En Primera Fila: Cincuenta años de La Naranja Mecánica de Stanley Kubrick
La película se transformó en un objeto de culto que, cincuenta años más tarde, mantiene intactos su enorme atractivo e influencia
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Foto: Stanley Kubrick y Malcolm McDowell en La Naranja Mecánica (1971). Crédito: IMDb.
1 Comentario
Admiración por Kubrick tengo y tengo sin vacilar, sin llegar a la devoción de Alvariza, pues hay otros autores que en sitio más alto tengo de mi personal pedestal de sensibilidad cinematográfica, por aquello de, sobre gustos…
Recuerdo haberme haberme deslumbrado con «2001» y al poco tiempo parecerme sólo un entretenimiento algo pretencioso, después de ver «Solaris».
Pero no es sobre gustos que digo y decir de gustos no es poco decir, sino que digo convencido que «La naranja mecánica» es -a mi gusto- una obra maestra ¿por qué lo digo?
Porqué pinta en refinado lenguaje crudo de notable y honda estética, la esencia de la individual naturaleza humana, esa que se puede con esmero disfrazar y retorna pronto y desnuda para reclamarnos en público, el siempre fallido intento de traicionarla.
La anécdota de aquel muchacho deleznable y cruel contrastado con el no mejor y también aberrante intento de domesticarlo para tornarlo cosa aceptable a los ojos moralizantes, con métodos inmorales.
El filme cae como un hacha en un pastel y desparrama sin compasión, la podredumbre de la torta.
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PD:
El «cover» de la película me resultó muy superior al «original» del libro, algo así como mejor Cocker que Beatles en «con una pequeña ayuda…»