A. Económico

Déficit fiscal cerró 2016 en el peor nivel en 27 años

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Esta semana se conocieron las cifras fiscales de cierre de 2016, que marcaron un déficit global de 4% del PBI, el mayor desde 1989.

Emiliano Cotelo (EC): En tiempos en que se abre una nueva discusión presupuestal y desde el frente sindical e incluso desde algunos sectores del propio partido de gobierno surgen reclamos de más gasto, estos números generaron en las últimas horas repercusiones diversas a nivel del sistema político y de los analistas económicos. Entonces… ¿Cómo debe analizarse el resultado fiscal de 2016? ¿Qué perspectivas y se advierten para 2017 a nivel de las cuentas públicas? Lo conversamos con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.

Romina Andrioli (RA): Florencia, ¿Cómo vieron ustedes este último dato de las cuentas públicas?

Florencia Carriquiry (FC): La primera lectura que se puede hacer es que el resultado global de cierre de 2016 fue francamente malo. Un déficit de 4% del PBI es 4 décimas peor que el del año pasado y, como adelantaba Emiliano recién, es el peor en 27 años… Se trata de un desequilibrio de algo menos de US$ 2.200 millones.

Es cierto que en el último proyecto de Rendición de Cuentas el gobierno ya tenía previsto que las cuentas públicas iban a tener un deterioro apreciable este año (de hecho, había presentado una previsión de un déficit de 4,3% del PBI para 2016), pero eso no reduce la preocupación en torno a estas cifras. Además, el deterioro se profundizó en los últimos meses del año. De hecho, en el transcurso de 2016 veníamos destacando que las cifras estaban evolucionando mejor de lo esperado y durante buena parte del año el déficit se había mantenido en torno a 3,5% del PBI, con un resultado primario que había mostrado incluso cierta mejora, pero desde setiembre el resultado primario se deterioró en más de 5 décimas del PBI y el déficit global pasó de 3,4% del PBI en los doce meses a setiembre a este 4% del PBI que estamos comentando. Y la comparación la hago con setiembre porque allí ya no estaba incidiendo el efecto de la ganancia extraordinaria registrada en las cuentas de ANCAP por el pago anticipado de una deuda con PDVSA en 2015. Con lo cual, el deterioro visto sobre el cierre del año obedeció esencialmente a que el gasto público se aceleró en los últimos meses y eso no es una buena señal de cara a este año.

RA – Florencia, antes de hablar de este año, podemos comentar un poco como se llega a ese déficit de 4% del PBI ¿A qué obedeció el deterioro de las cuentas públicas durante el año pasado?

FC – Bueno, un primer elemento a tener presente es que ese déficit de 4% del PBI se compone de un déficit primario (es decir antes del pago de intereses) que se ubicó en 0,7% del PBI y una cuenta de intereses de deuda de 3,3% del PBI.  En ese sentido, el deterioro visto el año pasado en la comparación con 2015 se explicó exclusivamente por un peor resultado primario, que había cerrado en relativo equilibrio en 2015. De hecho, la cuenta de intereses mejoró en 0,3% del PBI frente a 2015, debido a un menor pago de intereses por parte del BCU (por lo que son las letras de regulación monetaria que emite este organismo), que más que compensó un aumento de los intereses de deuda del tesoro.

RA – ¿Y a qué obedeció ese deterioro tan importante a nivel del resultado primario?

FC – Hay varios elementos a señalar. Una primera aclaración es que las cuentas fiscales consolidan información de varios organismos. Por un lado, se presentan datos para lo que es el agregado Gobierno Central – BPS (que nuclea todo lo que es la Administración Central e incluye al BPS allí), por otro lado, están los resultados de las empresas públicas y finalmente el resultado de otros organismos (entre los que se incluyen los gobiernos departamentales, el Banco de Seguros y el Banco Central).

El deterioro del resultado primario visto el año pasado se concentró esencialmente en lo que es el consolidado Gobierno Central-BPS, en dónde los gastos aumentaron sensiblemente más que los ingresos. Concretamente, mientras que los ingresos (que básicamente se componen de la recaudación de impuestos de la DGI, aunque no exclusivamente) subieron en 0,5% del PBI, los egresos primarios (antes de intereses) de ese consolidado Gobierno Central-BPS aumentaron en casi 1 punto del PBI frente a 2015… Y allí sobre todo vimos un crecimiento fuerte y generalizado de lo que llamamos egresos corrientes, es decir, sin contar las inversiones. De hecho, las inversiones aumentaron, pero apenas en 1 décima del PBI frente a 2015 y se mantuvieron en niveles históricamente bajos.

RA – ¿Qué se incluye dentro de los egresos corrientes, por ejemplo? Supongo un componente importante son las remuneraciones… ¿verdad?

FC – Sí. Esencialmente los gastos corrientes del Gobierno Central-BPS se componen de remuneraciones (que son aproximadamente un 19% del total), pasividades (que representan casi un 35%), gastos corrientes de funcionamiento (que pesan un 14% aproximadamente) y finalmente el rubro transferencias (en dónde se incluyen sobre todo las transferencias al FONASA, lo recaudado por BPS y transferido luego a las AFAPs, las transferencias a las intendencias y todo lo que son transferencias sociales, como asignaciones familiares, por ejemplo)… Este agregado ha venido ganando peso de forma muy rápida en los últimos años (sobre todo, aunque no exclusivamente, por la expansión del FONASA). En 2016 alcanzó a representar el 32% de los egresos corrientes totales del consolidado Gobierno Central-BPS y eso equivale a casi 9% del PBI…  De hecho, aunque todos los componentes del gasto corriente aumentaron en 2016 (tanto en términos reales como en relación al PBI), la mayor incidencia la tuvo justamente este rubro de transferencias, que aumentó en unas 5 décimas del PBI frente a 2015.

RA – Está claro, Florencia. ¿Y cómo fue la performance a nivel de las empresas públicas?

FC – El resultado primario corriente de las empresas públicas (antes de inversiones) fue superavitario en 1,5% del PBI. Eso supuso una caída de 3 décimas del PBI frente a 2015, aunque allí hubo situaciones diferentes según empresa y jugaron algunos factores puntuales (de impacto transitorio) que terminaron explicando peores números en algunas de ellas. Si se analizan las cifras en detalle en general las empresas públicas mejoraron ligeramente sus resultados en 2016.

RA – Florencia, para terminar… En las últimas horas, desde el frente sindical y desde algunos sectores del propio partido de gobierno se han ido planteando reclamos de más gasto de cara a la rendición de cuentas de este año… ¿Cómo están viendo este punto? ¿Qué perspectivas manejan para 2017?

FC – A ver…A nuestro juicio y a la luz de las cifras que recién comentábamos, el gobierno no tiene un espacio cierto para incrementar el gasto en esta Rendición de Cuentas. Si bien es cierto, como decía al inicio, que el déficit de 4% del PBI es en los hechos ligeramente menor al que estaba planteado en el Proyecto de Rendición de Cuentas presentado al inicio de 2016, sigue siendo un déficit muy grande y confirma una situación fiscal notoriamente peor que la que se esperaba cuando se armó el Presupuesto para todo el período de gobierno. Hay que recordar que en aquel momento, se preveía para 2016 un déficit de 3,1% del PBI (es decir, prácticamente un punto menor al que efectivamente estamos viendo). Eso se corrigió en la última rendición de cuentas, cuando de alguna manera se sinceraron previsiones más realistas y más ajustadas a un nuevo contexto económico y, en ese marco, el gobierno también anunció el ajuste fiscal que entró en vigencia este año, que se aguarda permita mejorar las cuentas en aproximadamente 1% del PBI.

Ahora, es claro que estas cifras de cierre de 2016 no dejan espacio para más gasto que el que había al inicio del período de gobierno… sino todo lo contrario… El gobierno y el equipo económico han ratificado la necesidad de prudencia a nivel fiscal, aunque al mismo tiempo han señalado que se evaluarán esfuerzos adicionales a nivel de algunas áreas prioritarias como la Educación, el Sistema de Cuidados, la Seguridad y la Vivienda. Será clave ver cuáles terminan siendo las concesiones de más gasto que se den en el marco de la discusión presupuestal y también habrá que esperar a ver si el ajuste fiscal que entró en vigencia rinde más o menos en línea con lo esperado. Cualquier desvío en ese sentido puede derivar en cifras fiscales peores a las planteadas en la última rendición de cuentas, que de por sí suponían una mejora gradual para los próximos años.

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