La histórica visita de Barack Obama a Cuba que finaliza hoy fue seguida con desconfianza por muchos estadounidenses que entienden que el mandatario legitimó al gobierno comunista cuando todavía no se produjo una normalización total de las relaciones. El colaborador de En Perspectiva en Washington, Nicolás Albertoni, aseguró que a pesar de las críticas internas, Obama logró "incomodar" al gobierno de Raúl Castro en materia de derechos humanos, y enviar mensajes a los cubanos instándolos a resolver su destino de forma independiente al régimen comunista.
EN PERSPECTIVA
Martes 22.03.2016, hora 10.15
EMILIANO COTELO (EC) —El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, mantuvo ayer su tercera reunión con su par cubano, Raúl Castro, desde que se anunció el deshielo de las relaciones entre los dos países, en diciembre del año 2014. Esta vez el encuentro fue en suelo cubano en el segundo día de esta histórica visita del mandatario estadounidense a la isla.
Luego de esa reunión Obama y castro ofrecieron una conferencia de prensa conjunta. En ese encuentro con los periodistas Obama, entre otras cosas, se comprometió a seguir adelante con la reconstrucción del vínculo bilateral pese a embargo, que permanece vigente, y a las diferencias que tiene con Castro en torno al respeto por los derechos humanos.
“El embargo va a terminar. ¿Cuándo? No puedo estar seguro, pero creo que va a terminar. El camino que estamos recorriendo ahora va a seguir más allá de mi administración. La razón es lógica: lo que hicimos por 50 años no sirvió a nuestros intereses ni a los del pueblo cubano y, como dije cuando anuncié la normalización de las relaciones, si tú haces algo una y otra vez durante 50 años y no funciona, es razonable probar con algo nuevo”, dijo Obama.
Esta mañana Obama ofrece un discurso destinado al pueblo cubano que será transmitido en directo por la televisión. Luego está previsto que asista a un partido de beisbol. Estas son las actividades con las que va a cerrar su visita a La Habana, desde donde partirá a Argentina en horas de la tarde.
Estamos siguiendo estos hechos. Ayer teníamos las primeras reacciones adentro de Cuba en el análisis del periodista Fernando Ravsberg. Hoy vamos a observarlo desde Estados Unidos. Para eso el contacto es con Nicolás Albertoni, ubicado en Washington.
NICOLÁS BATALLA (NB) —Por supuesto que desde América Latina estamos muy pendientes de lo que está ocurriendo en Cuba a estas horas. ¿Con qué atención se está siguiendo esta visita desde Estados Unidos?
NICOLÁS ALBERTONI (NA) —Muchísima, creo que es la noticia de estos días. Estados Unidos en general vuelve a poner foco y a dedicar las tapas de los diarios a América Latina una región que hacía años que estaba silenciada en su relación con la relación con la Casa Blanca. Entonces, sí, es como sorpresivo, es un hecho histórico en Estados Unidos también se vive así. A veces se puede pensar que en Estados Unidos, con tantos frentes de batalla -hasta literalmente-, este es un tema más, pero no lo ha sido. Que un presidente pise la isla después de casi 90 años es un dato interesante y Estados Unidos lo está viviendo así.
Y lo de ayer de la conferencia de prensa… Todo el mundo decía que era para alquilar balcones.
NB —¿Cómo se siguió esa conferencia?
NA —Primero hay que decir que ya se conoce esa técnica de Obama, que es un tanto picaresca. Les cuento un poco el detrás de telones: no es la primera vez que Obama hace esto cuando se enfrenta a este tipo de líderes, con una reputación democrática bastante mala, por decirlo lo más prolijamente, por no llamarlos dictadores. Ya lo hizo con Xi Jinping en 2014 y lo hizo también en Etiopía el año pasado con el primer ministro [Haile Mariam] Dessalegn. Lo que hace básicamente es: “Bueno, mire, yo estoy acostumbrado a enfrentar a los periodistas en mi país, es un hecho que sucede en la Casa Blanca casi diariamente, le pido que usted me acompañe”. Esa es como la lógica protocolar que se hace desde la Casa Blanca con el pedido a quien está recibiendo al presidente. Lo hizo con Xi y ayer lo que sucedió con Castro fue concretamente que, al enfrentarse a los periodistas… Si ustedes ven cómo se coordina esa conferencia, el mandatario dice a quién quiere escuchar, tiene una lista de periodistas que se anotaron para hacer preguntas y él decide; Castro hace lo mismo, él decide a quién quiere contestar. Lo picaresco de esto es que el periodista que le preguntó a Obama aprovechó su turno para hacerle preguntas a Castro; Obama se hizo un poco el desentendido, porque era el momento en el que le preguntaban a él. Fue el periodista Jim Acosta, de la cadena CNN, que es un cubano estadounidense, de padres cubanos, el que le hizo esa pregunta que lo dejó un poco descolocado a Castro, que se hacía el que no escuchaba sus auriculares. La pregunta era concretamente: por qué usted tiene presos políticos.
EC —Sí, fue una situación muy particular porque el periodista de CNN planteó una cantidad de preguntas, a mí me impresionó eso, tenía para los dos y después agregó un poco más. Le tocó contestar primero a Obama, que hizo una respuesta larguísima a su vez. Luego correspondía que Castro respondiera su parte de las preguntas que había hecho el periodista y casi que podía hasta entenderse que Castro se hubiera olvidado, porque había pasado tanto tiempo… Pero había una pregunta incómoda de por medio: por qué hay presos políticos en Cuba.
NB —De todos modos, vos sostenés que Castro quedó un poco sorprendido, obviamente era una pregunta incómoda para él, pero también parece que la devolución que hace Castro lo deja un poco descolocado al propio periodista con ese pedido de que le entregara la lista de presos políticos. Esa lista apareció en internet rápidamente, pero no la tenía el periodista.
NA —Sí, además que aclaremos que los Castro, después de casi medio siglo en el poder, tienen a estas como preguntas potenciales con sus respuestas potenciales. Yo creo que si existiera la lista y la empezara a nombrar, como a veces pasa -salvando las distancias- en el caso de Venezuela, la respuesta sería: “No, en realidad lo que sucede es que esa persona tuvo un desacato o tuvo…”. Es decir, es difícil que lo vaya a conectar con temas políticos concretamente.
Pero salió la lista de organismos internacionales, 47 es el número de personas que las madres de esos detenidos y los organismos internaciones confirman que pueden estar presas por razones políticas.
A los efectos del análisis creo que se juntan tres cosas fascinantes: la política, la diplomacia y el periodismo, en los tres hechos concretos. También esa complicidad de Obama, sana también, porque pasó a ser como un interlocutor y decir: Bueno, esto tiene que ser normal, que la gente le pueda preguntar, si es que realmente quiere cambiar sepa contestar estas preguntas. Obama también haciendo ese guiño de decir: Yo ya contesté mi parte, ahora te toca a ti, y él como que no se sacaba los auriculares… También por un poco de inexperiencia en esto, aclaremos, es gente que no se ha enfrentado a la prensa de esta forma, pero fue una delicia para el análisis de lo que pasó ayer.
NB —Claro, el contraste fue tan grande que por un lado tenías a Obama llamando por su nombre a los periodistas, presentándolos, conociéndolos, y por el otro lado Castro… por ejemplo, hubo una pregunta en español que pidió que se la repitieran. Así de contrastante era la situación.
NA —Sí, totalmente. Fue muy chocante también verlo a él descolocado cuando dice: Bueno, yo no sé qué preguntó pero dijo presos humanos. Ese es el primer planteo que hace, seguramente por haber hecho una traducción directa de la pregunta, y en seguida saca esa respuesta que tenía bajo la manga de: Muéstreme la lista.
Pero también la relación con los periodistas de lo que acá se llama “el buró” de Obama -los que viajan con el presidente y están en la Casa Blanca-… se conocen mucho, más ahora en el segundo período. Déjenme contarles que cuando pasó esto con Xi, que no se lo puede buscar en Google, Xi directamente decidió no contestar. De hecho se da lo mismo: Obama contesta su pregunta y se saca los auriculares cuando le toca responder a Xi. Hay una imagen sorprendente en la que Obama sonríe mirando al periodista del New York Times [que había formulado la pregunta a Xi], como diciendo: “Viste, no te contestó pero sigamos, hacete el desentendido”. El periodista del New York Times le había preguntado por qué echó a un colega de China como si fuera un terrorista. Era una oportunidad única para que el periodista hiciera esa pregunta.
En fin, Obama en este tipo de acercamiento que está teniendo, este tipo de diplomacia, genera estos momentos que si hay que recibir a un presidente de Estados Unidos también hay que acatar que está acostumbrado a hablarle a la prensa. Por estar en un lugar en el que no se está acostumbrado a eso no tendría por qué eliminar una costumbre. Fue realmente muy interesante el hecho concreto que se dio.
EC —Obama ayer se propuso, y quizás consiguió, una serie de objetivos. Aquí estábamos deteniéndonos en uno de ellos: colocar en una posición incomoda a Castro, pero hubo en esa conferencia de prensa conjunta otras lecturas, hubo otros mensajes y otros capítulos. Pienso, por ejemplo, en la aclaración que Obama hizo en cuanto a que son los cubanos los que tienen que resolver su destino y no es Estados Unidos el que va a venir a mandar u ordenar. Pero al mismo tiempo destacó, insistió, en que Estados Unidos va a seguir planteando en las reuniones bilaterales lo que piensa y entiende que debería ocurrir en materia de derechos humanos, libertades, etcétera. O sea, dejando claro uno de los objetivos que tiene para su país este restablecimiento de las relaciones.
Había otra línea de mensajes que estaba orientada al público estadounidense, por lo menos a una parte, que le había cuestionado el hecho de que él viajara a Cuba cuando todavía, justamente, ese proceso de discusión de las diferencias no había producido resultados. Como que de algún modo le cuestionaban que su presencia en la habana era una legitimación para alguien como Castro y un régimen no democrático. ¿Cómo viste esta última parte?
NA —De hecho en el momento en el que estaba bajando del Air Force One Obama salió un tuit de Donald Trump diciendo que lo que estaba pasando en este momento era patético, porque Raúl Castro recibe al papa, por ejemplo, y no se digna a recibir al presidente estadounidense. O sea que tuvo inmediatos efectos, aquí en Estados Unidos hasta domésticas también. Ted Cruz decía que lo que estaba pasando era como un evento patético.
Se está viviendo como ese descreimiento, pero Obama está convencido. Recordemos que un presidente de Estados Unidos con todo ese séquito de asesores, con cómo se analizan las cosas acá, es imposible que pise la isla si no tiene argumentos por demás para defender lo que está sucediendo, que creo que Obama ya los ha presentado. Haber puesto a castro contra las cuerdas en la conferencia de prensa, que es una de las primeras veces que Castro tiene que salir a contestar este tipo de cosas. Haber confirmado que Google, por un partner que ya está hecho, va a ampliar la red de wi-fi ara que sea 70 veces más rápida de lo que es ahora en lugares concretos de La Habana. Son cosas muy grandes. Y Obama se ha defendido con algo, también detrás del telón, diciendo: fíjense si en Medio Oriente no hubiera existido esto que yo trabajo como la diplomacia de la sociedad civil, si siguiéramos dándole la espalda a esos gobiernos autoritarios, con otras características, es difícil compararlo directamente con lo de cuba, si fue la sociedad la que cambió, la que realmente pudo cambiar esas cosas, empezando en Túnez en 2010. Entonces, por qué ahora también, sabiendo y habiendo tenido esa experiencia, no empoderamos a esa sociedad civil.
Cuando Obama dice que es el pueblo cubano el que debe decidir, ya también hay un mensaje subliminal: es realmente el pueblo cubano como un todo, no es solamente la familia Castro. Esos son titulares que cuando uno ve el mensaje subliminal es que elija, ayer estaba también la hija del [hermano de Raúl y Fidel que ha] fallecido, que se dice que si no hubiera muerto podía ser un candidato en caso de existir alguna vez democracia en la isla, Osvaldo Payá. La hija hablaba de eso, cuando se entrevista con Obama y va a hablar con disidentes, de decir: realmente yo confirmo que Estados Unidos defiende que es el pueblo cubano el que tiene que decidir. Entonces está jugando con esa frase y tarde o temprano va a ganar al pueblo: son ustedes, el pueblo, y no los Castro los que tienen que decidir. Hubo muchos meta-mensajes que yo creo que obviamente no se verán en el corto plazo. Obama está viajando porque sabe que no van a haber muchos más hechos en relación a cuba antes de que termine su mandato. Ya se ha confirmado desde ambos lados de la cámara y también el Poder Ejecutivo es consciente de eso. Pero bueno, está pasándole la posta a una presidenta, esperemos -o quizás un presidente, que sería otro caso, otro análisis totalmente diferente-, que yo no dudo que profundizaría estos caminos.
NB —Saliendo un poco de lo político y entrando ya en lo económico. Desde Cuba ha quedado claro que hay interés en comerciar con Estados Unidos. ¿Estados Unidos tiene también ese interés económico y comercial o su interés se limita más a lo que estabas planteando?
NA —Sí, existe. No en vano de los primeros viajes que se dan a la isla desde Estados Unidos cuando se habilitan los viajes, que fue una de las primeras mini destrabas que se han dado en estos meses, fue justamente el de un grupo de la cámara de comercio de Estados Unidos, concretamente del sector agrícola. Cuba es un país de 11 millones de habitantes e importa el 80 % de sus alimentos, es algo que desde Estados Unidos se ve con buenos ojos. Obviamente en términos de números no sería una locura para Estados Unidos, pero sería muy interesante hoy, con un comercio que supera los US$ 150 millones, esto podría crecer a US$ 450 millones según los estudios de proyecciones que se han hecho, si realmente hay un desbloqueo en la parte comercial.
Lo que sucede hoy, y es básicamente lo más importante a tener en cuenta, en el bloque comercial es que si bien se puede exportar a la isla no se puede exportar en condiciones normales. La principal barrera de exportación es la prohibición que existe en el Congreso de proporcionarle un crédito a la isla. Esto quiere decir que se tiene que pagar una vez que llega, no se puede generar un crédito antes para comprar a diferentes escalas o hacer otro tipo de compras que surgen. En las exportaciones de cualquier país con otro se cede crédito al importador para que se pueda comprar en mejores condiciones. Acá no, es como ir a un kiosco a comprarlo, obviamente que la capacidad de compra va a ser diferente.
Entonces, lo que dice Estados Unidos, particularmente lo que se ha llamado la coalición agrícola, es: nosotros estamos en desventaja en comparación con otros países, que tienen un comercio fluido con la isla, podríamos ser mucho más prósperos exportando hacia la isla si se destraban esas barreras comerciales existentes. Pero esto ya está en otro plano, quería terminar con el bloqueo, que es una discusión que hoy incluso divide a los republicanos. Los republicanos no están necesariamente en contra del bloqueo, hay muchos que se han mostrado a favor, hay proyectos de ley en este sentido presentados por los republicanos. Sin embargo, nada dice que se vaya a tratar incluso en este año 2016, estamos en plena época de elecciones y el Partido Republicano tiene otros frentes internos antes de hablar de estos temas.
EC —Por último, en cuanto al día de hoy, a estas horas finales de Obama en Cuba, ¿hay alguna expectativa especial?
NA —Se ha visto de muy mala forma el hecho de que Obama participe de un show deportivo, de un partido de beisbol que se va a hacer en La Habana, con el presidente Castro. Se ha visto como un show un poco marketinero ante un pueblo que está realmente pidiendo libertades.
El contra-análisis es: bueno, señores, si estamos realmente dispuestos al diálogo vamos a tener que asumir muchos riesgos en esto y vernos a veces volcados a estas cosas, a que de alguna forma los Castro quieren hacer como que esta fuera una visita normal, a un país no digo democrático pero sí como una visita común y corriente, entonces hay una actividad deportiva, otra histórica, otra cultural, etcétera. Desde acá se considera que hay límites que Obama debería imponer. Participar en este partido, para el cual según se dice se ha repartido entradas dentro del Partido para gente muy concreta, que una de las cosas del protocolo es pedir que cuando el presidente Obama se exprese nunca se lo aplauda… Es decir, ese tipo de casos son las que acá, en Estados Unidos, se ven mal, porque en realidad no se está acostumbrado a nada de eso, a que nadie diga cuándo no aplaudir o quién va a entrar o no a un espectáculo.
Eso que vamos a ver hoy yo creo que va a acaparar alguna tapa que otra: el presidente Obama en un partido de beisbol con Raúl Castro. Pero son esos riesgos que va a tener que asumir Estados Unidos si quiere seguir con la lógica de Obama, que es esto de second best: ya que no avanzamos por un camino, hagámoslo por otro, que va a ser más largo y complejo, pero lo importante es que va a ser más sólido. Es decir: nos podrá costar más, pero económica y diplomáticamente nos va a costar menos porque no tenía ningún sentido seguir peleando de frente contra un gobierno que ya no estaba dando señales de nada. Por lo menos acerquémonos y obliguémoslo a que promueva más libertades a un pueblo que hoy no las tiene.
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Transcripción: Andrea Martínez
Foto en Home: El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su par cubano, Raúl Castro, asisten a un partido de Baseball en La Habana, el martes 22 de marzo de 2016. Crédito: Nicholas Kamm/AFP Photo