No se prevé una reactivación significativa de la producción industrial en 2020.
EMILIANO COTELO (EC): El Instituto Nacional de Estadística comunicó el martes que la actividad industrial subió 3,8 % en diciembre de 2019 respecto a igual mes de un año atrás, pero que igual el sector acumuló una baja de 1,5 % en el promedio del año. En tanto, las horas trabajadas en la industria tuvieron un nuevo descenso en el mes, esta vez de 1 % en la comparación interanual.
¿Cómo se deben interpretar estos datos? ¿Qué tan sostenible es esta recuperación más reciente? ¿Cuáles son las perspectivas para la industria de cara al 2020? Lo conversamos en los próximos minutos con Luciano Magnífico, economista de Exante.
FELIPE LLAMBÍAS (FL): Luciano, ¿qué análisis hacen ustedes de las cifras que publicó el INE? ¿A qué se debió esta suba de la industria en diciembre?
LUCIANO MAGNÍFICO (LM): El dato fue positivo, en la medida en que una suba interanual de casi 4 % contrasta con lo que venía siendo la dinámica de la industria manufacturera en el último tiempo.
Recordemos que se trata de un sector que cayó en forma sostenida en 2018 y también en la primera parte de 2019 y que, aunque el tercer trimestre había sido transitoriamente bueno por el impulso de que tuvo la industria frigorífica, ya los datos de octubre y noviembre habían vuelto a ser negativos: en octubre la industria cayó casi 8 % y en noviembre otro 2 %. Así que haber visto esta suba en diciembre es por supuesto una buena noticia, pero no hay que perder de vista tampoco que incluso con ese aumento en diciembre (y con lo que había sido el repunte del tercer trimestre), la industria igual acumuló una baja de 1,5 % durante el año pasado. De hecho, nuestra estimación del “núcleo” industrial que armamos en Exante tuvo una caída un poco más intensa, de 2,5 % durante el año pasado.
FL: ¿Podemos detenernos en este último punto? Y quizás también sea bueno explicar a qué te estás refiriendo concretamente al hablar de “núcleo” industrial.
LM: Sí. Cuando hablamos del “núcleo” de la producción industrial lo que estamos haciendo es quitar a la refinería de ANCAP y a las ramas de producción de celulosa y producción de alimentos diversos, porque son ramas cuya operativa se mueve con lo que sucede con unas pocas empresas. Lo hacemos porque eso puede distorsionar la lectura de las cifras más generales.
En los últimos meses no hubo gran divergencia entre el comportamiento de uno y otro indicador, pero 2017 y 2018 sí habían estado muy afectados sobre todo por lo que fue la parada de mantenimiento de la refinería de ANCAP. De ahí que para hacer comparaciones un poco más largas también nos parezca más adecuado seguir este indicador. Dicho esto y aunque el último dato fue positivo, lo cierto es que en términos tendenciales el “núcleo” industrial está operando en niveles de actividad que son francamente bajos. Para dar una idea de magnitud, son niveles muy parecidos a los que teníamos en 2010.
FL: Está claro. Ahora, ¿cuáles son las claves detrás de ese desempeño más reciente? Si te parece com:encemos primero con los destaques positivos del dato de diciembre.
LM: Si nos centramos en las ramas de mayor peso relativo y como ya adelantaba, en diciembre vimos subas interanuales fuertes en algunos rubros exportadores como la industria frigorífica (que subió 18 % interanual) y la industria pesquera (que aumentó casi 50 %), aunque también tuvimos subas en algunas ramas más bien volcadas al mercado interno como “bebidas sin alcohol” (que creció un 10 % frente a un año atrás) o en algunas destinadas al mercado regional o que compiten aquí con importados, como “productos farmacéuticos” o “productos plásticos” (que aumentaron entre un 10 % y 13 % interanual).
En general también vimos en diciembre un buen desempeño en ramas proveedoras de la construcción, como la de “fabricación de cemento, cal y yeso” y la industria de “hierro, acero y metales no ferrosos”, donde la actividad tuvo un aumento de 8 % y 30 % en cada caso respecto a un año atrás.
Ahora, la verdad es que los datos tienen bastante volatilidad mes a mes y que algunos de estos sectores que tuvieron un buen desempeño en diciembre en realidad en el promedio anual no alcanzan a tener cifras positivas o que sí las tienen, pero en magnitudes mucho más acotadas. Uno de los casos más notorios es el de la industria frigorífica, donde en varios momentos del año hubo una incidencia negativa muy clara de los menores niveles de faena (en una coyuntura de relativa escasez de ganado y de precios muy elevados). Ese sector terminó promediando una suba anual de 3 % en el año, pero con oscilaciones muy marcadas en su desempeño mensual.
FL: En términos más generales y más allá del caso particular de la industria frigorífica que tú detallabas, ¿cómo se comportaron los otros rubros “grandes” a lo largo del año?
LM: La verdad es que está habiendo mucha heterogeneidad sectorial. Nosotros también calculamos en Exante un índice de difusión que lo que mide es el porcentaje de ramas relevadas por el INE que está creciendo en la medición interanual. Ese indicador subió a 50 % en diciembre, pero en tendencia se mantiene en torno a un 45 %, lo que quiere decir que más de la mitad de las ramas está con caídas en sus niveles de actividad con relación a un año atrás.
En la mirada anual y dentro de los rubros más grandes, se destacan negativamente la industria láctea, la producción de plásticos y los molinos arroceros que cayeron entre 3 % y 4 %,
las imprentas (que bajaron un 1 %), la vestimenta (que viene cayendo ininterrumpidamente y en 2019 promedió una baja de 21 %), la elaboración de productos de panadería (con una baja de 5 %) y finalmente las curtiembres (que redujeron su actividad más de un 30 % el año pasado, en una situación de escasez de materia primera y dificultades importantes para exportar el año pasado).
Por supuesto hay excepciones y de hecho algunas ramas cerraron el año con un aumento en su nivel de producción, como es el caso de la industria pesquera (que creció 15 % frente a 2018), la fabricación de papel (que subió 8 %) o las “cervecerías y malterías” y “bebidas no alcohólicas” (que subieron 1 % en cada caso).
FL: ¿Y qué están marcando las cifras a nivel del empleo en el sector? ¿Seguimos viendo descensos?
LM: Sí. En diciembre puntualmente el índice de horas trabajadas en el sector tuvo una caída de 1 % en la comparación interanual, que es una baja más moderada que la que venían mostrando las mediciones anteriores pero que igual suponen una caída acumulada de casi 5 % en el promedio de 2019. Por lo tanto, incluso con esa señal mensual más positiva que hubo en diciembre en términos de actividad industrial, el último dato volvió a confirmar un descenso en las horas trabajadas del sector, tendencia que venimos viendo en forma muy sostenida desde 2011 a esta parte. En este caso hay que remontarse hasta 2003 para ver niveles tan bajos como éstos en la industria.
Definitivamente éste es un sector en donde sistemáticamente estamos viendo una disminución del empleo. Lo muestran también los datos mensuales de la Encuesta Continua de Hogares: la industria es uno de los grandes sectores de actividad que mas recortó el empleo en los últimos años.
Sin dudas pueden estar jugando factores de corte más bien estructural que alienten una reducción del empleo en la industria (típicamente la introducción de tecnología ahorradora de mano de obra), pero está claro que también inciden muchísimo los problemas de competitividad que mantiene Uruguay (con algunos sectores enfrentando fuertes presiones de costos en dólares).
FL: Entonces, ¿cómo quedan las perspectivas para el sector manufacturero en los próximos meses?
LM: Nosotros en Exante no vemos espacio para que pueda darse una reactivación significativa de la producción industrial este año y más bien esperamos un desempeño bastante pobre para la industria en general.
Nuestra proyección puntual es de un crecimiento muy próximo a cero para el conjunto del sector en 2020, pero obviamente es un pronóstico que esconde mucha disparidad al interior del sector. Hay algunas ramas en donde seguramente habrá un impacto positivo derivado de las obras de construcción de UPM y su infraestructura conexa. Pero dejando de lado esas ramas, la verdad es que vemos un panorama más bien negativo, contemplando las restricciones de oferta que hay en algunos sectores clave y también el contexto adverso en materia de competitividad para las ramas de mayor inserción regional o que compiten con importados. En ese marco, además, difícilmente veamos espacio para una recuperación en los niveles de empleo del sector.
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Foto: Ricardo Antúnez / AdhocFotos