Entrevista con el presidente de la Unión de Exportadores, Álvaro Queijo.
EN PERSPECTIVA
Martes 7 de julio, hora 8.18.
EMILIANO COTELO:
Uruguay llegó a un acuerdo con Venezuela para cancelar por adelantado la deuda por compra de petróleo, que estaba pactada a 15 años, a cambio de una quita de 38%, lo que reduce el monto de 400 millones de dólares a 260 millones.
Paralelamente, Venezuela se compromete a abonar la deuda que tenía con Conaprole y con la exportadora de carne aviar Tres Arroyos por un total de 38 millones de dólares, y anuncia que también cancelará a la brevedad los restantes 15 millones de dólares que adeuda a otras empresas uruguayas.
Por otro lado y como parte del mismo convenio, Uruguay confirma la venta a Venezuela de arroz, pollo, soja, leche en polvo y queso de aquí a fin de año por 300 millones de dólares, asegurando además el cobro de las exportaciones a través de un fondo que quedará disponible en la filial del Bandes en Uruguay.
Conviene ir entendiendo de qué se trata este convenio que ayer el propio presidente Tabaré Vázquez comunicó en la Torre Ejecutiva. Había trascendido que algo de esto se estaba conversando, pero la noticia en sí terminó siendo una sorpresa.
Por un lado está la parte correspondiente a Ancap y esa cancelación anticipada de la deuda, en lo que tendremos que profundizar en una nota específica sobre este asunto. Según supo el diario El Observador, Ancap va a obtener los recursos para el pago anticipado mediante un nuevo endeudamiento en unidades indexadas en acuerdo con el Ministerio de Economía y Finanzas.
ROMINA ANDRIOLI:
Como ya lo hizo la otra vez.
EC – Claro, se cambia una deuda por otra. Se supone que esto tiene ventajas para Ancap y para el Estado uruguayo.
De todos modos, el acuerdo tiene esta otra parte, que sin duda es ventajosa para Uruguay en su conjunto, la que tiene que ver con los sectores vinculados a la alimentación. Sobre esto también habla la nota de El Observador:
“Cuando el vínculo político y comercial del gobierno uruguayo con su par de Venezuela parecía atravesar por una de sus etapas de mayor distancia en la última década, una vez más el Ejecutivo encabezado por el líder bolivariano Nicolás Maduro le dio a Uruguay ‘oxígeno puro’, como lo calificó Vázquez, con la firma de un millonario acuerdo para la venta de 265.000 toneladas de alimentos en lo que resta del año. El sector lácteo, una de las industrias más comprometidas por el desplome internacional de los precios, accederá a un cupo de 44.000 toneladas de leche en polvo y 12.000 de quesos.
Este convenio, que se oficializó en el día de ayer, incluye además la colocación de 9.000 toneladas de pollo, 120.000 toneladas de arroz y 80.000 toneladas de soja. El ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, informó que se estima que ese volumen de alimentos equivale a una cifra de unos 270 a 300 millones de dólares, si se tienen en cuenta los últimos negocios pactados en ese mercado.
Una de las novedades del convenio está en la forma de pago a las firmas exportadoras locales. Venezuela habilitará un fondo de compensación a través de la Corporación Venezolana de Comercio Exterior, un fondo que el Estado venezolano alimentará mensualmente con un aporte de unos 50 millones de dólares que operará Bandes Uruguay y que actuará como respaldo a la exportación nacional. Esto permitirá que las firmas exporten e inmediatamente cobren sus embarques, sin tener que aguardar por los trámites burocráticos de cobro que tiene ese mercado”.
Esa era una de las grandes dificultades que tenían últimamente por ejemplo los exportadores de lácteos. Habían tenido una gran oportunidad en el mercado venezolano, que paga precios que no pagaban otros compradores, pero la economía venezolana venía desarmándose, desacomodándose, hasta que llegó un momento en el que los pagos se empezaron a diferir demás, hasta directamente quedar colgados, sin poder concretarse. Con este mecanismo que ahora se pactó esa dificultad desaparece. Hay dos ventajas, se paga la deuda acumulada por Venezuela hasta ahora, y de ahora en adelante, en esos nuevos negocios que Uruguay consigue, el pago es prácticamente automático.
RA – Y también resulta beneficioso para Venezuela, que atraviesa de dificultades de abastecimiento y de esta forma se garantiza que recibe la mercadería uruguaya.
EC – Sí, quizás haya que ponerlo en condicional, a la espera de conocer mejor los detalles del acuerdo. El acuerdo se va a firmar a mediados de julio, ayer lo que se hizo fue el adelanto. Pero cuando el presidente Vázquez dice que Venezuela le da oxígeno puro a Uruguay, da la impresión de que este es un negocio ganar-ganar, gana uno y gana el otro. A Uruguay le sirve mucho en este contexto complejo para el sector lácteo, por ejemplo. Y a Venezuela, que hoy tiene serias dificultades para obtener créditos, le sirve para obtener liquidez. Como Uruguay es deudor de Venezuela y tiene posibilidades de acceso a líneas de financiamiento a tasas y plazos convenientes por su condición de grado inversor, puede obtener un nuevo préstamo, con el que le paga plata en efectivo a Venezuela los 240 millones de dólares, que podrían verse como un préstamo que obtiene Venezuela, que de otra forma no podría obtener. Y casualmente, más o menos esa es la cifra que va a destinar Venezuela a pagar tanto la deuda que tenía con industrias de la alimentación de nuestro país como nuevas compras de productos uruguayos que está necesitando. Porque Venezuela tiene un problema de desabastecimiento debido a las dificultades por las que está pasando su economía.
¿Cómo se observa este acuerdo con estas características tan singulares en el sector privado uruguayo?
RA – Vamos a conversarlo con el presidente de la Unión de Exportadores, Álvaro Queijo.
¿Cuál es la primera evaluación que hacen del acuerdo que se anunció ayer, con estos dos componentes?
ÁLVARO QUEIJO:
Positiva. Primero porque soluciona un problema que tenían varios sectores exportadores, una deuda de Venezuela de muy difícil cobro. Por otro lado permite reactivar un mercado que había sido bastante importante para los exportadores uruguayos, en particular para el sector avícola y el sector lácteo. Un mercado que pagaba precios un poco superiores a los del mercado internacional y que demandaba volúmenes importantes para un sector que hoy tiene problemas para colocar sus productos. Entonces en los dos ámbitos es importante.
RA – Se habla del pago a Conaprole y a la empresa avícola Tres Arroyos, y se maneja que hay 15 millones que se pagarán próximamente. ¿A qué rubros corresponden esos 15 millones de dólares?
AQ – A varios sectores. Eso es lo que nos preocupa, porque el total de la deuda que tenemos registrada de Venezuela es de algo así como 77 millones de dólares, y ayer se habló –no tuvimos acceso a los detalles del acuerdo– de lo de Conaprole y Tres Arroyos, lo que suma en total, más los 15 millones, unos 53 millones de dólares. Ahí tenemos una diferencia de 20 y pocos millones de dólares que no parece haber sido negociada o que sería una deuda de Venezuela que se mantendría.
RA – ¿A qué rubros corresponde esa deuda? ¿Qué otras empresas tienen una deuda a cobrar a Venezuela?
AQ – No tuvimos acceso al detalle, pero seguramente corresponde a sectores como medicamentos, plásticos y algún otro. Este acuerdo abarca más bien la deuda con sectores de alimentos, que a su vez son los que tienen acceso a esta oferta hasta diciembre para colocar sus productos. Corresponden a su vez a la mayor necesidad que hoy tiene Venezuela, sobre todo teniendo en cuenta que en diciembre son las elecciones, por tanto está en una etapa en la cual tiene que mejorar la oferta en la góndola de los supermercados, porque el desabastecimiento es importante.
EC – ¿Ustedes trabajaron en conjunto con el Poder Ejecutivo en busca de este acuerdo?
AQ – A decir verdad, hace tiempo que venimos trabajando con estas ideas y tratando de que el Bandes interviniera en la operación, pero últimamente hubo mucho secreto en la operativa y el anuncio de ayer nos tomó también un poco por sorpresa. Veníamos trabajando desde hace mucho tiempo con esta base, más o menos, pero la concreción final nos sorprendió porque no estábamos en conocimiento de que estuviéramos tan cerca de un acuerdo de este tipo.
EC – Hablando más en general de las exportaciones de nuestro país, es todo un sector con dificultades en estos últimos tiempos. Ahora nos deteníamos en algunos rubros en particular, fuertemente dependientes del mercado venezolano. Pero ¿qué está pasando más en general con las ventas al exterior y de qué manera ustedes están enfrentando esa situación por ejemplo en diálogo con el gobierno?
AQ – Sin duda alguna el sector este año va a tener una caída muy significativa, de más de dos dígitos. En el pasado junio tuvimos una caída de 36% contra junio del año pasado, y en el primer semestre del año estamos arriba de 15% de caída de las exportaciones. Existe mucha preocupación porque toda caída de este tipo genera pérdidas de fuentes de trabajo y estamos en diálogo con el gobierno. También somos conscientes de que la situación fiscal del gobierno es muy delicada, tenemos un déficit muy superior al que nos gustaría y que condiciona todo pedido que se pueda hacer al gobierno. Sería muy fácil decir pedir aumento de devolución de impuestos u otro tipo de ayuda al sector, pero somos bien conscientes de que el país no está en condiciones.
Seguramente vamos a tener que hacer un presupuesto muchísimo más austero de lo que venía siendo, y creemos que la salida está en el largo plazo y en tratar de mejorar la competitividad. Desde el 2011 a la fecha el país ha perdido mucha competitividad, el Uruguay se ha encarecido, no solo por efecto del dólar, la pérdida de competitividad tiene varios componentes. Uno de ellos es la pérdida de productividad, estamos en un país altamente conflictivo, que genera poca productividad. Tenemos varias áreas para trabajar y en eso se está trabajando. Sabemos que la solución no es de corto plazo, pero entendemos que sobre todo la prudencia fiscal que parecería se va a tener puede ayudar a la competitividad del país.
EC – Los números que han ido divulgándose en estos días son bastante claros en cuanto a por dónde viene la tendencia. En el mes de junio las exportaciones cayeron 36% respecto a mayo, y si consideramos el primer semestre, terminó con una baja de 15,7%. Entonces, ¿qué avizoran ustedes como continuación de este proceso? ¿Cuáles son las perspectivas?
AQ – Siguen siendo muy complicadas. La región está particularmente difícil, Brasil tiene por un lado una situación política delicada y por otro lado económicamente muy débil. Seguramente no va a crecer o tendrá alguna caída del producto bruto interno. Y en materia de importaciones está reduciendo más de 20% las exportaciones, y las de Uruguay más que eso.
Y todos sabemos cómo es la situación con Argentina, que tiene su sistema de autorización de importaciones que genera caída de exportaciones a ese país. El mundo en su conjunto está en una situación difícil. Esperemos que ahora Venezuela nos dé un pequeño respiro, sobre todo a algún sector en particular. Pero hay muchos sectores que tienen dificultades y que van a seguir con una tendencia a la baja tanto en volumen como en cifras de exportaciones.
EC – Usted decía que no se le puede exigir al gobierno la salida o la solución en este contexto, que las restricciones fiscales están mandando. De todos modos, alentaba la esperanza de que por el lado de las decisiones que se están tomando con respecto al presupuesto, un presupuesto más ajustado, se trabaje a favor de la mejora de la competitividad. ¿Esos son los instrumentos que hay en el horizonte?
AQ – No, es claro que hay que trabajar en el tema de no aumentar los costos que tiene el país. En energía por ejemplo, que ya estamos en costos superiores a los de la región, y en los combustibles, en lo que estamos entre los países más caros del mundo y pese a eso tenemos una empresa muy deficitaria. Hay que trabajar mucho en eso y tratar de reducir, vía eficiencia energética, vía algún tipo de mejora, ese tipo de costos que tiene el país. Y las empresas tenemos que trabajar internamente en productividad.
La situación no va a cambiar de un mes para otro. Es un proceso, como fue el proceso de deterioro, ahora tenemos que hacer un proceso de mejora. Y sobre todo hay que pensar en los costos. Por ejemplo en los aportes patronales –porque en una situación así creo que debemos defender sobre todo el empleo–, sería bueno que las empresas que no recurran a los despidos o al seguro de paro tengan beneficios en los aportes patronales. Eso aliviana los costos laborales, y no digo que vaya a generar más empleo, pero al menos puede frenar el aumento del desempleo. Hemos planteado muchas alternativas.
También decía que tenemos que ser conscientes, como todos los actores, de que la situación del Estado no es la mejor y que de nada sirve pedir cosas si después tenemos una inflación mucho más alta que en definitiva se lleve la reducción de costos que estamos pidiendo. Hay que ser creativos y buscar beneficios que tengan contrapartida, como el tema de la eficiencia energética, que creo que fue algo interesante que se hizo. Ese tipo de mejora que impacta directamente en los costos, pero que tiene contrapartidas que hacen que el país en su conjunto mejore.
RA – Usted recién mencionaba lo que significaba este acuerdo con Venezuela y decía que de alguna forma esta situación mejora el panorama que tenemos. Concretamente, con las ventas que están previstas en el acuerdo y esta garantía de que esas exportaciones se van a cobrar, ¿lo que se hace es volver a la situación que se tenía meses atrás con Venezuela, antes de las caídas importantes que se dieron en ese mercado, o esas ventas incluso pueden ser superiores y este nuevo acuerdo con Venezuela puede compensar las caídas globales de las exportaciones?
AQ – El acuerdo no va a mejorar la caída global de las exportaciones. Creo que vuelve al mercado venezolano a la situación de un año y medio atrás, cuando era un mercado que demandaba bastantes productos, sobre todo alimenticios, y que en particular al final del año pasado y a comienzos de este había caído a cero porque tenía problemas de falta de pago. Por eso se generaron estas deudas que llegaron a los 70 millones de dólares. Deudas que diría que en general son del año 2014, porque en el primer semestre de este año fueron muy pocos los negocios que se hicieron con Venezuela por la situación financiera.
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Transcripción: María Lila Ltaif