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Entrevista central, jueves 6 de agosto: Marcelo Abdala

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Entrevista con Marcelo Abdala, secretario general del PIT-CNT.

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EN PERSPECTIVA
Jueves 06.08.2015, hora 8.24

EMILIANO COTELO (EC) —Después de siete años, el PIT-CNT convocó para hoy a un paro general de 24 horas. La medida rechaza las pautas salariales fijadas por el Poder Ejecutivo, reafirma la importancia de la inversión pública y reclama que se asigne el 6 % del PBI a la educación.

Bajo la consigna “si les va bien a los trabajadores, le van bien a el país”, el paro estuvo precedido de una campaña publicitaria intensa y de distintas actividades destinadas a explicar la plataforma.

El paro general se da en un contexto creciente de conflictividad. Según el Instituto de Relaciones Laborales de la Universidad Católica, el nivel de conflictividad laboral en los primeros seis meses del año es 52 % mayor que en el mismo período del año pasado. Además hubo algunos episodios de confrontación con el gobierno, especialmente en la educación, por ejemplo cuando la ministra María Julia Muñoz aseguró que los docentes que hagan paro van a tener que trabajar hasta Navidad en el contexto de la huelga que preparan esos sindicatos.

¿Qué respuestas espera obtener el PIT-CNT? ¿Cuánto busca incidir en el presupuesto quinquenal?

De estos y otros temas vamos a conversar con el secretario general de la central de trabajadores, Marcelo Abdala.

Usted ha dicho que este es el paro mejor preparado en la historia reciente… ¿Por qué era necesaria toda esta organización esta vez?

MARCELO ABDALA (MA) —Cuando adoptamos la decisión de convocar a un paro general de 24 horas, en un proceso que se inició el 9 de julio de este año y luego de haber desarrollado importantes acciones, particularmente una movilización enorme el 23 de abril y otra –además del 1.º de mayo, naturalmente– el 11 de junio, definimos un criterio metodológico. Ese criterio era que la preparación del paro general, que permite un contacto directo con los trabajadores y con toda la sociedad, tenía que ser concebida con tanta o incluso más importancia, como método de trabajo, que el propio día de detención de las actividades en el paro general.

Entonces se ha desarrollado una red de asambleas en todos los lugares de trabajo para leer un material que fundamenta la plataforma del PIT-CNT, todos los gremios han desarrollado acciones de una manera muy importante antes del paro general. Hoy no hay una movilización, porque ya se hicieron prácticamente todas. Subrayo una movilización muy importante de la Federación Láctea el 14 de julio; el 15 de julio se movilizaron de una manera trascendente los trabajadores de la salud privada, de la salud pública y el Sindicato Médico del Uruguay, que ha adherido al paro de hoy; el 22 de julio se movilizó COFE; después de 22 años hay un paro general nacional parcial de la Federación Nacional de Municipales; hay una acción importante de la Onajpu, que también adhirió al paro general; el 28 los trabajadores de las empresas públicas, particularmente de la Federación Ancap y de AUTE, el 30 el Sunca y la Untmra. Un conjunto de acciones muy importantes. Además se hizo una gira de carácter nacional con todos los plenarios departamentales y se desarrollaron importantes labores para difundir cuál es la perspectiva que los trabajadores le presentamos al conjunto de la nación, a toda la sociedad.

EC —El método incluye publicidad en televisión, por ejemplo. Llamó la atención la publicidad que el PIT-CNT desplegó en los días previos a este paro, hubo un spot en televisión, hubo pegatinas por la ciudad… ¿Qué pasa? ¿Hay una nueva estrategia de comunicación también?

MA —Sí, cuando se trata de un movimiento sindical que actúa en función de las reivindicaciones inmediatas pero intenta desarrollar una visión que involucra a las grandes mayorías nacionales y a toda la sociedad, se requiere una estrategia de comunicación muy fina para dialogar con toda la sociedad uruguaya. Y sí, se han utilizado una serie de herramientas, como el spot publicitario, como una inversión importante en propaganda, como múltiples acciones que se hicieron en todo el país que han concitado la participación de cientos y cientos de militantes del movimiento sindical; la página de internet del PIT-CNT…

EC —El paro general coincide con el estreno de una nueva página web, que tiene otro concepto, entre periodístico y propagandístico, pero evidentemente muy trabajado.

MA —Sí, tenemos compañeros muy profesionales que en algunos casos han finalizado sus labores en algunos medios que han cerrado, lamentablemente, y están trabajando de lleno en profesionalizar, en elevar la calidad de la comunicación de nuestra central.

EC —Después de toda esa descripción, ¿por qué tanta carga de preparación, movilización, agitación, comunicación a raíz de un paro como este, cuando hacía siete años que no se convocaba ninguno de estas características? ¿Qué pasa con esta situación?

MA —Estamos en un momento nuevo y vamos a atravesar un semestre en el que se van a sintetizar años. Porque en forma simultánea hay discusión del presupuesto nacional y consejos de salarios, que son importantes en sí mismos para el 25 % de la totalidad de los trabajadores de la actividad privada, pero que van a marcar también un antecedente para la inmensa mayoría que va a negociar el año que viene. Lo diría en estos términos: es la primera vez en la historia, en la tercera administración del Frente Amplio (FA), luego de 10 años de gobiernos progresistas, que se abre una discusión de cuáles deben ser las políticas de izquierda o las políticas progresistas en un momento en que el país no se mueve en un escenario internacional favorable, en que en forma notoria hay una crisis internacional importante que ha repercutido en América Latina y que está aquí en Uruguay, no como crisis pero sí como reducción de los precios internacionales de nuestras materias primas, dificultades para colocar nuestras exportaciones, desaceleración económica.

Entonces el movimiento sindical establece –jugando con aquella elaboración de Real de Azúa cuando analizaba el batllismo originario muy removedor, muy transformador, y el alto de Viera– que entre el impulso y su freno la sociedad uruguaya quiere impulso a cambios profundos. Y al principio de esta administración se han dado señales negativas desde nuestro punto de vista, que llevaron a tener una respuesta de esta naturaleza.

EC —¿El comienzo de esta administración para ustedes es bastante distinto de lo que fue el comienzo de la administración Mujica? Porque hace cinco años también estaba el presupuesto de por medio, iban a venir los consejos de salarios, etcétera, y sin embargo no hubo un paro general. El paro general anterior fue en el primer gobierno Vázquez. ¿Entonces?

MA —En un momento de desaceleración se abre una discusión sobre cuáles son las políticas transformadoras que deben aplicarse. Entendemos que la sociedad uruguaya definió una agenda de cambios, de transformaciones, y en este marco, con las dificultades externas que relataba, básicamente la central está planteando una cuestión: es muy importante estimular en todo lo que nos sea posible la mejora, el dinamismo de la demanda interna a los efectos de que esas dificultades de la desaceleración que nos vienen de un entorno internacional distinto del que vivió el país en los 10 años anteriores no lleven a convertir desaceleración en caída. Y eso es presupuesto nacional, inversión de las empresas públicas, políticas sociales y es salario y trabajo de trabajadores y jubilados.

EC —Usted ha aclarado que este no es un paro contra el gobierno, pero en el portal del PIT-CNT aparecen declaraciones de Jorge Bermúdez, uno de los dirigentes más molestos con la pauta salarial, y él dice: “El tercer gobierno del Frente Amplio, del cambio, que habló de traer certidumbres al país, está generando una mayor incertidumbre en la población. La distorsión que se ha formado en torno a la economía del país en parte es porque el gobierno compró entero el discurso de la derecha y de la clase dominante. Todas las señales que ha dado van en ese sentido, de aplicar la agenda de la reacción”. Es un punto de vista muy crítico con respecto al gobierno Vázquez.

MA —Sí, tenemos una perspectiva crítica. Yo tal vez no sería tan contundente como mi amigo el Fogata Bermúdez, porque además creo que las cosas están en proceso y la iniciativa del movimiento sindical ya logró que algunas cosas comenzaran a cambiar. Pero sí es notorio que al principio de la administración se dieron señales negativas. Hubo un discurso de excesiva hiperprudencia para pararse ante la perspectiva del presupuesto nacional, un plan concreto de recorte de las inversiones de las empresas públicas, la detención del Antel Arena, pautas salariales o criterios salariales que desde mi punto de vista a lo sumo logran resolver congelación del salario real al segundo año del convenio colectivo, que son muy problemáticas, muy complicadas.

Hay que tener mucho cuidado y ser muy responsable, porque ese conjunto, ese sistema de señales puede operar como profecía autocumplida. Si desde arriba se da ese tipo de señales, luego quien tenía que mejorar su casa lo deja para después, quien tenía que hacer una inversión, quien tenía que contratar trabajadores lo deja para después, o donde había una situación más o menos se empieza a enviar a la gente al seguro de paro. Se da una profecía autocumplida porque en cierta medida se convoca a un apriete, a un ajuste que en el mundo del trabajo, con toda la complejidad que tiene luego, puede ser muy complicada.

EC —Simbólicamente hay que analizar con cuidado lo que está pasando. Hoy en el diario El Observador aparece un dato que aportan fuentes sindicales y políticas que dice: “desde el gobierno de Jorge Batlle, 2000-2005, el PIT-CNT no votaba un paro general por unanimidad”. Yo recién decía que este paro es el primer paro general en siete años, pero paro general aprobado por unanimidad no había desde el gobierno Batlle. Entonces, ¿cómo es eso? ¿Qué paralelismo hay entre el gobierno Batlle y el gobierno Vázquez? Llama la atención que ustedes establezcan algún tipo de relación en ese sentido.

MA —Para mí son situaciones bien distintas, no establecemos una relación, son coyunturas bien diferentes. Lo cierto es que la idea de este plan de acción ha concitado, con toda la enorme diversidad que implica el movimiento sindical, el apoyo prácticamente de la totalidad de las organizaciones que componen la mesa representativa, que son muchas, y por tanto tiene una legitimidad importante, pero que va más allá incluso del propio movimiento sindical, que resolvió por unanimidad.

Se han recibido noticias de adhesión a esta idea de la Onajpu –cosa que es muy natural que suceda, porque los jubilados ajustan en función del índice medio de salarios, hay una repercusión inmediata en el ajuste de las pasividades, las pensiones, las jubilaciones–, de Fucvam, de la FEUU, del propio Sindicato Médico del Uruguay –que ha participado en acciones con nuestros compañeros y compañeras de la salud pública y privada, está parando en el día de hoy–. Incluso organizaciones vinculadas al pequeño empresario, a los sectores que desde la producción industrial, el comercio o la producción agropecuaria tienen un interés directo en el dinamismo del mercado interno porque allí realizan sus negocios. Es un paro con una base social sumamente amplia. Si tuviera que sintetizar, diría que hoy la sociedad uruguaya habló en forma clara de que quiere que los cambios no se detengan, que acompaña una agenda de transformación y que la pelota queda instalada, a partir de esta situación, en la cancha del Poder Ejecutivo.

EC —¿Y a propósito de la lectura de que ustedes están jugando en sintonía con una parte del FA, con el sector que podríamos decir que encabeza José Mujica y que incluye al Partido Comunista, por ejemplo?

MA —Las ideas que levanta nuestro PIT-CNT pueden recibir la adhesión política o planteos convergentes de múltiples sectores. En este caso creo que esta decisión deriva de los resultados del propio congreso de nuestro PIT-CNT y de la elaboración posterior. Y ya están dando resultados, porque, al contrario de estas señales negativas que yo señalaba, de profecía autocumplida, de excesivo achique, desde la semana anterior se han procesado otro tipo de señales.

EC —¿Efectivamente hay ahí un juego de alianzas entre el movimiento sindical y determinados sectores del propio oficialismo, por ejemplo?

MA —No, nosotros planteamos un esquema…

EC —¿Es simplemente una coincidencia, dice usted?

MA —En este caso hay una convergencia en algunos planteos, y bienvenida, pero no es una política explícita. Sí responden a una política explícita nuestras labores en común con todo el movimiento social a los efectos de que haya una base grande de respaldo a los planteos del PIT-CNT.

***

EC —Marcelo Abdala es el secretario general de la Untmra (Unión Nacional de Trabajadores del Metal y Ramas Afines) y secretario general del PIT-CNT. Integra el secretariado ejecutivo de la central desde el año 2001.

Vayamos a los puntos de la plataforma, las pautas salariales. ¿Qué es lo que ven allí como negativo?

MA —En primer lugar, que proponen ajustes de carácter nominal, desvinculados de la visión del 100 % del IPC. Y naturalmente para el trabajador la primera preocupación de carácter salarial es que el salario no vea deteriorado su poder de compra.

En segundo lugar, que establecen una clasificación de cada rama de actividad o cadena productiva, según corresponda, que se debe autoclasificar entre un sector sin problemas, un sector medio y un sector dinámico. Para nosotros, esa es una clasificación compleja.

EC —Para el sector más dinámico, que es el que crece por encima del 4 % anual, se plantea un 10 % de ajuste salarial el primer año, 9 % el segundo y 8 % el tercero. Para las ramas menos dinámicas, las que crecen por debajo del 4 %, los ajustes serán de 8,5 %, 7,5 % y 7 %. Y para la categoría de sectores en crisis o en dificultades se proponen ajustes de 8 %, 6,5 % el segundo y 6 % el tercero.

MA —Nosotros decimos que la definición de en qué sector debe estar clasificado cada grupo puede llevar una parte muy grande de la negociación. Además, al estar desvinculados los ajustes salariales y ser una cifra concreta del 100 % del IPC, inauguran una suerte de lotería con respecto a la cuestión del salario real…

EC —Pero existe la posibilidad de corregir después.

MA —Recién a los dos años. Si el ajuste fuera inferior a la inflación, tienen que pasar dos años para esa negociación, para que opere un correctivo sobre la totalidad del ajuste para empatar con la inflación. Eso significa que la garantía de la congelación del poder de compra del salario real recién se da a los dos años. Y en el medio tampoco tenemos garantías de que no se vaya deteriorando el poder de compra de los salarios por la evolución de la inflación. Por otra parte, el Poder Ejecutivo no ha logrado que se cumplan las expectativas de control de la inflación que ha anunciado en distintas etapas.

EC —Ahí hay un círculo vicioso, qué es primero, el huevo o la gallina. Según cuál sea la evolución de los salarios, también hay una incidencia en la inflación.

MA —Nosotros siempre decimos que la excesiva mirada sobre el impacto que puedan tener los salarios en la inflación por la expansión de la demanda oculta una mirada absolutamente displicente que nunca se refiere a los márgenes de ganancia que tienen determinados sectores que se quedan con la parte del león de la formación de precios. ¿Por qué para controlar la inflación el único control de precios contundente que se plantea es el del precio de nuestra fuerza de trabajo, del salario, cuando en general la participación de los salarios de los trabajadores en el PBI es muy inferior a la de otros ingresos que reciben otros sectores sociales?

EC —Fernando Pereira, presidente del PIT-CNT, ha dicho que estos lineamientos son peores que los de la era Mujica o que los de la era Mujica eran mejores. La explicación en principio es bastante concreta: el escenario económico, sobre todo hacia delante, viene cargado de incertidumbre, como lo mencionaba usted mismo, y las pautas salariales procuran, ha dicho el gobierno, que el trabajador no pierda poder adquisitivo y que paralelamente se conserven los puestos de trabajo, que la variable de ajuste en las empresas que puedan llegar a tener problemas de competitividad, por ejemplo, no termine siendo el empleo.

MA —Nosotros somos socios de todos los esfuerzos por mantener el nivel de empleo y desarrollarlo. Cuando los trabajadores vamos a la negociación, tenemos una agenda que prioriza simultáneamente el trabajo y el salario. Porque, entre otras cosas, de nada sirve conquistar altísimos aumentos salariales y no tener a la gente trabajando.

EC —Ya ha habido señales, ya ha habido empresas que han cerrado o que han enviado a cantidades importantes de sus empleados al seguro de paro.

MA —Particularmente en el sector exportador. Además los criterios del Poder Ejecutivo tienen otro aspecto negativo. Tomemos el mejor de los casos: un trabajador que está trabajando en un sector de los llamados dinámicos, que tiene que demostrar un crecimiento anual de un 4 %. En una hipótesis de ese tipo el salario puede llegar a crecer un 1,5 % anual, dado el caso de que el gobierno logre bajar la inflación, que es problemático. Por tanto incluso en un sector dinámico, en una expansión igual o mayor de 4 % anual, se deteriora la participación de los trabajadores en la riqueza. Por esa razón hemos sido tan críticos de esos criterios que no van a ayudar a la negociación, le imponen una rigidez a la negociación, dado que la negociación colectiva es un triángulo, están los empresarios con sus posiciones y los trabajadores y el gobierno. Por esa razón hemos dicho que habría que generar dosis de flexibilidad en los criterios para que ayuden un poco más a llegar a acuerdos.

EC —El gobierno ya flexibilizó esas pautas originales ante los primeros comentarios, las primeras observaciones que hizo el PIT-CNT. Tanto las flexibilizó que las cámaras empresariales reaccionaron molestas, no se sienten representadas, les parece que se cedió a favor de los sindicatos.

MA —Creo que esa es una ubicación, una pose, una clavada de bandera que hace el sector empresarial en vistas de todo el despliegue de la negociación. Yo estoy absolutamente convencido de que los movimientos que se hicieron en los criterios son absolutamente insuficientes. Fueron dos. Traer el salario mínimo nacional a $ 15.000 en enero del año 2019 en vez de enero del año 2020 hasta da…

EC —Iba a decir risa, me parece que iba a decir risa.

MA —Sí, no sé cómo catalogar el sentimiento que le da a uno que el salario mínimo nacional esté en $ 15.000 recién en el 2019, cuando nosotros decimos que hay que poner una prioridad y un esfuerzo mucho mayor en elevar los salarios más empobrecidos.

Y lo segundo suena a redundancia: que se pueden acordar criterios de crecimiento mayores siempre que en los sectores tarifados o subsidiados no se trasladen a precios. Que se puedan acordar aumentos mayores está previsto por la propia ley de negociación colectiva, no se necesita que el Poder Ejecutivo lo establezca en esta perspectiva. Si hay un acuerdo obrero-patronal que no tenga nada que ver con estos criterios, vale para toda la rama de actividad porque así lo establece la ley de negociación colectiva. Entonces nos parece que son muy insuficientes estos criterios, y además son contradictorios con las últimas señales que ha dado el Poder Ejecutivo.

EC —¿Contradictorios con qué?, ¿con los anuncios en materia de inversión?

MA —Con los anuncios de desarrollar una inversión de US$ 8.300 en el quinquenio, con lo que dijo…

EC —¿Por qué son contradictorios?

MA —Porque el ministro de Economía ha sostenido luego de estas señales negativas –y nosotros saludamos estos movimientos, los vemos hasta como una conquista de la acción y de la fuerza del movimiento sindical– que la economía va a crecer, que va a haber un Estado que va a empujar ese crecimiento, que se prevé para estos tres años un crecimiento de 9 % y para todo el período un crecimiento de 15 %. Si los trabajadores no podemos participar como base de recibir los mismos incrementos por encima de la inflación, del crecimiento general de la torta de la riqueza nacional, el problema es que se está deteriorando la participación de los trabajadores en la riqueza. Entonces, si ahora están dando señales diferentes, ¿por qué mantienen unos criterios que son para una recesión?

EC —Concretamente en este tema, pautas salariales para el sector privado, ¿qué es lo que reclaman? ¿Cuál es el cambio que piden?

MA —Yo creo, por lo menos, pero como una cuestión muy mínima y tratando de ayudar a la negociación colectiva, que, en salvaguarda del salario real, los correctivos deberían ser en el mismo momento de cada ajuste. Particularmente defendemos la hipótesis de que el trabajador pueda elegir entre ajuste semestral y anual, si hubiere ajustes anuales que los correctivos se midan como se ha hecho hasta ahora, en los 10 años, en cada ajuste salarial, y que se dé un margen de mayor flexibilidad para asociar el crecimiento del salario al crecimiento del PBI, de la riqueza nacional o como se le quiera llamar.

EC —El gobierno ha anunciado que mañana viernes va a divulgar las pautas salariales para el sector público. Se las va a considerar esta mañana en el consejo de ministros que se reúne en la residencia de la avenida Suárez y Reyes. El anuncio coincide con el paro. ¿Ustedes ven ese gesto positiva o negativamente?

MA —Vamos a ver, además de enterarnos de los comentarios que eventualmente se hagan hoy, nos vamos a enterar mañana, porque, si no recuerdo mal, a las 15 horas está convocado el consejo de salarios del sector público. Es muy importante ese elemento. Ya de pique el método fue diferente, porque la comunicación sobre los criterios del Poder Ejecutivo para el consejo de salarios de privados se hizo públicamente después de un consejo de ministros. No se aceptó un planteo que habíamos hecho nosotros de que antes de elaborar sus criterios el Poder Ejecutivo tuviera diálogo con las partes, no solamente con nosotros, también con el sector empleador, no tuvimos ninguna reunión previa. Y fue bastante desprolijo el método, tanto que luego hubo una autocrítica del Poder Ejecutivo sobre la forma.

En este caso sí ha habido reuniones, conversaciones, y se va a informar al detalle en el consejo de salarios de mañana. Estamos muy atentos a que allí se pueda dar una señal positiva, que hay que mirar en el conjunto de la negociación, porque la preocupación nuestra no es solamente para un sector de los trabajadores, sino para la globalidad de los trabajadores del país.

EC —¿Qué quiere decir eso? ¿Que lo que se anuncie para los trabajadores públicos, si recoge los planteos del PIT-CNT, después va a haber que trasladarlo a las pautas para el sector privado?

MA —Si llegara a aparecer algún elemento positivo allí, a nivel de las ramas de actividad y la negociación, tendría que enriquecer el menú de opciones que presenta el Poder Ejecutivo para la negociación colectiva. Sin duda. Si no, estaríamos en cierta medida generando una situación de trabajadores clase A y trabajadores clase B.

EC —El gobierno queda un poco encerrado.

MA —No fuimos nosotros los que ubicamos esos criterios para la negociación colectiva de los privados.

EC —En principio lo que se anticipa, según lo que leo en el semanario Búsqueda, es que no va a haber cambios. Leo en la tapa de hoy: “La administración del presidente Tabaré Vázquez asume que el primer paro general en siete años convocado para hoy puede lograr una alta adhesión. Pese a eso, tiene resuelto mantener los lineamientos que están guiando la elaboración presupuestal y las pautas para la negociación salarial”.

MA —Es que no hay lineamientos para la parte pública, no han dicho nada hasta ahora. Lo que aparezca en ese plano va a ser enteramente nuevo. Lo que sí se ha manifestado son lineamientos para el sector privado.

Yo creo que va a haber cambios, sí. No me puedo imaginar, ante un pronunciamiento tan contundente como el que parecer demostrar la enorme adhesión a esta decisión del PIT-CNT, que el gobierno, con su opinión, con su rol, que es diferente al del movimiento sindical y social, haga oídos sordos a un reclamo tan contundente.

EC —Otro de los puntos es la inversión pública. ¿Ustedes están conformes con lo que el presidente Vázquez anunció el lunes de la semana pasada?

MA —Sí, emitimos una declaración saludando, diciendo que el amino era por ahí…

EC —¿Ya está? ¿Con eso se satisface el punto correspondiente de la plataforma reivindicativa?

MA —No, aún no, porque esa dosis de keynesianismo que sintetiza la ubicación del movimiento sindical la tenemos que mirar muy al detalle. Hay un aspecto que tiene que ver con el presupuesto nacional y con las posibilidades de inversión de las empresas públicas. La de hoy es la primera reunión que tiene el Poder Ejecutivo para elaborar sus planteos de cara al presupuesto. Hay que mirarlo bien al detalle. Nos pareció que fue una señal positiva el hecho de anunciar que la inversión pública en este período va a andar en un entorno de US$ 8.300 millones para los cinco años. Y separamos, porque el gobierno anunció otra cosa, anunció US$ 12.300 millones.

EC —La tercera parte del total corresponde a inversión privada o a inversión realizada a través de sistemas como el de PPP (participación público-privada).

MA —Exacto. Eso lo queremos mirar al detalle.

EC —¿Por qué? ¿Se oponen a ese instrumento?

MA —No, no es que nos opongamos a priori y en cualquier circunstancia. Pero en algunos sentidos nos da la sensación, particularmente en la energía eléctrica, en la inversión eléctrica, de que podemos estar dejando fuera del control nacional, del control del Estado algunas cosas que nos parece que podrían ser estratégicas, como la trasmisión. Por eso decía que saludamos en general esa iniciativa, da señales distintas de las que se habían dado, pero queremos mirar con mucha rigurosidad la composición de la inversión, caso a caso, y reservarnos el derecho de hacer algún comentario o propuesta sobre aspectos parciales.

EC —Es interesante eso. Yo pensé que ustedes tenían una de dos, u oposición al instrumento PPP… no.

MA —No en forma genérica, lo queremos ver caso a caso. También implica costos, no hay una inversión por filantropía. Lo queremos mirar con más rigurosidad.

EC —Lo otro que está de por medio es que analistas y dirigentes políticos son un poco escépticos, teniendo en cuenta lo que ha costado hasta ahora emplear el instrumento PPP. Y se lo pone dentro de un total de US$ 12.300, US$ 12.400 millones.

MA —Con una parte que es potencial, que no está garantizada.

Y queremos mirar al detalle en el presupuesto nacional lo que tiene que ver con la educación. Acá nuestro PIT-CNT hace un llamado muy concreto: hay que instalar cuanto antes un espacio de diálogo y de negociación que involucre a todos los sindicatos de la educación y al PIT-CNT para ver de qué manera se va a instrumentar la promesa electoral de llegar al 6 % del PBI en ANEP y la Udelar.

EC —Vázquez confirmó el 6 % del PBI para la educación. ¿Ustedes todavía no están convencidos?

MA —No, no es que no estemos convencidos. Es que se requiere un ámbito formal de negociación en el que se presenten las propuestas, las ideas, las formas, los ritmos, para que también eso sea un factor de diálogo, de negociación colectiva, como establece la ley de negociación colectiva, que hasta ahora no ha sucedido. Obviamente para nosotros la educación es una cuestión de carácter estratégico. Venimos planteando la necesidad de llegar al 6 % del PBI, y siempre agregamos: para la ANEP y para la Udelar. También queremos hacer una discusión programática de qué sentidos debe generar una transformación educativa que prepare a la sociedad para un desarrollo productivo, industrial, logístico de punta del país. Hay que prepararse casi para la formación permanente y la educación permanente de los estudiantes con otra relación con el mundo del trabajo, y de trabajadores que nunca dejen de estudiar. Hay que cambiar el chip en ese sentido, y para eso se precisa negociar, no se precisa hacer declaraciones.

EC —¿Para ustedes la ministra María Julia Muñoz es un problema en estas relaciones que entienden deben mejorarse gobierno-sindicatos?

MA —No la ministra en tanto tal, pero hasta ahora ha hecho declaraciones infelices. Cuando las cosas se están complicando no se apaga una fogata con nafta. Lo que hace el movimiento sindical es exhortar a la instalación inmediata de un ámbito de negociación para ayudar a definiciones que eventualmente puedan significar un acuerdo si es posible, y si hay diferencias también. Pero ubicarlas arriba de la mesa, racionalizarlas, discutirlas, porque esta es una discusión que involucra al conjunto de la sociedad.

***

EC —La previa del paro general tuvo una bomba instalada en el escenario informativo, político, social: el video en el que varios funcionarios del Sirpa propinan malos tratos a internos del hogar Ceprili. Una grabación que la presidenta del Sirpa presentó ante la justicia, y una grabación en la que aparece Joselo López, dirigente del sindicato del INAU, pero además vicepresidente del PIT-CNT. No es que él protagonice esas agresiones, pero sí está, porque había concurrido a una asamblea que se estaba desarrollando en ese momento en ese centro. Y no hace nada, observa lo que pasa y no contiene, no frena a sus colegas que están en esa actitud. ¿Cómo pega esto en el PIT-CNT?

MA —No nos gustó nada cuando vimos el video. Tuvimos una visión rápida, estábamos convidados por colegas tuyos a un programa para hablar de estas cuestiones que estábamos conversando aquí, y antes de iniciar lo vimos con Fernando [Pereira] de sobrepique.

En lo que se ve, aparece en forma clara una utilización desmedida, excesiva –desde afuera, uno que no está en ese ambiente, en ese mundo del trabajo específico, que es una cuestión–, innecesaria de fuerza para controlar a dos menores en conflicto con la ley que estaban haciendo desmanes. Era un día muy complicado, había habido un motín, un proceso complejo ahí adentro.

EC —No es la primera vez que se habla de malos tratos de funcionarios del INAU a internos. ¿Entonces, ahora que aparece un video y ahora que está nada menos que Joselo López involucrado?

MA —Es importante hacer notar que nuestro PIT-CNT antes de esto venía estableciendo contactos con las autoridades del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) por un lado y del propio INAU-Sirpa, porque hay una doble naturaleza institucional, a los efectos de proponer un ámbito de negociación, integrado por el Mides, el Sirpa y el INAU, y ofrecíamos participación del PIT-CNT y del sindicato del inau, Suinau, para ver cuáles son los procedimientos que hay que desarrollar, cuáles son las garantías que tienen los trabajadores, sus condiciones de trabajo, cuáles son los modus operandi, cómo se salvaguardan los derechos humanos de los chiquilines ahí adentro, que para nosotros es muy importante, a los efectos de desarrollar un acuerdo marco que arroje claridad sobre qué hacer y qué no hacer.

EC —Esos son los antecedentes. Pero ahora hay un hecho arriba de la mesa. Y ante ese hecho, ¿el PIT-CNT cómo reacciona?

MA —Tuvimos una conversación primaria con la dirección del Suinau, dijimos abiertamente que esto tiene que convertirse en una investigación administrativa que tenga las consecuencias que tenga que tener desde el punto de vista disciplinario a la interna…

EC —¿Quién tiene que hacer esa investigación?

MA —Le correspondería a la dirección del Sirpa, si no estoy equivocado.

EC —¿Y el movimiento sindical como tal?

MA —A su vez establecíamos que la justicia tiene que mirar ahí con mucho detenimiento. Y también decíamos que este es un tema que vamos a mirar tanto en el secretariado de la central como en la propia mesa representativa.

EC —¿Joselo López está convocado para dar explicaciones?

MA —Ayer tuvimos una primera conversación, pero creo que es un tema que vamos a mirar con detenimiento en los organismos de la central.

Si tengo que sintetizar nuestra opinión, nosotros hemos trabajado mucho por una ruta de salida para los chiquilines, con el programa Egreso, que es único en el mundo, en el cual a través del trabajo, la disciplina, el cariño en los lugares de trabajo tratamos de ayudar a que los chiquilines encuentren una salida distinta al conflicto con la ley, y este es un tema bien complejo. A veces hay instituciones que cristalizan determinados comportamientos institucionales que se naturalizan y que después es difícil cambiar y que vienen de décadas. Nosotros queremos eso, cambiar la cultura institucional en todos lados, porque queremos cambiar la sociedad.

Calculo que vamos a ver de qué manera ayudar a un concepto integral de respeto a los derechos humanos, de los trabajadores. Hay mucha cosa para cambiar en torno a las condiciones de trabajo, la capacitación, los climas de estrés a que están sometidos los propios trabajadores, y también de los chiquilines, con mucha claridad. Para nosotros eso no es negociable.

Vea el video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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