Análisis Económico

Análisis de Exante: El crédito bancario crece 10% con respecto al año pasado: ¿Por qué?

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EMILIANO COTELO: En estos días se terminaron de publicar en la página web del Banco Central los balances de los bancos correspondientes al mes de setiembre. Con nueve meses del ejercicio ya avanzado, los balances muestran que el sistema bancario ha venido aumentando fuertemente el volumen de crédito este año. Concretamente, el stock total de préstamos bancarios asciende a unos US$ 16.000 millones, lo que representa un aumento de aproximadamente 10% con respecto a un año atrás. ¿A qué obedece este incremento tan importante? ¿El aumento ha estado dado por un mayor endeudamiento de las empresas o de las familias? ¿Cuánto inciden las herramientas de garantías estatales que se implementaron el año pasado? Lo conversamos con la economista Tamara Schandy, socia en Exante.

ROMINA ANDRIOLI (RA): Empecemos ubicando a los oyentes en las grandes cifras, porque este no es un tema del que hablemos muy a menudo.

TAMARA SCHANDY (TS): Es cierto, empecemos por allí. En Uruguay el sistema bancario está compuesto por 11 bancos: el BROU, el Banco Hipotecario y 9 bancos privados. Si tomamos el volumen total de crédito que tienen prestado todos conjuntamente estamos hablando de unos US$ 16.000 millones, como decía Emiliano recién. Unos US$ 6.000 millones corresponden a la banca pública y unos US$ 10.000 a la banca privada. Y eso incluye tanto a préstamos bancarios a empresas (lo que habitualmente se llama crédito corporativo) como crédito a personas.

RA: Emiliano decía recién que el crédito total aumentó en torno de 10% en el último año. Es una cifra que llama la atención. ¿Es un “rebote” luego de una caída fuerte por pandemia el año pasado?

TS: No. En algunos segmentos puede serlo, pero en términos generales no tuvimos una restricción de crédito importante el año pasado. En 2020 el crédito total cayó 1% si lo medimos en dólares, y parte de esa caída incluso se explica por el efecto de la devaluación cuando medimos la parte del crédito en pesos en su equivalente en dólares. Lo que estamos viendo en lo que va de este año es una tendencia de crecimiento bastante intensa y generalizada, que abarca tanto a los créditos corporativos como a los créditos a las personas y que posiblemente se explique por varios motivos.

RA: Vayamos por partes. Te propongo empezar por el crédito a las empresas. ¿Cuánto pesa en el total y cuánto viene creciendo?

TS: El crédito corporativo suma unos US$ 9.200-9.300 millones si sumamos lo que presta el BROU y los bancos privados. Es un poco más de la mitad del total (e incluso aclaro que allí no estoy incluyendo crédito al gobierno).

En los últimos 12 meses el crédito corporativo subió 6% con respecto a un año atrás, cuando el año pasado había subido 1% y antes de la pandemia de hecho venía cayendo.

La aceleración refleja un crecimiento muy generalizado a nivel de sectores, aunque con disparidad en el ritmo de crecimiento. En sectores como el agro o la industria, que toman bastante deuda bancaria y que representan aproximadamente el 50% del total, el crecimiento es moderado (de 2%-2,5% en los últimos doce meses). Sin embargo, en la construcción se observa un aumento de algo más de 15%, el crédito tomado por el comercio subió 10%, el de otras actividades de servicios también 10% y hay también aumentos importantes en otros segmentos con un peso relativo un poco más chico.

RA: ¿Qué es lo que explica esta aceleración del crédito a las empresas? ¿Cómo están viendo desde Exante este fenómeno?

TS: De los números generales por supuesto no se puede saber si las empresas toman más deuda para financiar pérdidas, para invertir más, para financiar el capital de trabajo que requieren para crecer o por otros motivos. Ahora, por el contexto tendemos a pensar que estamos ante una demanda de crédito por los “buenos” motivos, al menos en muchos casos. Al fin y al cabo, tenemos a la economía recuperándose. También tenemos un escenario de tasas de interés en dólares muy bajas en el mundo, que se traduce también en una presión competitiva por tasas más bajas aquí en Uruguay y tenemos, sobre todo, un escenario con menos incertidumbre que la que teníamos el año pasado con respecto al panorama económico. Eso seguramente está promoviendo no solo una mayor demanda de crédito sino también una mayor oferta. Con un escenario macro más favorable, los bancos probablemente se sienten más cómodos a la hora de prestar y están desplegando estrategias comerciales que buscan justamente colocar más.

No olvidemos que los bancos en Uruguay operan con mucha liquidez, que no encuentra muchas oportunidades de colocación rentable bonos y otras colocaciones pasivas por este contexto de tasas tan bajas. Por tanto, tienen fuertes incentivos a incrementar su cartera de préstamos para rentabilizar esos fondos.

RA: ¿Cuánto influye el esquema de garantía estatal a través del SIGA?

TS: El año pasado tuvo muy buena recepción y seguramente fue uno de los elementos que contribuyó a que no viésemos una restricción del crédito ante el contexto recesivo. El año pasado el total de créditos otorgados con garantía SIGA sumó unos US$ 690 millones.

Ahora, el aumento de este año probablemente viene por otras avenidas. Ha seguido habiendo originación de préstamos SIGA, pero ya a un menor ritmo que el año pasado. En lo que va del año se prestaron unos US$ 340 entre SIGA Emergencia, SIGA Turismo y SIGA Plus. Eso da un promedio de algo menos de US$ 40 millones por mes, cuando el año pasado vimos meses de más de US$ 100 millones de colocación entre junio y setiembre y un promedio de US$ 60 millones al mes en último trimestre del año.

RA: Pasemos ahora al mundo del crédito a las personas. Hasta ahora venimos hablando de los bancos, pero en este segmento también están las financieras, ¿verdad?

TS:  Correcto y no tienen un peso para nada menor. Si consideramos conjuntamente bancos y financieras no bancarias, en Exante estimamos que estamos hablando hoy de un volumen de créditos del orden de los US$ 6.900 millones, quizás un poco más si se sumara el crédito que originan algunas financieras que operan con un modelo de negocios plenamente digital, que están reguladas en materia de tasas de interés y demás pero que no tienen obligación de reportar balances al Banco Central. Ese volumen de crédito total de US$ 6.900 millones se compone de crédito hipotecario por US$ 2.600 millones, crédito para compra de autos por un volumen bastante más chico (unos US$ 230 millones) y crédito sin fin específico (bajo el formato de préstamos personales o saldo de tarjeta de crédito) por algo más de US$ 4.000 millones. En ese último segmento de crédito que podríamos llamar al consumo es donde compiten las financieras y hoy en día son, en números muy gruesos, una tercera parte del total. Igual el peso más grande en ese segmento lo tiene el BROU, con casi un 50% del crédito al consumo aproximadamente.

RA: ¿Y cómo se está dando la dinámica de crecimiento a nivel del crédito a las personas? ¿Crece tanto como el crédito corporativo?

TS: También se aceleró con respecto a 2020, pero hay bastantes diferencias por segmentos del mercado.

Para comentar los números me voy a pasar a variaciones en pesos y/o en términos reales, porque el crédito a las personas está absolutamente desdolarizado y si medimos las variaciones en dólares los números se ensucian por la variación del tipo de cambio. Si miramos el total de crédito a las familias, el aumento en los 12 meses a setiembre es del orden de 9% en pesos corrientes, lo que equivale a 1% en términos reales. A nivel agregado la aceleración es muy ligera: un año atrás venía estable en términos reales y ahora crece 1%.

Ahora, si lo abrimos por segmentos empezamos a ver matices. En particular, en el crédito al consumo vimos un cambio relevante en los últimos seis meses. En marzo caía a razón de 2% real interanual y en setiembre está subiendo a razón de 2% real interanual. El principal aumento está en los bancos privados, cuya cartera es la que más se había resentido el año pasado y en los últimos doce meses creció más de 6% en términos reales. El BROU, en cambio, crece a razón de aproximadamente 1% real y las empresas financieras no bancarias miradas en su conjunto presentan un crecimiento en pesos nominales un poquito inferior a la inflación, con lo cual su cartera cerró setiembre 0,5% por debajo de setiembre 2020 cuando se la mide en términos reales.

RA:  ¿Qué pasa con el crédito hipotecario? ¿Y el crédito para la compra de autos?

TS:  En el crédito hipotecario los números agregados marcan más bien estabilidad en términos reales, pero eso esconde que el BHU está creciendo menos que la inflación, mientras que los bancos privados están aumentando su stock a razón de 15% interanual en pesos. El crédito automotor es otro lugar donde los bancos privados están creciendo mucho. En los últimos doce meses esa cartera había subido 11% en pesos, lo que equivale a 3% en términos reales. En años anteriores supo crecer mucho más intensamente, pero la dirección es claramente alcista.

RA:  Para terminar te consulto sobre la dolarización del crédito. Decías recién que el crédito a las personas está mayormente desdolarizado, pero ¿qué pasa con el crédito a empresas?

TS:  La dolarización sigue siendo muy alta, pero va en la dirección correcta. Hace 15 años estaba en 90% del total del crédito a empresas, hace 5 años en torno a 85% y en el último dato disponible estábamos en 77%. El crédito en pesos viene subiendo más que el crédito en dólares, pero claramente todavía queda un trecho por delante. A nuestro juicio, parte importante de la solución es que efectivamente Uruguay logre converger a tasas de inflación bajas y estables, que hagan que el sistema bancario pueda desarrollar más productos en pesos, sobre todo en pesos nominales y a plazos largos. Hoy el crédito en pesos muchas veces es percibido por las empresas como “caro” en relación a la alternativa en dólares y probablemente esa es una de las razones (aunque ciertamente no la única) por las cuales Uruguay tiene, en general, una baja penetración del crédito respecto al tamaño de la economía.

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