La audiencia opina…

8 de marzo: derechos, pero ¿cuáles, cómo?

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Pese al acuerdo generalizado en dedicar un día a los reclamos de la mujer, surgen discrepacias sobre cuáles de ellos serían prioritarios, incluso sobre cuáles serían válidos, y cuáles serían las herramientas adecuadas para su reivindicación.


Comparto la idea de conmemorar el Día de la Mujer. Acá estoy en mi lugar de trabajo vestida de negro. Creo que aporto más haciendo mi trabajo y ayudando a todas las mujeres que hoy concurren a asistirse al hospital.

No comparto la idea del paro, no entiendo cuanto aporta a la lucha contra la violencia de género. Ojalá esté equivocada y con esta medida de logren muchos avances.

Lilian Chiappella
Vía correo electrónico


Pienso que la promoción del trabajo femenino está relacionada con la condición de consumidoras y productoras, alineado con lo que dice Zygmunt Baumann.

En este sentido, un paro de consumidoras (¿quién hace las compras de supermercado y cosméticos?) ayudaría a que empresas involucradas se apresuraran a lanzar programas de responsabilidad social empresaria para apoyar a las mujeres en su lucha.

Soledad Gutiérrez
Vía correo electrónico


Tengo 50 años; tengo hijos de 28 y 29. El de 28 fue papá hace hoy exactamente seis meses; él es casi una mamá más en los quehaceres de la casa: se ocupa de su niña, tuvo licencia una semana y la cuidó él todos los días mientras la mamá trabajaba. ¡Imposible en mi generación!

¡Por suerte eso cambió y para bien!

Feliz día para las mujeres de la mesa, y en general para todas las mujeres del mundo.

Sandra Gatto
Vía correo electrónico


Soy un padre que tiene una participación en la crianza a la par con la madre de mis hijos. En particular en todo el sistema de salud, desde el embarazo hasta la atención pediátrica, todo el sistema refiere a la madre: los médicos le hablan a la madre, etcétera, etcétera. Incluso me resulta particularmente llamativo que el pediatra de mis hijos, siendo Grado 5 y realmente muy buen profesional, haga lo mismo.

Yo tengo claro mi lugar en la educación y cuidado de mis hijos, e incluso así me siento discriminado. Pasa lo mismo en el sistema educativo, nada menos.

El machismo es algo metido en la médula de la sociedad.

Martín de los Heros
Vía correo electrónico


Están olvidando el verdadero motivo de conmemoración de esta fecha: mujeres que murieron defendiendo sus derechos laborales.

Elsa Lago
Vía correo electrónico


Sin duda hay machismo en esta sociedad, hay que cambiar la sensibilidad de la sociedad sobre esta y otras discriminaciones, pero ojo cuando el feminismo se transforma en hembrismo. Puedo cambiar pañales y dar la mema a mis hijos, pero de cero a tres años es fundamental afianzar el vínculo madre-hijo; yo no puedo amamantar.

Rodrigo Vera
Vía correo electrónico


¿Y si lo pensamos desde otro lado, desde aumentar la licencia paternal, igualarla, para que cuando un matrimonio tiene un hijo la mujer no quede en desigualdad de condiciones? ¿Si trabajáramos para darles la opción de quedarse en casa a cuidar los hijos?

¿Si también miramos la violencia de parte de hombres como frustración por su situación?

Soledad Lorieto
Vía correo electrónico


Soy feminista en tanto se refiera a igualdad, no lo soy si significa igualmente otro "machismo" de diferente signo.

¡Feliz día, mujeres!

Oscar Muller
Vía correo electrónico


No es oportuno abordar la cuestión de los derechos femeninos al trabajo sin contemplar a la vez el trabajo doméstico no remunerado. Es preciso para esto poder valorar este trabajo al interior del hogar. Esto se puede hacer considerando el total de horas dedicadas a esto por cada integrante del hogar, y asignarle un valor a la hora de trabajo en ese hogar. Para esto, por ejemplo, puede considerarse el promedio de valor de hora de trabajo de los integrantes que se benefician de este trabajo, o sea de los integrantes del hogar.

Esto serviría para comprender en qué medida el trabajo doméstico es parte del trabajo que todos como sociedad debemos hacer, y poder hacer políticas al respecto.

Soledad Gutiérrez
Vía correo electrónico


Aquello de que una mentira repetida cien veces se vuelve verdad, o que una verdad a medias se transforma en axioma, es aplicable al caso. Se ha repetido hasta el hartazgo la presunta diferenciación de remuneración entre el hombre y la mujer, y todo se basa en apreciaciones difusas o cálculos erráticos y sesgados.

Primero, desafío a que encuentren algún sector de la economía formal, sea público o privado, en el que, a igualdad de tareas y cargos, se remunere distinto a la mujer que al hombre. ¡No existe! En el  sector público, administración central, empresas públicas o gobiernos municipales, las escalas retributivas agrupadas en grados, series y escalafones no establecen ninguna diferenciación por sexo. Tampoco para compensaciones y otros complementos salariales o beneficios personales o familiares. En el sector privado, en ninguno de los más de 150 convenios salariales vigentes para los distintos grupos hay tampoco la mínima diferencia de retribución por todo concepto.

Uno de los posibles inicios de esa afirmación transformada en sofisma está en las conclusiones de una encuesta realizada en su momento por el INE, que demostraba esa presunta diferencia en la remuneración menor para la mujer… pero en base a una trampita o media verdad: a las horas de trabajo de horarios normales a las mujeres les agregaban cuatro o seis horas de tareas en el hogar. De esta manera, y con todo lo discutible que puede resultar según el uso que se le dé al resultado, en un hombre y una mujer con igual cargo y tareas  que ganen $20.000.oo por ocho horas de trabajo diario (40 horas semanales), mientras el hombre estaría recibiendo unos $125.oo por hora, la mujer recibiría $ 72.oo  por hora aproximadamente. O sea: se ha deducido sesgadamente –lo que impacta mayormente como verdad revelada– que esa diferencia existe, sin aclarar el procedimiento por el que se llega a esos resultados.

Reitero: en ningún sector de trabajo, organización, empresa, etcétera, se podrá encontrar que la remuneración ofrecida sea diferente por sexo. Salvo que exista otro factor o investigación que esté ignorando, objetiva y estrictamente, a igualdad de tareas y funciones no existen diferencias en la retribución de hombres y mujeres. En caso de que se agreguen otros factores de análisis y resultados distintos, las conclusiones deben enunciar adecuadamente los conceptos metodológicos a fin de que no se generen apreciaciones sesgadas y erradas.

Dante De Luca
Vía correo electrónico


La mayoría de las mujeres que trabajan en el Estado ganan igual que los hombres. Estoy en contra de la violencia contra la mujer, pero el Estado tiene más mujeres trabajando y ganando como el hombre. ¿Eso no lo dicen?

Álvaro Vidal
Vía correo electrónico


Hace muchos años, un 8 de marzo, le dije a una amiga: ¡Feliz día! Me respondió que no lo celebraba precisamente porque, si fuéramos todos iguales, no necesitaríamos un día para nosotras. Me dejó sin palabras en el momento y con mucho que pensar para después, y el recuerdo imborrable para esta fecha.

Comparto que no siempre nos reconocen los mismos derechos que a los hombres, pero no creo que el 8 de marzo contribuya a que lo hagan: para mí el efecto es exactamente el opuesto. Las mujeres somos las mismas todos los días.

Por supuesto, entiendo y respeto a quienes celebran el día, a las que lo hacen por convicción y a las que lo hacen “porque es nuestro día”. De modo que, vaya mi saludos para todas aquellas que entiendan que lo necesitan; para las demás (dentro de las cuales me incluyo), es un día más.

Ma. Eugenia Redin (mujer, trabajadora y madre de dos niñas felices)
Vía correo electrónico


Tengo la impresión de que hay una mezcla tan grande de reivindicaciones que, al final, terminan auto-saboteando la causa que pretenden defender. ¿Por qué? Porque los cambios sociales necesitan movilizar la empatía, es decir la capacidad del otro de ponerse en los zapatos de quien protesta.

Pero el creciente lenguaje "hembrista" y la culpabilización del hombre, en general, hacen que muchos (¡y muchas!) bajen la cortina. Y chau, cambio social.

Eso, y que muchas feministas francamente odian a los hombres. Entonces ¿van a erradicar exitosamente la violencia con más violencia?

Lo siento, pero hay algo que estas movilizaciones están haciendo mal. De todas formas, disculpen pero debemos aprender a discrepar, aún en este tema, tan absorbido por lo "políticamente correcto".

Gustavo Vila, Bogotá
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Es cierto: hay cosas que solo pueden hacer los hombres y otras que, por su manualidad, las hacen mejor las mujeres. Les recuerdo que el trabajo manual está muriendo y en 10 años los robots lo harán mejor que nosotros.

Desde el nacimiento, menos amamantar, los hombres podemos compartir tooodddaaasss las tareas correspondientes a la crianza. Que el tertuliano no lo haya experimentado es una pena; él se lo perdió.

Armando Sartorotti
Vía correo electrónico


Estoy de acuerdo con la mayoría de lo que proclama Teresa, que además me cae muy bien en general aunque es un poquito fundamentalista en ocasiones; por momentos, nada más, ¡como alguna amiga que tengo en Facebook y me tiene loco con los mensajes y las proclamas! ¡Dennos una tregua!

Diego Vitacca
Vía correo electrónico


Soy celíaco, somos uno por ciento de la población. Necesitamos un representante fijo, ¿no?

Con respecto a lo molesto de la militancia, sí, son aburridas. Como son aburridos los anti-trumpistas en twitter (sigo a muchos "gringos"), los frenteamplistas y los blancos contra los frenteamplistas.

Los fundamentalistas exaltados solo generan más exaltados en el sentido opuesto y como en una conversación donde cada uno grita, se grita cada vez más fuerte.

Finalmente hablar de "se matan" por los hombres, es feo. Creo que se debería hablar de estos fenómenos como "nos matamos". Somos la misma especie.

De acuerdo con la equidad de género, aclaro por las dudas. Como con tantas otras cosas, no quita que “se nos va la moto” a veces.

Saludos a todos (incluyo a ambos géneros: solo hay géneros biológicos, las opciones sexuales no son géneros).

Federico Silva
Vía correo electrónico


Un proceso silencioso, un triunfo inobjetable. Logrado sin gritería, sin estridencia, cero enfrentamiento: la matrícula universitaria femenina supera largamente en Uruguay a la masculina. El futuro es de ellas.

Daniel Guidali
Vía correo electrónico


Creo que la discusión es la libertad, el poder optar, el poder elegir, y el amor. Una mujer a quien le encanta cocinar, cuidar a sus hijos todo el día ¿no lo puede hacer? ¡Claro que sí! ¡Es cuestión de poder elegir, muy diferente a que te digan "Vos sos mujer y tenés que hacerlo"!

Ramón Perna, Durazno
Vía correo electrónico


Anoto la particularidad de que a la entrevistada de hoy se la presentó como madre de dos hijos, algo que nunca se aclara cuando se entrevista un hombre. Es simbólico, da para pensarlo.

Gustavo Hiriart, Ciudad Vieja
Vía correo electrónico


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