Ayer se conoció que el PBI de Argentina cayó 4 % en el segundo trimestre del año. Si bien los analistas ya esperaban un dato negativo de actividad económica, llamó mucho la atención la magnitud de la caída.
Con este telón de fondo nos pareció oportuno dedicar nuestro espacio de análisis económico de hoy a repasar cómo ha seguido evolucionando la situación en nuestro vecino y de cuáles son las claves desde Uruguay. Lo conversamos con la economista Alicia Corcoll, de la consultora Deloitte.
Romina Andrioli (RA) – Alicia, ¿cómo analizaron ustedes los datos de PBI divulgados ayer? En medio de todo el desorden financiero ya se esperaba una caída grande en la actividad, pero ¿cuáles fueron los destaques?
Alicia Corcoll (AC) – Sí, como decía Emiliano recién el PBI de Argentina cayó 4 % en el segundo trimestre, tanto en relación al trimestre previo como en términos interanuales. La verdad es que entre los analistas ya estaba descontada una caída muy fuerte en el segundo trimestre… por el deterioro general que hubo en el clima de expectativas y también por el impacto de la suba del dólar sobre el consumo privado y la actividad comercial, por ejemplo.
De hecho, los datos de ayer muestran que el consumo y la inversión fija se resintieron muchísimo: cayeron 1 % y 7 % en frente al primer trimestre… Se trata precisamente de los dos componentes de la demanda que venían teniendo un impulso más importante en el último tramo del año pasado y en el arranque de este 2018.
RA – También se habla mucho del efecto que tuvo la sequía en Argentina (al igual que en Uruguay) en los primeros meses del año. ¿Qué tanto impactó eso y qué pasó con los otros sectores?
AC – Por supuesto que la sequía golpeó muchísimo al sector primario, que cayó 30 % en la comparación interanual. Pero más allá de eso, el mal desempeño fue generalizado por sector. Por ejemplo, la industria –que venía recuperándose- y el comercio cayeron ambos un 2 % interanual. En definitiva, son datos que confirman que Argentina entró en recesión y que ese panorama recesivo, además, está siendo bastante extendido.
RA – Está claro, Alicia. Ahora, ¿cómo ha seguido evolucionando el panorama financiero? Me refiero sobre todo al dólar…
AC – Julio parecía haber traído algo de calma, con el dólar relativamente estable en torno a los AR$ 38… Pero en los últimos días de agosto la plaza financiera argentina volvió a ponerse bastante movida y tuvimos una nueva disparada del dólar… hasta los valores algo por arriba de AR$ 40 que estamos viendo en estos días. Estamos hablando de una corrección sumamente importante… De un dólar que en términos nominales más que se duplicó en lo que va del año y que en términos reales pasó a ubicarse un 15 % por encima de lo que sería su promedio histórico (después de haber estado oscilando en torno a un 30 % por debajo de esa referencia durante los últimos dos años).
Luego podemos repasar los impactos para nuestro país, pero es claro que con esta corrida cambiaria en Argentina el panorama de competitividad bilateral de Uruguay cambió sustancialmente… Volvimos a niveles de precios relativos con este vecino como los que tuvimos a inicios de los años 2000, luego de que Argentina quebrara la convertibilidad y antes de que Uruguay abandonara su banda de flotación.
RA – ¿Qué rol están jugando las distintas medidas que siguió desplegando el equipo económico?
AC – Es cierto que el gobierno fue implementando un amplio set de medidas: ventas de dólares, aumentos en las tasas de interés y subas de los encajes en pesos… Pero son todas medidas que esencialmente buscan contener la suba del tipo de cambio. Como otras veces dijimos, un tipo de cambio real alto es un ingrediente clave del ajuste en Argentina.
RA – También está el nuevo plan de ajuste fiscal acordado con el FMI, ¿verdad?
AC – Sí. El gobierno anunció nuevas metas fiscales hace unas semanas, que contemplan una trayectoria de ajuste bastante más rápida para el déficit fiscal primario del Gobierno Nacional (llevándolo desde el 3 % del PIB en el que está actualmente hasta valores equilibrados ya el año que viene).
Es un anuncio que se enmarcó en las negociaciones con el FMI, pero que además seguramente también buscó provocar un vuelvo positivo de expectativas en medio de la corrida cambiaria…
Nosotros pensamos que estos nuevos lineamientos deberían ir poniendo a Argentina en la dirección de ir corrigiendo sus desequilibrios macro (su alto déficit fiscal y su correlato en la cuenta corriente… que en última instancia es lo que está detrás del descalabro de los últimos meses)… Pero el escenario futuro sigue planteando incertidumbres.
RA – La incertidumbre es muy grande como decías recién, pero ¿qué es lo que se está manejando en general como escenario base?
AC – Está totalmente asumido que el ajuste tendrá costos muy importantes en materia de actividad (como de hecho ya lo estamos viendo)… Y que durante el período de transición seguramente habrá niveles de inflación muy elevados… Son funcionales al ajuste porque van licuando el gasto público, pero a la vez van a causar caídas importantes de los salarios reales… Por eso se espera que la caída en la actividad se prolongue durante los próximos meses.
Tanto el gobierno como los analistas privados vienen ajustando fuertemente a la baja sus pronósticos de crecimiento… Y en esa línea nuestras proyecciones contemplan caídas adicionales del PBI en lo que resta del año. La economía va a cerrar el año con niveles de actividad un 6 % inferiores a los de fines del año pasado…
RA – ¿Y en términos cambiarios?
AC – Hay bastante disparidad en los pronósticos, pero en general se espera que después de la corrección fuerte que ya se dio en estos últimos meses el dólar en Argentina no va a tener ajustes adicionales muy relevantes en términos reales…
Se prevé un dólar de AR$ 42 al cierre de este año y de AR$ 50 a fines del año que viene, lo que supone que la competitividad de Argentina frente a Estados Unidos permanecería cerca de un 10 % por encima de su promedio histórico. Por eso, más allá de que es muy difícil aventurar pronósticos cambiarios en momentos como este, desde Uruguay debemos internalizar que este ajuste de precios relativos en Argentina seguramente va a ser duradero…
RA – Entonces, ¿qué impactos podemos esperar desde Uruguay de esta situación?
AC – El impacto más evidente es la presión alcista sobre el dólar también en Uruguay. Con la corrección que tuvo Argentina (y que con menor intensidad también tuvo Brasil en estos últimos meses), nuestra relación de precios con la región está en niveles realmente muy comprometidos, con un desequilibrio en el eje del 40 %.
El shock que estamos recibiendo desde Argentina sin dudas tendrá un impacto significativo sobre nuestra economía… Y hay sectores como el turismo, la construcción residencial, algunas ramas industriales y el propio comercio (sobre todo en la frontera) que van a sentir un impacto durísimo, por ese abaratamiento relativo que tuvo Argentina.
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