No sé con quién harán mayoría. Eso es bueno aclararlo: normalmente se tiene la confusión de que el Consejo de Salarios está integrado por sindicatos y empresas y no, está integrado por siete personas que representan tres al Poder Ejecutivo, dos a los empleadores y dos a los trabajadores; con cuatro votos conformes se hace la mayoría que adopta la decisión. Solo un comentario: en el año 85 el movimiento sindical, por ejemplo, que hoy reivindica los Consejos de Salarios con una fuerza muy estridente, estaba en contra y reivindicaba la negociación colectiva libre y voluntaria, de la cual nosotros somos defensores y promotores, pero, de vuelta, en esa confusión entre negociación colectiva, condiciones de trabajo, salarios y salario mínimo, que son cosas diferentes.
RA —Hay muchas preguntas del público muy interesantes sobre temas que vamos a plantear más adelante. Alguna que podemos plantear ahora: quieren saber quiénes son los asesores de Ciudadanos en las diferentes áreas.
ET —En materia de economía aparte de Ana Inés está Rafael Xavier, en materia de relaciones laborales además de Fernando está Fernando Scrigna; en seguridad tenemos al inspector Roberto Rivero, al prestigioso penalista Andrés Ojeda y al cientista político y experto en criminología Diego Sanjurjo; en educación tenemos a Adriana Aristimuño y Jimena Folle; en integración social tenemos al doctor Ney Castillo y Carmen Sanguinetti; en el área de agro y medio ambiente tenemos a Carlos María Uriarte, que trabajó, estudió y se formó siete años en Nueva Zelanda, al ingeniero agrónomo Eduardo Blasina… Podría seguir in eternum, hemos convocado a 300 técnicos y profesionales a quienes no les pedimos carnet de militancia, lo único que les pedimos es que nos ayuden a dibujar el futuro. Otra cosa bastante atípica en la política: no había peaje, no queríamos comprar consciencias sino gente que tenga compromiso con el país, ganas de trabajar y talento para ayudarnos a dibujar el futuro. Eso es lo que logramos: atraer a la gente más valiosa que, durante nueve meses, 35.000 horas hombre o mujer, armaron un proyecto de país y un programa de gobierno que no es solamente un lugar de destino, y lo es, sino también un mapa de ruta concreto de acciones para llegar a ese destino, un pequeño país modelo. Todo el mundo reconoce que es un programa que no es para cumplir un requisito, que no es “bla, bla, bla”, sino un programa serio y bien armado. Tenemos un equipo de técnicos y profesionales extraordinariamente capacitado para asumir la tarea de gobernar si nos toca.